Desde este miércoles, unas 50 familias tienen, sin previo aviso, un plazo de 15 días para abandonar las viviendas de la Comandancia de la Guardia Civil de Toledo. Varios bloques de las instalaciones del instituto armado han sido declarados en riesgo de derrumbe por la aluminosis que padece desde hace años una edificación construida en el siglo pasado.
A pesar del evidente grado de afectación en buena parte del cuartel, los agentes allí destinados se vieron sorprendidos por la noticia. Fueron convocados por el coronel jefe a primera hora de la mañana y, a mediodía, ya estaban pensando adónde irán junto a sus familias cuando salgan por última vez de la que ha sido su casa.
El principal causante del deterioro del edificio es la aluminosis o “fiebre del hormigón”, una lesión de este material que se manifiesta especialmente en las viguetas de los forjados de los edificios, lo que provoca que el hormigón pierda sus propiedades haciéndose menos resistente y más poroso. En las instalaciones de la Comandancia de Toledo se ha agravado, principalmente, en varios bloques de viviendas de los agentes y sus familias, así como en los bajos de estos edificios, donde se emplazan algunas unidades y otras dependencias del instituto armado.
La misma mañana de este miércoles, la Guardia Civil de Toledo hacía oficial el desalojo y anunciaba que las nuevas instalaciones de la Comandancia se ubicarán “sobre el solar que se ocupa actualmente”. Las duración de las obras se estima en un periodo de dos años y, según fuentes del instituto armado consultadas por Infobae España, una de las soluciones para los agentes y sus familias sería su traslado provisional a cuarteles de las localidades más próximas a la capital toledana. Para estudiar esta y otras posibilidades, el coronel anunció a los agentes la creación de una oficina para atender a las familias afectadas y proporcionarles “la mejor de las soluciones”.
Dos desalojos en apenas un año y medio
El de Toledo es el segundo cuartel desalojado por aluminosis en apenas un año y medio. Las dependencias de la Guardia Civil de Cartagena (Murcia) tuvieron que ser derruidas ante el riesgo de derrumbe para las viviendas de unas 80 familias. Tras su demolición, las obras para la construcción del nuevo acuartelamiento aún no han comenzado.
La aluminosis está presente en numerosos cuarteles de la Guardia Civil a lo largo y ancho del territorio nacional y las asociaciones profesionales denuncian las “deficientes” medidas de prevención y mantenimiento que toma el Ministerio del Interior para evitar el completo deterioro de las instalaciones afectadas. Desde Independientes de la Guardia Civil (IGC) denuncian que el desalojo de la Comandancia de Toledo “pone de manifiesto la evidente precariedad de muchas instalaciones” del instituto armado” y consideran “muy necesaria” una “mayor dotación de recursos para la conservación y mejora” de las mismas.
El portavoz de IG, Dani Fernández, se acuerda de los guardias civiles afectados y sus familias: “Con cada desalojo, se ve afectada de forma directa la conciliación laboral y personal de los guardias civiles, ya que muchos de ellos se ven obligados a trasladar su puesto de trabajo e incluso, en algunos casos, a perder su vivienda en dichos acuartelamientos afectados por su desalojo”.