“Ahora tenemos un plan, [...] ya es hora de que aceleremos el paso”. La nueva Comisión Von der Leyen 2.0 tiene ya todo listo para arrancar en esta nueva legislatura, que se presenta turbulenta y decisiva para el futuro de la Unión Europea. La dirigente germana, tal y como prometió que haría en sus primeros 100 días, ha presentado esta semana su “brújula de la competitividad”, o lo que es lo mismo, una ley ‘ómnibus’ para que el bloque se convierta en una potencia económica, destino de inversiones y centro manufacturero para competir de ‘tú a tú’ con EEUU y China.
En su presentación, la dirigente germana viene a decir que la UE debe estar más unida, ser más rápida y eficaz. Para Von der Leyen, la estructura industrial de Europa “se ha vuelto demasiado estática” y su modelo de negocio se ha basado en las últimas décadas en ‘comprar’ mano de obra barata de China, adquirir energía de bajo coste y subcontratar la seguridad y la Defensa.
Por eso, esta primera ley ‘ómnibús’ europea, que será presentada con detalle el próximo 26 de febrero, contempla medidas para reducir la brecha en innovación, avanzar en el camino de la descarbonización y, sobre todo, simplificar los trámites administrativos reduciendo las exigencias a las empresas. En resumen, todo más rápido y más fácil.
Dinero para innovar y crecer
Muchas de las ideas han sido recogidas de los informes que encargó la dirigente a Mario Draghi y Enrico Letta. El ex primer ministro italiano y expresidente del BCE estimó que para competir contra los dos gigantes era necesaria una inversión de entre 750.000 y 800.000 millones de euros adicionales. No está del todo claro de dónde sacó esa cifra, pero lo que vino a decir en su informe es que sin dinero no se puede reducir una brecha de productividad del 20% con EEUU, que se agranda en sectores estratégicos como el tecnológico.
Von der Leyen no ha querido entrar en profundidad en la financiación de estos fondos, pero sí ha hablado de la puesta en marcha de una Unión de Inversiones y Ahorros que frene la fuga de capital riesgo al extranjero, así como de una reorientación del siguiente presupuesto (el previsto para 2025-2028) para financiar las “tecnologías con potencial” y agilizar el acceso a los fondos europeos. En esta línea, impulsará también un Fondo Europeo de Competitividad específico para canalizar las inversiones en sectores como la IA, la tecnología cuántica, biotecnología, robótica y tecnologías espaciales.
El futuro de las inversiones, según afirma Von der Leyen, también pasará por la española Nadia Calviño, presidenta del BEI (Banco Europeo de Inversiones), que deberá jugar un papel importante para atraer “inversión privada” que cubra el déficit de inversión pública en sectores prioritarios como el del automóvil.
‘Europa primero’ y todo más fácil
Frente al ‘America First’ de Trump, Von der Leyen contesta con el “Europa First”, que priorizará a las empresas europeas en la contratación pública en sectores críticos. Lo cierto es que gran parte de las medidas que se implementarán en esta legislatura buscarán hacer la vida más fácil para que estas compañías puedan desarrollar sus modelos. Una de las primeras medidas afectará a la Directiva de Informes de Sostenibilidad Corporativa, que exige a las empresas constantes informes ambientales, sociales y de gobernanza. No se eliminará, pero sí se pospondrá o se modificará.
En definitiva, la Comisión pretende simplificar la carga administrativa para las empresas en un 25% y al menos un 35% para las pymes y así agilizar sus operaciones. Von der Leyen ha anunciado también planes de acción específicos que establecerán reglamentos comunes, “en lugar de tener que lidiar con diferentes legislaciones nacionales en toda la UE”.
Pero esto no quedará solo aquí. Son cada vez más los gobiernos, los lobbies y europarlamentarios que ejercen presión para seguir reduciendo la burocracia excesiva que, a su juicio, lastra la competitividad. De hecho, la patronal europea Bussiness Europea reflejó en un informe 68 ejemplos concretos de cargas regulatorias y propuestas de ámbitos en los que se pueden simplificar y reducir.
Es posible que vengan flotas de leyes ’ómnibus’ en un futuro que flexibilicen otras regulaciones, principalmente las que afecten a las exigencias medioambientales, lo que también ha generado cierta preocupación en los ecologistas. En todo caso, Von der Leyen, sin mencionar directamente a Pekín o a Washington, habla de implantar un nuevo modelo europeo del que se necesita unidad y voluntad política: “El mundo no nos está esperando”.