El general Francisco Franco es un dictador que manda en España desde que gana una guerra civil en el año 1939 hasta que muere en 1975. Durante casi 40 años, tiene en su mano todos los poderes del Estado: el ejecutivo, el legislativo y el judicial. Lo que él dice se hace sin discusión. No hay libertad de expresión o de reunión. No puedes divorciarte ni amar a quien quieras. No puedes decir o escribir lo que piensas ni verte con quien quieras, o incluso hablar un idioma de España que no sea el castellano sin poner en riesgo tu seguridad física y tu bienestar, o el de tus seres queridos.
La cita se desprende de Franco para jóvenes (Catarata, 2024), donde, con un lenguaje sencillo y contundente, anécdotas, vivencias y una mirada desde el interior de la historia más reciente de nuestro país, el periodista José Antonio Martínez Soler acerca a los más jóvenes la parte que falta en sus libros de historia y que muchos españoles nunca llegaron a estudiar. En el libro, que ya va por su quinta edición y que ha escrito junto a su hijo Erik Martínez Westley, recorre la evolución del país desde el nacimiento de la Segunda República hasta la Transición, con datos, pero también con hitos y recuerdos desde su infancia hasta el secuestro del que fue víctima poco después de la muerte del dictador.
Tanto en el libro, como en esta entrevista con Infobae España, deja de lado aquello que le pidió su madre y que pedían todas aquellas madres que criaron hijos en la guerra y la posguerra, en el inicio de lo que sería 40 años de silencio, miedo y represión.
Mi madre falleció en 2004, ya en democracia, pero no pudo quitarse el miedo de una vida sufrida en dictadura. Cuando le comento algún logro profesional me dice: “Hijo mío, no te signifiques”. Ella parece la más miedosa de todos (tuvo dos hermanos socialistas muchos años en la cárcel). Mi padre, que sale vivo de milagro de un campo de concentración de Franco, me cuenta cosas... solo cuando mi madre no está presente: ¿Sabes lo que cantan los de la Legión? Dan mucho miedo.
-Pregunta: Hay jóvenes que, pese no haber vivido durante el franquismo y haber nacido en una democracia ya consolidada, dicen que se vivía mejor con Franco. ¿Por qué hay una parte de España que no es capaz de librarse de esa añoranza a un tiempo pasado que no fue mejor?
-Respuesta: Por el pacto del olvido. Mi hijo Eric y yo decidimos hacer este libro impulsados por un grupo que veo mucho por la calle Marqués de Urquijo (Madrid). Muchos días me he encontrado chicas y chicos de 20 años, envueltos en la bandera de Franco, con el brazo en alto, como Hitler y Mussolini cantando el Cara al sol. Y yo me asustaba. No eran muchos, como 40 o 50, no más pero me asustaba un poco y me preocupaba. Y dije “Mira, hay que escribir de esto para los jóvenes, porque hay niñas que celebran a Franco”. ¿Saben esas niñas jóvenes cómo vivía la mujer durante el franquismo? No podía tener cuenta corriente ni empleo sin permiso del padre, del marido. No podía viajar fuera de España sin un documento firmado por el marido o por el padre. Estaban encerradas en casa con la con la falda hasta el tobillo y el escote hasta el cuello. Eran como seres de segunda categoría. Entonces, claro, resulta que la culpa es nuestra. No hemos contado nunca quién fue Franco y qué pasó durante la dictadura. Por miedo, pero también, sí, también porque no queríamos volver a las andadas. Hicimos ese pacto del olvido.
-P: ¿A qué se refiere con volver a las andadas?
-R: Durante la dictadura no se podía hablar, no se podía publicar nada. Obviamente todo era propaganda, pero en la democracia, llevamos 50 años en libertad, ya podíamos haber contado un poco más. Pero no se cuenta porque la libertad nos vino en 1978 con la Constitución del 78, gracias a un pacto entre los franquistas y los demócratas, un pacto de no agresión, digamos, de no volver a las andadas. Ninguno de los dos bandos sabía la fuerza del contrario. Entonces prefirieron llegar a un acuerdo para no matarse entre ellos. Nuestros padres y nuestros abuelos estuvieron matando hacía no tanto. Fue el pacto del miedo. Yo creo que el 80% fue por miedo y un 20% por generosidad, y también por ganas de ser libres. Preguntabas porque los jóvenes celebran a Franco, pues porque estos jóvenes no saben nada de la dictadura. La libertad es como el oxígeno, la valoras cuando te falta. Si les hubiera faltado la libertad, serían antifranquistas, pero siempre han sido libres y no saben el valor que tiene. Cuando te falta la libertad, como me faltó a mí durante 30 años, la valoras y la defiendes.
-P: En el libro no solo tratas la Historia, hablas de tu historia, desde tu infancia en Almería marcada por el miedo de tu familia hasta tu propio secuestro tras publicar un artículo sobre el cambio de generales en la Guardia Civil del ala más conservadora poco después de la muerte de Franco.
-R: Mi hijo, que ha trabajado mucho en el libro y me ha quitado muchas cosas de historia que eran rollos, me ha ido obligando a hablar más de mí y de mi familia para que se lea mejor, para que sea más humano. Fíjate que yo nunca lo conté. Pasó al poco de morir Franco y me callé. No dije que era la Guardia Civil ni nada, al juez le dije que no sabía quién era por miedo. Porque esos militares, esos civiles de inteligencia que me secuestraron, podrían haber ascendido. Solo 30 años después, que ya había prescrito el delito de los secuestradores, lo publiqué en 20 minutos, el periódico que yo había fundado. Entonces mi hijo decía: “Cuenta la historia del abuelo y cuenta la tuya, que ya hay muchos libros de los de Franco”. Y yo creo que llega más al fondo de cada lector que el propio relato de los hechos.
-P: ¿Crees que es fácil para un profesor mandar este libro como lectura obligatoria en un aula?
R: Habrá profesores con miedo, porque el miedo perdura. En zonas donde gobierna el Partido Popular y Vox, por ejemplo, algunos se lo pensarán dos veces antes de recomendarlo, porque les puede afectar en su carrera profesional, le pueden generar problemas, le pueden denunciar. No es la primera vez que censuran en sus comunidades autónomas. Yo creo que es una vacuna contra la desinformación, contra los que celebran la tiranía y contra la mentira porque se narran hechos probados. De hecho, yo creo que sería muy bueno que la Secretaría de Estado de Memoria Democrática lo recomendara al Ministerio de Educación. Es un libro que debería estar en las escuelas y en las bibliotecas. No lo digo por vender más sino porque creo que aún hay miedo a saber y nadie quiere ser tachado de una cosa o de otra.