El PP empuja con Junts a elecciones, pero la duración de la legislatura dependerá de lo que Pedro Sánchez “quiera y calcule”

La sombra del adelanto electoral es alargada. Aunque el Gobierno garantiza que la legislatura seguirá adelante, esta amenaza no desaparece en medio de un contexto legislativo muy difícil para el Ejecutivo. Y es que, su situación de minoría en el Parlamento evidencia las grietas, que se abren con más frecuencia tras cada revés en el Congreso por la pinza de PP y Junts. Ante esta imagen de inestabilidad, la derecha empuja hacia unas elecciones generales que, salvo PP y Vox, ningún otro partido quiere. Al menos, por ahora.

La debacle del pasado miércoles en la Cámara Baja –el Gobierno cosechó una de sus peores derrotas tras la caída del decreto ómnibus con la revalorización de las pensiones y las ayudas al transporte público, entre otras muchas medidas importantes– ha aumentado la incertidumbre entre los socios del Gobierno sobre la duración de la legislatura.

Al mismo tiempo, crece el pesimismo en el seno del bloque de la investidura sobre la viabilidad de los Presupuestos, un estado anímico que alimenta el propio Gobierno al restar importancia al escenario de que no consiga aprobar unas nuevas cuentas públicas en 2025. “Tampoco es tan grave no aprobar unos nuevos, porque los Presupuestos prorrogados son nuestros y son buenos. Es una responsabilidad compartida del Gobierno y del Congreso”, defendió el pasado miércoles el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños.

Pero el miedo a la alternativa de un gobierno de PP y Vox obliga a los aliados parlamentarios al replegarse en torno a Pedro Sánchez, dejando en su tejado la última decisión sobre un posible adelanto electoral. “La duración va a depender de lo que quiera y calcule Sánchez”, resumen fuentes de Podemos, aunque los de Ione Belarra lamentan que el PSOE haya “enterrado la legislatura progresista”.

En el seno del Gobierno, PSOE y Sumar defienden la necesidad de que la legislatura continúe su curso, pero los de Yolanda Díaz comienzan a dar señales de desesperación sobre la posibilidad de que haya unos presupuestos este año. Tras la caída de dos de los dos decretos que el Gobierno sometió a convalidación en el Congreso el pasado miércoles, fuentes del socio minoritario alertaron sobre la detonación de una “bomba atómica”. “Esto complica todo mucho”, aludieron estas voces en referencia a los Presupuestos de 2025.

En Sumar llaman a “recobrar la confianza” entre los partidos del bloque de la investidura, divididos en dos bloques ideológicos, a y “seguir trabajando para seguir mejorando nuestro país”. Y lo cierto es que el PSOE también prioriza la reconstrucción de los lazos con el partido de Carles Puigdemont, que mantiene suspendidas las negociaciones sectoriales con los socialistas, aunque también le pide “responsabilidad”.

Por eso, y en contra del criterio de Sumar y los partidos progresistas a la izquierda del PSOE, el Ejecutivo apuesta por volver a negociar las medidas incluidas en el escudo social, que decayeron por los votos en contra de PP, Vox y Junts, antes de que el Consejo de Ministros las apruebe. Fuentes de la dirección federal del PSOE reconocen que, si el Gobierno las impulsa “ahora”, cuando el texto tenga que volver a pasar por el Congreso, la negociación “se volverá a convertir en un mercado persa”.

Pero Sumar, ERC, EH Bildu, Podemos y BNG instan a no esperar más tiempo. Estas formaciones ponen el foco en la responsabilidad de PP, Vox y Junts, que tumbaron estas medidas, aunque instan a Sánchez a “reaccionar”. “Las condiciones idénticas que PP y Junts están imponiendo para intentar eximir y tapar su irresponsabilidad, reduciendo su apoyo únicamente a las pensiones y al transporte público, no son aceptables si dejan fuera todo el resto de medidas sociales que ya estaban en vigor”, señalan desde EH Bildu.

En esta misma línea, ERC se reafirma en su advertencia de la posible unión entre PP, Vox y Junts para desbancar a Pedro Sánchez a través de una moción de censura, una oferta que los populares han hecho a los independentistas a cambio de convocar elecciones generales (Junts la tilda de “broma macabra”). “Es muy difícil vaticinar cuándo durará la legislatura. Hace meses que estamos advirtiendo de las tres derechas. Parece que, después de lo de esta semana, ya hay más gente que se lo cree: Junts hará presidente a Feijóo; son la pasarela”, rematan voces del grupo capitaneado por Gabriel Rufián.

El PNV, consciente de las discrepancias dentro del bloque de investidura, llama a la “responsabilidad” de todos los grupos, aunque sus votos también sirvieron para tumbar un segundo decreto del Gobierno, el relacionado con la prórroga del impuesto a las energéticas. En palabras del lehendakari, el jeltzale Imanol Pradales, “la legislatura todavía tiene recorrido. Eso exige mucha gimnasia del diálogo y de la negociación para buscar el pacto”, remarcó el dirigente del PNV para instar al Gobierno a “trabajar de otra manera” los acuerdos debido a su “fragilidad”.

Frente a la idea de que la legislatura es “ingobernable”, como calificó el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, y la continua llamada a las urnas que pide la derecha, Moncloa aprovecha la última derrota en el Congreso para dar la vuelta a la situación. En Ferraz opinan que, “cuando la gente vea” que la bajada de las pensiones y la caída de las ayudas al transporte “le afecta”, los ciudadanos podrán comprobar de primera mano que el “bloqueo” de la derecha “hace que pierdas derechos”.

Voces de la cúpula del partido que dirige Pedro Sánchez llaman a pasar página. Al margen de renegociar las medidas que cayeron con el rechazo al decreto, estas fuentes avanzan su intención de retomar el control de la agenda legislativa en febrero, cuando empieza el nuevo periodo ordinario de sesiones. Los socialistas pondrán el foco en llevar a la Cámara Baja, con un pacto previo, las medidas sobre vivienda que anunció el presidente del Gobierno hace un par de semanas. Entre ellas, destacan la exención fiscal para propietarios que alquilen su vivienda según el Índice de Precios de Referencia, muy criticada por sus socios, o las limitaciones a la compra de inmuebles a los extracomunitarios no residentes.

En cuanto a los Presupuestos, el PSOE ya mira hacia 2026. Teniendo en cuenta el actual proceso de deshielo con Junts, estas voces recalcan que, si no se consigue un acuerdo en esta materia con los independentistas en el primer trimestre del año, el Gobierno dará por perdidas las negociaciones para las cuentas públicas de este año. Y, en ese caso, trabajarán para aprobar las de 2026.

Más allá del plazo temporal, la consigna es clara: “Los Presupuestos se presentarán con los apoyos atados”, agregan desde Ferraz, en contra de lo que el Gobierno había defendido hasta ahora sobre su obligación de presentar un proyecto presupuestario en el Congreso.

Haya o no presupuestos este año, la parte socialista del Gobierno defiende su capacidad para seguir adelante y rechaza de plano la conveniencia de convocar elecciones. Fuentes de la dirección del PSOE esgrimen el actual proceso de renovación de los liderazgos territoriales del partido, a los que le seguirán los procesos provinciales. A partir de junio, cuando acabe la renovación orgánica, el partido estará “engrasado para cualquier sorpresa que pueda haber”, deslizan en Ferraz, además de destacar la evolución de la economía como otro factor para tener en cuenta. En todo caso, ni en Moncloa ni en el partido de la rosa saben qué pasará: solo Sánchez tiene el poder para apretar el botón del adelanto electoral.