Empleados de Mercadona denuncian acoso, despidos con testigos ficticios y maltrato a madres: “Me llamaron subnormal y no me dejaron ir a las revisiones del embarazo”

Trabajadores de edad avanzada, con hijos pequeños o problemas de salud cuentan a ‘Infobae España’ cómo desde la empresa les han reducido el salario o intentado despedirles por no ajustarse a lo que la compañía impone

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Empleados de Mercadona denuncian acoso, despidos con testigos ficticios y maltrato a madres.

Hasta la primavera de 2024, Laia (nombre ficticio) trabajaba en Mercadona. Era gerente C, o lo que es lo mismo, coordinadora de una de las tiendas de la famosa cadena de supermercados. Ella estaba a gusto en la empresa: tenía un cargo de responsabilidad -a los gerentes C ya se les llama ‘directivos’ a nivel interno- y un buen sueldo, pero todo cambió en el momento en el que se quedó embarazada e informó a sus superiores. “A partir de ahí empieza un acoso increíble, un trato fatal porque estoy embarazada”.

Cuenta que no la dejaban sentarse pese a la hinchazón en las piernas que apareció tras quedar encinta, rebuscaban en su basura para vaciar los cubos y que los tuviera que volver a llenar, la dejaban en evidencia en cada reunión. “Malas miradas, malas palabras, un día me llamaron subnormal”. También, recuerda que en esos meses “no me dejan ni ir a las revisiones”.

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Quedaban apenas tres semanas para que pudiera cogerse la baja y poder prepararse antes de dar a luz, cuando su coordinador de zona le dijo, según afirma, que debían hacer una investigación tras la llegada de una denuncia de algún empleado. Apenas dos semanas después, fue despedida con un burofax: “Una carta que me llegó de 22 hojas. Se me despedía por acoso laboral, acoso sexual, abuso de poder”. Sin embargo, las denuncias que incluía ese documento tenían un problema: los trabajadores que supuestamente habían denunciado a Laia no venían con el nombre, sino con sus números de operario. Cuando su abogado trató de identificar qué personas eran, descubrieron que éstas no existían.

Ante la supuesta falsedad de las acusaciones, esta exempleada decidió ir a juicio por la improcedencia del despido. “Mi abogado me dijo que lo tenía ganado”, asegura. Finalmente, Mercadona le ofreció una indemnización a cambio de que no se celebrara el proceso judicial. “Después de mí ha habido varias, y antes de mí he conocido en este tiempo a más chicas a las que les ha pasado lo mismo. Al final, yo lo que veo es el trato que nos dan, que es horrible”. Ahora, ella y muchos otros empleados y empleadas de la empresa, están dispuestos a alzar la voz.

“Lo que pasa en Mercadona no lo había visto nunca”

Durante décadas, Mercadona ha sido una de las empresas más conocidas y valoradas de España. Su fama de ofrecer buenos salarios, velar por sus trabajadores y tener compromiso social —¿quién no se ha enterado de las ayudas para los empleados valencianos?— ha construido una sólida y respetada imagen que puede verse en rankings como el del Monitor Empresarial de Reputación Corporativa (Merco), donde aparece como la segunda empresa más valorada de nuestro país, solo por detrás de Inditex.

Sin embargo, Mercadona también ha estado llevando a cabo en los últimos años una serie de estrategias laborales que han convertido trabajar allí, para muchos, en una auténtica “pesadilla”. Infobae España ha entrevistado a un total de 20 personas relacionadas directa o indirectamente con la empresa: empleados y exempleados de distinto rango, miembros de diferentes sindicatos y abogados expertos en derecho laboral.

A través de los testimonios y pruebas judiciales aportadas por nuestras fuentes, hemos conocido diferentes casos como el de Laia, en los que la famosa cadena de supermercados, de manera consciente y sistemática, ha ignorado, supuestamente, los derechos que les pertenecen como trabajadores, aun a riesgo de su bienestar económico o su salud física y mental. Varios de los entrevistados coinciden en un único aspecto: “Lo que pasa en Mercadona no lo había visto nunca”. Por el contrario, tanto la cadena de supermercados como los sindicatos mayoritarios se han negado a formar parte del reportaje y a realizar cualquier tipo de declaración.

Los “desenganches” que prepara la empresa

Los métodos empleados para despedir en Mercadona son muy diversos, critican los gerentes: del acoso en el trabajo a los burofax con denuncias realizadas por empleados inexistentes. Un caso llamativo es el de Estrella (nombre ficticio), una Gerente A (el nivel más bajo) que trabaja en Cataluña. Tras superar un cáncer de mama, que le derivó en un linfedema certificado por los médicos, se reincorporó con la necesidad de acudir al hospital algunos días para hacer rehabilitación. Para poder recuperarse, el coordinador de su tienda le ofreció diez días de reposo. “Me dice que es mejor para mí, para mi cabeza y para mi brazo”, recuerda ella.

No obstante, a los tres días de reincorporarse se le hizo un despido objetivo por falta de asistencia al trabajo, tal y como se recogía hasta hace unos años en el Estatuto de los Trabajadores: “Si han pasado más de 20 días al año con baja aun siendo justificada y más de diez días en dos meses consecutivos, se considera despido objetivo”. Estrella llevaba unos 20 años en Mercadona cuando sufrió lo que entre coordinadores se conoce como un “desenganche”, nombre que recibe el cese de trabajadores, generalmente planificado para que se produzca sin tener que pagar ninguna idemnización. “Es lo que se dice un despido de 10″, explica una de esas coordinadoras.

“Lógicamente yo demandé”, continúa, “porque me habían echado por razón de mi discapacidad”. Justo antes del juicio, y como parece ser habitual, la empresa llegó a un acuerdo con esta trabajadora para evitar una posible sentencia en su contra. En el escrito, al que ha tenido acceso Infobae España, reconocen la improcedencia del despido a cambio de que Estrella retirara todos los cargos, incluido el de vulneración de derechos fundamentales. Recibió una indemnización de casi 10.000 euros.

Imagen del acuerdo al que
Imagen del acuerdo al que llegaron Mercadona y una empleada para que ella no denunciara a la empresa por vulneración de derechos fundamentales a cambio de que la empresa reconociera la improcedencia del despido y le diera una indemnización.

“O el modelo o la ley”

Según nos cuentan tanto empleados como exempleados, los trabajadores que piden una baja médica, una reducción de jornada, una excedencia o una adaptación de las tareas debido a un embarazo, una discapacidad o cualquier otra razón no son ni rentables ni “equitativos” para la empresa: esta pretende imponer condiciones unánimes para todo el mundo sin tener en cuenta las necesidades especiales de algunas personas. Es por eso que sus superiores les dicen que este tipo de situaciones “se salen del Modelo” e incluso les tildan de “terroristas” en el seno interno de la compañía.

El llamado “Modelo de Mercadona” -su nombre oficial es Modelo de Calidad Total- es un conjunto de normas y principios por el que se rigen los trabajadores de la empresa. Cumplir, por ejemplo, con la “ecuación valor-esfuerzo”, es decir, “hacer un esfuerzo equitativo al valor (el sueldo) que te da Mercadona”. A priori, como el nombre del modelo indica, se utiliza para ofrecer al cliente el mejor servicio posible. “Como modelo de empresa, es acojonante”, destaca Jaime (nombre ficticio), un alto cargo con responsabilidades a nivel nacional: “Valores, buen sueldo, horarios...”.

Esos “valores” se intentan transmitir desde el mismo momento en el que se entra en la empresa. Entonces les hacen leer un libro titulado Los monstruos y el gimnasio, una obra que ejemplifica el Modelo de Calidad Total, representando a los clientes como “monstruos” que, al pasar por un “gimnasio” (la tienda), se transforman en “princesas”. A cambio de este trabajo, reciben el que, según informa el portal de datos Statista, es el salario medio anual más alto de las principales cadenas de supermercados, al que hay que añadir pagas extras y cuantiosas subidas según se va ascendiendo de rango.

Fragmento de 'Los monstruos y
Fragmento de 'Los monstruos y el gimnasio', el libro que deben leer los empleados de Mercadona cuando entran en la empresa.

Sin embargo, ese mismo modelo se convierte también en una fórmula de presión: “Tus roles laborales empiezan a ir antes que los personales”, continúa Jaime. Mercadona presume de que da mucho a sus trabajadores -justo el 24 de diciembre, por ejemplo, anunció una subida de los salarios del 8,5%-. Pero si el trabajador no ofrece un esfuerzo equivalente -aunque eso implique no faltar al trabajo cuando se está enfermo o no pedir una excedencia para cuidar de los hijos-, este queda fuera del Modelo... lo cual tiene consecuencias.

“La prima del miedo”

Todos los empleados a los que hemos entrevistado coinciden en que, en algún momento determinado, sus coordinadores de tienda les dijeron frases como “o por modelo o por convenio”, así como “o el modelo o la ley”, lo que les daba a entender que, pese a las garantías que en teoría ofrece el convenio colectivo de los empleados de Mercadona, “o sigues el modelo o abro actas y te despido, o te quito las primas”. “Tipo secta”, coinciden varias de estas personas. “Tú no puedes tener un gerente (empleado) que se acoja a lo bueno del convenio y quiera lo bueno de Mercadona”, añade Jara (nombre ficticio), otra coordinadora. En otras palabras, acogerse a todos los derechos laborales no es compatible con cobrar todo el salario, incluyendo las primas y otros extras.

Una parte importante de los sueldos de Mercadona se integran en la prima de beneficios (un plus que se paga según los beneficios anuales de la compañía) o en otros complementos personales que se incluyen en las nóminas mensuales o como paga extra, unos beneficios que se le pueden quitar al trabajador. Por eso, algunos de los empleados denominan a esa prima de beneficios “la prima del miedo”, dado que para obtener ese ingreso hay que cumplir con todas las exigencias de la cadena.

Estrella, que actualmente está de baja médica, afirma que entre la negativa de sus superiores a darle esa paga extra y otros descuentos que le han hecho de la nómina, la empresa le ha restado 9.700 euros a los ingresos que debería haber recibido en el último año y medio: casi 540 euros menos al mes. “Esto tiene que salir un poco a la luz y que se pierda el miedo, porque es que hay mucho miedo, la gente ve que no hay salida”.

Imagen de un correo que
Imagen de un correo que recibieron los coordinadores de las tiendas de Mercadona, donde se informa de que para "ganar" la prima, hay que cumplir el Modelo.

“Acaparar la custodia de los menores”

Uno de los sectores más presionados por Mercadona, afirman sus trabajadores a Infobae España, son las madres trabajadoras, especialmente aquellas que se han separado de sus parejas y deben afrontar la crianza de sus hijos en solitario. En octubre de 2024, el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco condenó a la empresa a indemnizar a una trabajadora a la que había denegado un cambio de horario para que esta pudiera atender a su hijo pequeño.

Este tipo de situaciones se pueden agravar si también deben cuidar de familiares mayores con problemas de salud, tal y como señalan fuentes que han trabajado o que aún trabajan allí. Es el caso de Paula (nombre ficticio), que pidió una jornada reducida y una adaptación del horario para cuidar de su hija y también de sus padres con discapacidad. La empresa se lo concedió, pero luego decidió no mantenérselo cuando, a partir de septiembre de 2023, se llevó a cabo la implantación de un horario único para quienes habían solicitado reducciones.

Pese a tener menores a su cargo, debía estar en la tienda a las 6 de la mañana. “Nos dicen desde antes de verano que a partir de ahora ya no van a existir en Mercadona los fijos de mañana ni los fijos de tarde”, cuenta. “Que a partir de ahora todo el mundo va a rotar”. Sobre esto, Laia comenta haber recibido órdenes de que, en caso de necesitar a alguien durante la tarde, coja “a las reducciones de jornada”. A Carmen (nombre ficticio), una empleada que hasta hace poco tenía horario pactado con la compañía, la empezaron a llamar para cubrir ese horario varias veces, “sabiendo que así no veía a mi hija”.

Ante este anuncio, le dijo a su superior que ella tenía a cargo a su hija de siete años, que estaba soltera y que, por lo tanto, no podía hacer esos horarios. “Me dijo: ‘Ya sabes lo que tienes que hacer, ya sabes dónde está la puerta”. Por este motivo decidió denunciar a la empresa. En el juicio, la abogada de la compañía le dijo “que esto nos pasaba a las mujeres por querer acaparar la custodia de los menores”. Pero a pesar de este comentario, la jueza decidió fallar a favor de la empleada.

Varias sentencias en contra

Jara indica que, para Mercadona, pedir una reducción de jornada “está fuera del modelo”. “No cobran prima esas personas. El coordinador de planta tiene orden de abrirles dos actas en el año para poder suspenderles (la evaluación anual y, por lo tanto, el ingreso de pagas extra) en diciembre”. Actas que se pueden abrir por llegar tarde, por tener un pelo fuera del gorro, un botón sin abrochar o incluso por no darte cuenta de que tu propio superior te ha puesto un billete falso en la caja registradora, afirma esta coordinadora. “Mercadona ya no va a hacer horarios exigidos”, continúa. “Lo que te marca Mercadona es que hay que hacerle su día a día incómodo al gerente (al empleado)… al final, con la presión, el gerente o se coge una baja o se pira de la empresa”. Laia señala que sus superiores, responsables de varias tiendas de la empresa, le dicen directamente que tiene que “cargarse” a esos trabajadores. “Nos dijeron que había que hacerles la vida imposible: cambiándoles horarios, diciéndole pues hablándoles mal, no dándoles cosas así, para que se fueran”.

“Yo tengo claro que no voy a cobrar la prima de beneficios”, dice por su parte Teresa (nombre ficticio), que trabaja en Mercadona desde 2005. Durante más de 15 años, todo le fue bien en la empresa, pero su situación cambió cuando se quedó embarazada de su segundo hijo, por un lado, y por otro, cuando desarrolló una enfermedad incapacitante en una mano por la que estuvo un tiempo de baja y por la que, al reincorporarse, pidió una adaptación de tareas en su puesto.

De este modo, Teresa contaba con una baja por maternidad y, aparte, otra baja por razones médicas. Su superior en la tienda pactó con ella que, para que no se solaparan ambas, al nacer su hijo pidiera el alta médica y, cuando se le acabaran las semanas de maternidad, acudiera a la Seguridad Social diciendo que había tenido una recaída. Como las semanas de maternidad que había pactado con Mercadona no eran seguidas, realizó este proceso varias veces a lo largo de más de dos meses, hasta que un día se dio cuenta de que le faltaba una parte del salario. “Ellos (Mercadona) se agarraban a que yo había tenido recaídas porque me había dado de alta, de baja, de alta, de baja”, lo que permitía quitarle una parte de la nómina. “Ellos me dijeron que yo tenía que actuar así”, insiste ella. “Denuncié, gané el juicio”.

Sentencia contra Mercadona en el
Sentencia contra Mercadona en el que la empresa es obligada a abonar el complemento de incapacidad temporal que hasta ahora no había pagado.

Pero, cuando finalmente se reincorporó, se encontró con que también le habían denegado la concreción horaria que hasta entonces había tenido para poder cuidar de sus hijos. “Me dicen que no me la pueden dar porque es que ahora mismo voy contra la empresa, que todos tenemos que tener los mismos horarios”, una situación que han denunciado otras tres madres con las que hemos hablado y que, pese a trabajar en distintas tiendas de distintas comunidades autónomas, han padecido el mismo problema. Ante esto, Teresa decidió llevar a Mercadona a juicio, y el juez volvió a darle la razón.

A pesar de esto, la empresa ha encontrado otras maneras de presionarla, como por ejemplo, obligándola a realizar tareas que pueden agravar la lesión que tiene en la mano. “No se me están respetando ahora mismo las adaptaciones que me han puesto”, denuncia. “No puedo levantar peso a partir de ocho kilos, lo levanto; supuestamente tengo que hacer descansos periódicos, que no los hago... La empresa me hizo un reconocimiento médico y me dio unas pautas que ellos han inventado y que han cambiado”.

Después de casi dos décadas allí, esta trabajadora opina que la empresa busca la forma más rentable para deshacerse de ella. “Estoy empeorando desde que me incorporé, porque claro, me están poniendo en puestos que yo no puedo estar”. Una de las limitaciones técnicas que tiene es que no puede realizar “movimientos de pinza continuada”, lo que no impide que la coloquen a trabajar en la caja a coger y pasar todos los productos que los clientes se llevan. “Yo les digo que hago pinzas continuadas en la caja, porque claro, cuando tú estás en cajas estás cogiendo cosas, elementos con los pulgares de las manos”. La respuesta de la empresa es que eso sí lo podía hacer, que lo que no podía eran “movimientos repetitivos de pinza”.

Cuando solicitó el informe del médico de la empresa que había llegado a esa conclusión sobre su lesión (diferente a lo que el médico le había dicho a ella), le denegaron su petición por tratarse de un documento confidencial. “No me están respetando absolutamente nada las adaptaciones”, insiste. “La semana que viene tengo otro reconocimiento médico, porque ellos creo que lo que van buscando es que me den un no apto (para trabajar) en la empresa para poderme echar”. La indemnización que recibiría, si eso ocurriera, sería de 20 días por año trabajado, la mitad que por un despido improcedente.

Los hechos contados no son una excepción, afirman los trabajadores a los que hemos consultado. En redes sociales, muchos exempleados de la empresa comparten algunas de sus propias experiencias, como en la cuenta de TikTok @payaso.justiciero17, muy popular entre quienes han sufrido las prácticas de Mercadona. Sin embargo, en los últimos años, todo ha ido a peor. “Ahora nos tratan como si fuéramos animales”, señala Mercedes (nombre ficticio), una empleada de más de 50 años (20 trabajando en la cadena de supermercados) a la que esta nueva tendencia de Recursos Humanos en la empresa ha acabado provocándole graves problemas de ansiedad. “Con perdón de los animales, porque los animales tienen sentimientos”.

UGT y Comisiones Obreras, en el punto de mira

Preguntamos a todas nuestras fuentes por qué los sindicatos mayoritarios en la empresa (UGT y Comisiones Obreras) no han alzado la voz contra Mercadona hasta ahora. “Los sindicatos están comprados”, denuncia una coordinadora. El funcionamiento de los sindicatos lo ha vivido desde dentro Alicia (nombre ficticio), que llegó a ser liberada en uno de esos sindicatos. Afirma que, a quienes ocupaban un puesto como el de ella,desde Mercadona les pagaban el coche de empresa y el kilometraje”. Señala que también se les “obligaba” a coger un ordenador y un móvil corporativos, proporcionados por la cadena.

Años después de ser elegida, Alicia se acabó marchando. “No era lo que yo pensaba”, concluye. Ella vio de cerca algunos casos de persecución a los trabajadores y, a su juicio, el sindicato no cumplió su labor. “El acoso era real, pero el sindicato decía que no era así”. Preguntada por las prácticas más cuestionables que vio, destaca que, cuando la empresa les decía a los empleados y empleadas “que había cambiado la ley y que no podían escoger su propio horario de reducciones de jornada” y estos acudían al sindicato, desde ahí se limitaba a responderles que para ayudarles debían afiliarse. Una vez lo hacían, les animaban a denunciar pero, en los juicios, muchas veces se encontraban con que ya no les apoyaban. También, además de ignorar casos de acoso, afirma que el sindicato ayudaba a elaborar protocolos inexistentes “cuando ya no les venía bien un coordinador” para que Mercadona pudiera despedirles sin pagarles indemnización.

Tres mujeres que han ejercido como delegadas en sindicatos mayoritarios aseguran que no les fue permitido asistir a las reuniones que se organizaban ni hacer uso de sus horas sindicales. Ni siquiera podían votar a los liberados. “Estamos totalmente desamparados: hay veces que ni nos contestan”. Una de ellas mandó un correo a un alto cargo del sindicato para informar de que no estaba dispuesta a aceptar estas condiciones, pues consideró que no estaban cumpliendo su labor de ayudar a los trabajadores. “Forman parte de la empresa”.

Para Mercedes, que lleva tantos años en la empresa, una evidencia de la ineficacia de los agentes sociales es la firma del nuevo convenio laboral que firmaron el año pasado. Gerardo Grande, presidente del comité de empresa de Mercadona en Cantabria del sindicato independiente Maysa, señala varias desventajas respecto al convenio firmado en 2019, en temas como las penalizaciones para cobrar primas (se reduce el tiempo que se puede estar de baja para cobrarlas íntegramente), subidas de salario menores a las de acuerdos anteriores o peor flexibilidad para elegir días libres.

“En el caso de las reducciones de jornada”, termina diciendo, “tienen, por ley, 15 días de antelación para solicitarla”. Este plazo, fijado en el Estatuto de los Trabajadores, no se cumple en el convenio. “Aquí tienes que hacerlo con un mes de antelación. Lo que hacen es dificultarlo”. Sobre la diferencia entre ambos convenios, preguntamos también a un abogado experto en derechos labores, Julio San Román, que representa a varios trabajadores de Mercadona en diferentes procesos. Para él, tampoco hay dudas de que el nuevo convenio es “objetivamente peor”, ya que supone varias pérdidas de derechos y no contiene ninguna mejora notable. “No es una opinión”, insiste. “Han quitado cosas que eran derechos que (en Mercadona) les molestaban y yo creo que al sindicato, o también les molestaban extrañamente, o se los han comido por lo que sea”.

Condenan a Mercadona por no dejar a una empleada cambiar el turno para cuidar de sus hijos: la empresa contrató un detective para vigilar al marido.

El desgaste psicológico que sufren los trabajadores

A raíz de este descontento, algunos sindicatos independientes, como Maysa o la Agrupación Independiente de Trabajadores (AITB), han logrado cada vez más apoyo y han conseguido representación en los comités de algunas comunidades autónomas, como Cantabria, a falta de que se celebren elecciones en otras regiones. Vicente Carranza, secretario general de AITB, señala que las políticas de Mercadona con algunos trabajadores “roza la ilegalidad en muchos aspectos”. Sonia Argüelles, secretaria general de Maysa, destaca que “la empresa está denunciada por los siete costados”.

La compañía tiene un modelo de negocio que ha demostrado su éxito. Pero en el que, según las denuncias, la conciliación entre la vida laboral y personal a menudo no encaja con él. “Quieren quitarla toda y ponerla a su gusto”, afirma Sonia. También coincide en que Mercadona ha decidido acosar a trabajadores que ya no considere productivos o que no se ajusten al Modelo. “Aquí el problema no es ‘te echo’, sino ‘vamos a producir despidos a coste cero: te empiezo a hacer la vida imposible, te empiezo a tratar mal’”. Cuenta que una de las trabajadoras a las que representa el sindicato denunció a la empresa debido al acoso que estaba sufriendo. “Cuando ganó la demanda, la cogieron y la mandaron a una tienda a 50 kilómetros de su casa”. Con esto y con otras cosas, no dejaban de presionarla, por lo que incluso se intentó suicidar. Un caso extremo de que “el mayor desgaste que produce Mercadona hacia el trabajador es el psicológico”.

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