La relación con los vecinos es uno de los mayores miedos que se tiene a la hora de comprar o alquilar un inmueble. A diferencia de otros aspectos, estos no se eligen, puesto que son los que son y nada se puede hacer. Por tanto, es una lotería y es impredecible saber con lo que uno va a dar. No obstante, hay veces en las que uno se encuentra con gente adorable, con la que se acaban haciendo buenas migas. Sin embargo, existe la posibilidad de toparse con todo lo contrario, en lo que puede ser una lucha constante de egos, ruidos, molestias y malestares de rellano.
Por otro lado, aunque muchos crean que en zonas de chalet, adosados o casas independientes no ocurre, están muy equivocados. Hay casos en los que hasta en zonas de parcelas independientes los vecinos pueden ser molestos o, incluso, causar estragos de forma premeditada para hacer daño. Este ha sido el caso de un hombre de la localidad de Jacksonville, en Florida. Según ha informado el medio americano New York Post, el protagonista no le vendió el terreno a su vecino para que se haga una casa más grande, y levantó una casa de tres metros de anchura para incordiar a su domicilio colindante.
Un pequeño terreno aprovechado de forma peculiar para molestar
Antes de decidir levantar una casa de tres metros de ancho, su vecino le hizo una oferta para hacerse con el terreno y poder hacer más grande su domicilio. Sin embargo, la cosa se torció cuando el propietario se negó y recibió un comentario que no le causó gracia: le dijeron que la parcela era muy pequeña para aprovecharlo. Ante esa opinión, no solo optó por quedarse las tierras, sino que se adentró en una obra para demostrar que sí podía sacar provecho de la zona y, además, molestar a su vecino.
De esa forma, comenzó los trámites para levantar los cimientos, aunque no lo tuvo fácil. Su primera propuesta de proyecto, de más de cuatro metros de ancho, fue rechazada, por lo que su idea principal se vio frenada. Sin embargo, John Atkins no se iba a dar por vencido y presentó otro plano, que finalmente fue aprobado. Así, en vez de la anchura ideada en un principio, su hogar iba a tener una medida de tres metros.
Una vez construido el hogar, este ya presentaba molestias a sus vecinos: proyectas sombras que han causado molestias al domicilio colindante. No obstante, una vez ya causado los estragos, Atkins decide vender el hogar por valor de casi 600.000 euros. De esa forma, la peculiar casa a lo largo, con 143 metros cuadrados habitables, se consolidó como un reclamo para turistas y compradores. Finalmente, el actual dueño del inmueble, Mike Cavanagh, se refiere a la casa como “una inversión sólida, de la que valora todos los cuidados que se le ha dado a la vivienda. “Algunos de mis amigos me presentan como ‘el tipo que compró la casa estrecha’”, añade para mostrar el estatus que le ha dado el hacerse con la propiedad.