El “miedo” en Mercadona a coger una baja médica, según sus empleados: “Si te vas a la Seguridad Social estás fuera del modelo”

El tramadol es un analgésico opioide que se receta para calmar dolores intensos como el de la ciática o la artrosis, con un efecto aún mayor si se combina con otros medicamentos como el paracetamol. Es, también, un medicamento adictivo si su uso es prolongado, y entre sus efectos secundarios se incluyen graves problemas respiratorios cuando se empieza a tomar, o cuando se ha aumentado la dosis.

Álex (nombre ficticio) comenzó a tomar tramadol cuando el servicio médico de Mercadona le diagnosticó una tendinitis, según explica a Infobae España. En su caso, los efectos secundarios fueron diferentes: “Ganas de vomitar, mareo, náuseas, hasta dolores de cabeza”. Su estado era tal, que no duda en asegurar que “era peor el remedio que la enfermedad”. Además, si para este tipo de tendinopatías el reposo es una de las primeras recomendaciones, él siguió trabajando. “Te mandan lo más fuerte que hay para aliviarse. Eso sí, con tu horario de trabajo”.

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Los dolores persistieron, pero no le hicieron una ecografía hasta cinco meses después. El resultado de esa prueba es que su dolencia era más grave de lo que la empresa le había dicho y que, por no haberse tratado a tiempo, ya no tenía remedio. “El dolor ahora se me ha quedado crónico”, lamenta. Y añade que, cuando le comunicó el resultado de la prueba a su médico en la empresa, su primera pregunta fue: “¿Cómo te encuentras hoy para ir a trabajar?”. Fue entonces cuando Álex decidió ir a la Seguridad Social para pedir la baja, lo que no había hecho antes porque se trata de algo que, en sus palabras, está muy mal visto en Mercadona. “Te dicen que está prohibido”, asegura. “Tal cual”.

El caso de Álex es parecido al de Cruz (nombre ficticio). Tras tener un accidente en el trabajo con la maquinaria en su tienda, por el que tuvo que ir a urgencias tras quedarse sin respiración, su coordinadora la llamó. “Me dijo que me tomara una caja entera de ibuprofenos, que al día siguiente me quería trabajando ahí”. Cuenta que también le pidió “que no cogiera la baja en la Seguridad Social”. A cambio, le ofreció dos días de descanso gestionados a nivel interno.

El caso de trabajadores que, pese a tener problemas de salud, siguen estando de alta y trabajando para la empresa es frecuente. Infobae España ha entrevistado a 20 empleados y exempleados de la empresa, de diferentes cargos, comunidades autónomas y antigüedad en la cadena, y muchos de ellos han coincidido con la misma idea: “Si te vas a la Seguridad Social, estás fuera del Modelo de Mercadona”. Este diario se ha puesto en contacto con la compañía, pero esta ha declinado realizar declaraciones al respecto.

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Por Equipo Infobae España

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El Modelo de Calidad Total es la política de empresa que Mercadona implementa en sus trabajadores para tener una eficiencia máxima y potenciar sus ventas. Si tienes un problema de salud, nos cuentan los trabajadores, lo que está dentro del Modelo es hablar con el coordinador de la tienda, llamar al médico de empresa y, si resulta necesario, tomar unos días de descanso... nunca la baja.

Así, estas mismas fuentes explican que los bajos datos de absentismo laboral de Mercadona (menos de un 2% según las últimas cifras disponibles) no son ciertos, dado que la empresa presiona para que, en vez de pedir la baja, los empleados utilicen los “días de descanso”, hasta un máximo de cinco, que les puede conceder si se encuentran enfermos o tienen que cuidar de algún familiar. No obstante, también cuentan que gastar esos cinco días es algo que, de nuevo, queda “fuera del Modelo”.

“Tuve un caso de una gerente (empleada) a la que se le enfermó su madre. Le detectaron un cáncer y me llamó y me pidió los cinco días”, cuenta Míriam (nombre ficticio), una coordinadora de tienda. “Le dije: ‘Yo no tengo problema en darte los cinco días, pero estás fuera del Modelo”. Al final, Míriam recibió órdenes directas de despedir a esa empleada, algo a lo que se negó. “Si un gerente (empleado) se cogía los cinco días de permiso, tenías que mandar un correo a tu jefe con su nombre y apellidos. ¿Para qué era eso? Porque esos gerentes (empleados) no podían cobrar la prima, por ejemplo”. En otros casos, como este, afirma que directamente buscaban su despido, siempre a cambio de una indemnización lo más pequeña posible.

Por otro lado, varios empleados denuncian que la capacidad de respuesta de los médicos de la empresa no es tan rápida como les gustaría. Algunos de ellos arrastran lesiones y enfermedades crónicas o cuentan con problemas de salud cuyos síntomas hacían necesaria una atención médica urgente. Pero -según dos trabajadoras de dos tiendas diferentes-, cuando se vieron en la necesidad de recibir atención médica, ocurrió exactamente lo mismo: “El médico no venía a verme”.

En el caso de Sara (nombre ficticio), pidió consulta con el médico por una inflamación en los tendones de la mano. Desde la mutua, le habían asegurado que adaptarían sus tareas para que su lesión no empeorara, pero cuando comenzó a trabajar, su superior le mandó labores que incumplían esa adaptación porque aseguraba no haber recibido unas instrucciones distintas. Pese a explicárselo al médico, y a que su lesión podía empeorar, este no la atendió personalmente hasta tres meses después. A pesar de ello, no fue al médico de la Seguridad Social por el mismo motivo que otros compañeros, con los que también hemos hablado: “Tengo miedo de lo que me digan o las represalias que puedan tener hacia mí”.

María (nombre ficticio), coordinadora de tienda, recuerda el caso de un empleado suyo que le dijo que, debido a un dolor cerca de la ingle, no podía permanecer mucho tiempo de pie. La médica de Mercadona le hizo unas pruebas y le derivó a otros profesionales contratados por la empresa, que concluyeron que no tenía nada. A la semana siguiente, ese mismo empleado volvió a hablar con María. “Necesito que venga la médica otra vez porque se me ha inflamado”. “No seas tonto y vete al médico (de urgencias)”, le contestó entonces ella. “Es que si voy al médico, me echan”, respondió de nuevo él. Logró convencerle de que ella no lo despediría, y cuando fue a que le atendieran, lo operaron ese mismo día por una hernia.

La propia María tuvo un problema similar: tuvo que ser inmediatamente operada después de que médicos contratados por Mercadona (un servicio que la empresa psga para realizar pruebas concretas) le dijeran que no tenía nada. Sin embargo, el suceso que más recuerda fue cuando se quedó embarazada y el doctor fue a hablar con ella para darle una charla. “Estás embarazada y no enferma”, le dijo en esa conversación. Poco después, sufrió un microaborto por el que tuvo que ir al hospital, y afirma que el médico de la empresa le preguntó “si ya estaba bien” para trabajar.

Esta presunta fijación en relación con que los trabajadores siempre estén disponibles para la empresa es similar a la propia forma en que Mercadona ofrece sus servicios: el Modelo de Organización de Tiendas (MOT). Este sistema es una forma de ordenar las jornadas de trabajo, en el que se asignan las diferentes labores que deben realizar los trabajadores, así como el tiempo que tienen para hacerlas.

“Es inviable cumplir el MOT”, asegura Míriam, que en numerosas ocasiones trató de hacer ver a sus superiores la imposibilidad de cumplir los objetivos que se marcaban. Mercadona cuenta con un equipo de profesionales responsables de diseñar la carga de trabajo que pueden tener los trabajadores en un determinazo tiempo. El problema, según señalan varios coordinadores, es que este equipo realiza las pruebas en días en los que hay poca afluencia de clientes. Por el contrario, si una tienda no cumple con lo establecido aunque se trate de una jornada con una mayores ventas, narra Miriam, se le echa la culpa al coordinador, que a su vez es encargado de presionar a sus trabajadores para que rindan más y mejor.

“El MOT es lo peor que han inventado”, asegura María. “Porque al final es una explotación brutal para una persona, o sea, no pueden pedirte que montes una frutería en 30 minutos cuando te vienen 5.000 o 6.000 kilos de fruta, como por ejemplo en mi tienda”. A ella le abrieron actas por el hecho de que sus trabajadores no realizaban todas las tareas según el horario establecido.

Quienes también pueden ser víctimas de esta mayor exigencia son los veteranos, a quienes se les exige más por el simple hecho de que se les considera más experimentados y “sabios”. También, porque con los años el salario se va incrementando, hasta el punto de que un Gerente B de tramo 5, el más alto dentro de esta categoría, puede llegar a cobrar casi 3.500 euros brutos al mes.

“Se dedican sobre todo a presionar a los veteranos”, critica Antonia (nombre ficticio), “y a hacernos sentir como si fuéramos una verdadera mieda”. Esta mujer de más de 50 años asegura que en los últimos años sus superiores comenzaron a mandarle más tareas de las que tenía que hacer en años anteriores. A su alrededor, cada vez veía a menos veteranos, y cuenta que era porque poco a poco iban los echando o convenciéndolos para que se fueran de múltiples formas. “A la gente nueva que está entrando le están quitando las primas y le está costando muy barata porque no hacen contratos de 40 horas: ahora los contratos son de 20 horas, de fin de semana... no hay ni un contrato fijo, son contratos temporales y al que hacen fijo, el máximo de horas que le meten son de 15 o 20 horas”.

Los coordinadores son los superiores directos en las tiendas, y por lo tanto quienes presionan más a los gerentes según los intereses de Mercadona. Sin embargo, “el coordinador está maltratado por el coordinador de zona”, incide María, “a los gerentes los maltratan los coordinadores porque el coordinador de zona se lo marca, y los gerentes B maltratan a los gerentes A porque el coordinador se lo marca. Esto es así, una cadena”. Los empleados describen esta situación como un “acoso diario constante” e indican que esto acaba provocando que muchos empleados con problemas de salud mental.

Cruz padece la enfermedad de colon irritable y por razones de salud necesitaba sentarse en la silla de la caja donde trabajaba, por un lado, e ir muchas veces al baño, por el otro. Su coordinadora, no obstante, le decía, según cuenta: “La silla está para que la miremos, no para sentarnos”. Además, muchas veces Cruz no podía ir al baño porque su jefa no llamaba a nadie para que la sustituyera. Se sentía maltratada por la coordinadora, su dolencia empeoró (acabó necesitando ir al baño unas 15 veces al día) y comenzó a perder peso. Finalmente, cuando su padre enfermó gravemente, sufrió un ataque de ansiedad, que acentuó el estrés al que se enfrentaba día a día en su trabajo. “Mercadona me estaba quitando la vida”, describe.

Cruz llamó entonces a su coordinadora para comunicarle que le habían dado una baja médica a raíz de su crisis. En esa llamada, que fue grabada e Infobae España ha podido escuchar, le aseguró que se encontraba muy mal y le recordó lo mucho que le había afectado lo de su padre. La coordinadora se limitó a decirle que, al cogerse la baja, se lo estaba poniendo muy difícil. “¿Difícil el qué?”, quiso saber Cruz. “Todo”, respondió ella.

Más adelante volvió a llamarla para proponerle que, en vez de coger una baja (algo que le pidio “por favor” que no hiciera), cogiera una excedencia o que se marchara de la empresa a cambio de una compensación económica. Cruz se negó: “Yo he dado mucho por esa empresa para lo mal que que está tratando tanto a mí como a todo el mundo”. “Además”, concluye, las cantidades que ofrece Mercadona para este tipo de situaciones son “una basura de dinero”. Actualmente, sigue sin tener el alta.

Con Cruz, son ocho los empleados a los que Infobae España ha entrevistado y que han estado o están aún de baja por ansiedad. Nos comentan que esto es algo frecuente, dado que se encuentran constantemente en un entorno hostil. “Vives con el miedo en el cuerpo”, señala Cruz, que también explica por qué escasean los coordinadores que traten bien a los gerentes. “Si eres buena coordinadora, Mercadona no te aguanta”.

“Les gusta verte agobiado”, cuenta Álex. “Verte agobiado, saques o no saques el trabajo”. Míriam afirma que recibía indicaciones de sus superiores para “hacerle el día a día incómodo al gerente”. Además, a aquellos trabajadores que se pedían la baja por ansiedad, tampoco había que dejarles en paz. “Los tenemos que llamar para presionarles, para que vengan”, revela María. En esas llamadas, les recordaban a esos empleados que no estaban “dentro del Modelo”.

Antonia lleva de baja por ansiedad desde verano. “Yo siempre he ido estos 20 años a ganarme mi jornal”, asegura. Hace un año y medio tuvo que ser trasladada, por razones personales, a otra tienda cuya coordinadora, contrariamente a lo que había encontrado hasta entonces, comenzó a acosarla en el trabajo. “Hasta que llegó un momento en que mi cabeza ya no podía más, ni física ni mentalmente”, continúa. “O me tiraba al tren o me daba de baja porque ya no podía aguantar más el acoso y el sentimiento de sentirme todos los días como si fuera una verdadera mierda”.

Sin embargo, cuenta que cogerse la baja no la ha librado del acoso. Desde el día en que dejó de trabajar, recibe llamadas constantes de su coordinadora, así como de un doctor que trabaja para Mercadona. “Cada vez que voy al médico, me llama tres o cuatro veces al día”. El especialista le pide que le mande pruebas, protocolos, papeles. Afirma que en estos meses ha hablado con otros compañeros en su misma situación. “Les hacen exactamente lo mismo. Exactamente lo mismo”, repite. A día de hoy, su situación no ha mejorado en nada y ha visto como desde la empresa le quitaron una parte del salario.

Varios trabajadores también cuentan a Infobae España que el uso de detectives privados es un método que Mercadona ha empleado más de una vez para seguir a empleados y personas del entorno, una estrategia que no ha hecho sino aumentar el miedo de los trabajadores y trabajadoras. A una de ellas, Cynthia (nombre ficticio), los compañeros la advirtieron de que si cogía la baja Mercadona le pondría trampas e incluso uno de estos investigadores. “Hay ‘compis’ a los que les han puesto detectives para seguirles en las bajas”. Lo que ella no esperaba era que, en su caso, el detective fuera para seguir a sus padres y comprobar si estos estaban tan impedidos como la gerente había contado, tal y como se pudo comprobar en el juicio que tuvo con la empresa.

En la misma línea, una sentencia del 18 de enero de 2024 reveló un caso en el que Mercadona había contratado a un detective para vigilar al marido de una trabajadora y averiguar “cuáles eran las obligaciones familiares y profesionales de ambos”, ya que la empleada había pedido una adaptación de su horario por razones familiares. Entre otras labores, el detective también siguió a los hijos (menores) de la empleada, en lo que una magistrada del Tribunal Superior de Justicia que emitió la sentencia consideró una vulneración de “la intimidad familiar”. Por ello, además de obligar a la cadena de supermercados a concederle el horario, fijó una indemnización de 5.000 euros, “dada la gravedad de la conducta empresarial”.