El youtuber Jordi Wild ha vuelto con la tercera edición de su inconfundible evento de lucha. Acompañado en la retransmisión del streamer ElXokas y el periodista especialista en MMA Gonzalo Campos, el creador de contenido volvió a superarse en lo que a innovación en el mundo de los deportes de contacto se refiere. En esta ocasión, un total de 12.000 espectadores llenaron el Palau de Badalona este viernes. Una vez más, no estuvo exento de polémicas y discusiones en redes sociales.
El evento arrancó con dos expertos de las artes marciales mixtas. Andriy Zinyuk, competidor de Muay Thai, partía como favorito y no decepcionó, llevándose el combate por K.O técnico. Su rival, Giani Sandu, defendiendo la modalidad de Capoeira, plantó cara, pero acabó siendo frenado por el árbitro, que decretó la victoria del hispano-ucraniano.
A este combate, de corte clásico, siguió una de las apuestas de Jordi Wild desde la creación de su proyecto. Se enfrentaron cuatro luchadores en un llamativo dos contra dos. Zdravko Tarnadzhiev y Aitor Gaspar formaron la dupla ganadora, imponiéndose a Sadiel Infante y Fabiano Lucio Matos. Pero lo que el público no conocía es que los ganadores se enfrentarían luego entre ellos. Gaspar y Tarnadzhiev rememoraron un combate del primer Dogfight. El resultado fue parecido a lo que ocurrió la primera vez: victoria rápida de Tarnadzhiev.
Volvió a haber un combate sin reglas, donde las dos luchadoras dejaron una amistosa imagen al terminar en forma de saludo de Dragon Ball. También hubo uno masculino, en el que Abner Lloveras logró vencer a Felipe Da Silva, y coronarse como el mejor luchador de la velada para muchos de los expertos. El llamado “Skullman” terminó con su rival con un mataleón y sigue agrandando su figura.
Las novedades y sorpresas
Una pelea dentro de un coche. Una locura, tal y como suena. Dos luchadores dentro de un descapotable, atados por un cinturón hasta que el árbitro señala el inicio y la emprenden a golpes. Esta fue una de las novedades, en la que se impuso Alberto Romero en un formato de semifinal y final. Pero lo cierto es que las críticas no han sido demasiado amable con esta idea, considerándolo muy alejado del deporte y cercano al show.
Algo similar ha sucedido con el Royal Rumble. 10 peleadores luchaban por permanecer dentro de la zona de lucha, mientras intentaban forzar sus contrincantes a cruzar las líneas que la delimitaban. El poco espacio y la facilidad para expulsar a un rival con un empujón, junto a los problemas entre normas y árbitros que obligaron a reiniciarlo, no permitió el éxito que podría haber sido. Finalmente, hubo un combate medieval. Un espectáculo con armaduras y espadas que no convenció por su falta de ritmo o la extrañeza de ver a dos luchadores medievales dentro de un ring.
La polémica
Como en las anteriores ediciones, no podía faltar el monólogo de David Suárez. El controvertido humorista se ha convertido en una parte fundamental del evento de Jordi Wild. Sus chistes sobre cualquier temática siempre causan tensiones en redes sociales. No obstante, en esta ocasión la polémica principal llegó durante su monólogo, pero desde las gradas. Comenzó a escucharse el cántico unísono: “Pedro Sánchez, hijo de puta”. El evento impulsado por el exitoso podcaster siempre da mucho de que hablar.