Despedidos los dos trabajadores que olvidaron a la anciana de 92 años en el aeropuerto de Madrid

La empresa MITIE, encargada de prestar servicios de asistencia a personas con movilidad reducida en el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, podría enfrentar una sanción por parte de AENA después de que una mujer fuera olvidada en un autobús. Tal y como ha publicado OKDIARIO, MITIE, además, ha decidido despedir tanto al conductor como al operario que dejaron sola a Samantha Flores, una mujer trans de 92 años.

Los hechos ocurrieron el pasado 23 de enero, cuando la anciana llegó a la capital en un vuelo procedente de México y solicitó asistencia especial debido a sus limitaciones físicas. Sin embargo, lo que debía ser un proceso controlado y seguro acabó con el abandono de Samantha.

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De acuerdo con el relato de Flores, tras ser recogida en la puerta del avión por el personal de asistencia, fue trasladada en un autobús de pista junto con otros pasajeros. Aunque el empleado encargado permaneció cerca de ella durante el trayecto, aparentemente se distrajo atendiendo a otros viajeros. Al llevar al destino, la anciana se quedó sola en el vehículo, sin que nadie se percatara de su ausencia. “Me pusieron el cinturón en el autobús y el empleado permaneció cerca de mí hablando con otras pasajeras del avión”, declaró Flores al programa Mañaneros de TVE. Al descender el resto de los pasajeros, el asistente se marchó sin ella.

Después de conocerse el caso, Aena anunció que abriría una investigación para esclarecer los hechos y averiguar de quién había sido la responsabilidad. Según publicó Europa Press, la entidad también se comprometió a tomar medidas para evitar que se repitan situaciones similares en el futuro. No obstante, Aena intentó minimizar algunos aspectos del incidente, negando que la anciana deambulara por las pistas del aeropuerto o que permaneciera perdida durante horas.

Por su parte, Flores sostuvo su versión. Según su testimonio, al darse cuenta de que estaba sola, intentó pedir ayuda golpeando los cristales de los vehículos que pasaban cerca, pero no obtuvo respuesta. “Vi que pasaban algunas personas y les toqué en el cristal para que me vieran, pero no me hicieron caso; no me quedó más remedio que bajarme del autobús”, explicó.

Tras abandonar el autobús, Flores se vio obligada a buscar ayuda por su cuenta. Según contó, caminó sola hasta encontrarse con uno de los trabajadores del aeropuerto. “Crucé la carretera de salida de los camiones y entonces me dirigí a esa zona y, a unos 150 metros, vi a un señor al que grité y le hice señas”, detalló. Este empleado finalmente la acompañó al interior del aeropuerto.

Al llegar al edificio, descubrieron que no había constancia de que Samantha hubiera llegado a España, ya que no había pasado por el control de desembarque. Esto provocó que las autoridades no pudieran verificar su llegada, y Flores tuvo que ir a la Policía Nacional para que le tomaran los datos y prestara declaración. Actualmente, la anciana todavía se encuentra a la espera de que se resuelva su situación migratoria tras haber realizado esta declaración voluntaria.