Sobrevivir a un accidente de avión es una hazaña que no muchos experimentan, pero en este caso los protagonistas no son personas, sino dos perros, Whiskey y Pluto. Además de sobrevivir, encontraron a dos familias que les dieron una nueva oportunidad y los cuidaron tras el accidente.
En noviembre del año pasado, un pequeño avión que transportaba animales rescatados se estrelló en los bosques nevados de las montañas Catskill, Nueva York. El piloto, Seuk Kim, de 49 años, falleció en el impacto mientras realizaba una misión humanitaria para trasladar perros de refugios saturados a nuevas oportunidades de adopción.
Por desgracia, de los tres perros que transportaba en este viaje, uno de ellos falleció con Kim, pero los otros dos pudieron ser rescatados de los escombros en estado grave, pero con vida.
Nueva vida tras la tragedia
En el momento del accidente, el labrador blanco Whiskey era tan solo un cachorro y en cuanto comprobaron que seguía con vida, lo trasladaron al hospital veterinario en Middleton, Connecticut, para recibir atención médica urgente. El otro sobreviviente, Pluto, un yorkshire terrier mestizo de 18 meses, sufrió solo heridas leves.
Las autoridades locales, que inicialmente asumieron lo peor, expresaron alivio al encontrar a los dos perros con vida, publicando sus fotografías en redes sociales para celebrar el rescate.
Maggie Jackman Pryor, directora del Refugio de Animales del Valle de Schoharie, compartió al medio italiano La Stampa cómo esta trágica pero inspiradora historia ha significado un cambio positivo para otros animales necesitados.
“Es increíble cuántas personas se interesaron por adoptar a los sobrevivientes, pero también les recordé que hay muchos perros excepcionales esperando un hogar en refugios locales,” relató Pryor.
Así fue que no tardaron en encontrar familias de acogida para los dos cachorros, que se hicieron cargo de las operaciones que necesitaban para salir adelante hasta que estuvieron recuperados del todo.
En el caso de Whiskey, a pesar de sus múltiples operaciones, ha vuelto a correr y a jugar, y la familia que lo acogió le acabó abriendo su corazón y lo adoptaron oficialmente.
El legado del salvamento canino
Kim, oriundo de Springfield, Virginia, dedicó años de su vida a una labor altruista que buscaba aliviar el sufrimiento de animales en condiciones críticas.
Como piloto voluntario de la organización Pilots N Paws, utilizaba su habilidad como aviador para trasladar perros desde refugios saturados, donde enfrentaban el riesgo de ser sacrificados, hacia lugares donde podían ser adoptados. Kim falleció, pero no su proyecto. Sus compañeros decidieron seguir adelante y crear una organización para ayudar a más animales necesitados.
Entre las iniciativas previstas se encuentran clínicas móviles de esterilización y centros de distribución de alimentos para mascotas, como el que Kim había iniciado con sus hijos.
El caso de Seuk Kim y los perros supervivientes destaca la importancia de los programas de adopción y los esfuerzos de rescate animal. Cada año, miles de mascotas enfrentan la incertidumbre en refugios superpoblados o zonas de desastre.
La tragedia de aquel vuelo dejó una huella imborrable, pero también encendió una chispa de esperanza. Porque, a pesar del dolor, la misión continúa: salvar, proteger y dar amor a quienes no tienen voz.