Unos padres quieren llamar a su hijo Lucifer pero la Justicia les impide poner el nombre para “proteger el bienestar futuro del niño”

De acuerdo con las leyes alemanas, se exige que los nombres deben cumplir con ciertos criterios, como ser claramente reconocibles como nombres propios y reflejar el género del niño

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El Instituto Nacional Materno Perinatal
El Instituto Nacional Materno Perinatal (INMPN) y los hospitales del Seguro Social de Salud (EsSalud) celebraron los primeros nacimientos del 25 de diciembre. Foto: EsSalud

Elegir un nombre para un hijo o hija es una decisión que les marcará de por vida. Por eso, es normal que surjan dudas y que lleve un tiempo escoger el definitivo. Hay una lista de nombres que hace años que están entre nosotros, ya que, hace no tanto tiempo, era común llamar al recién nacido con el nombre tradicional de cada familia, que se iba pasando de generación en generación.

La religión también ha sido un factor de peso que ha marcado los nombres de generaciones más antiguas. En el caso de los católicos, el nombre podía responder al calendario religioso llamando al recién nacido según el santo que correspondía a ese día. Pero los tiempos cambian y hoy en día el nombre suele depender únicamente del gusto de los progenitores del bebé. Cada año, se ponen de moda nombres de personajes de ficción, de series o películas de éxito, o bien de jugadores de fútbol, baloncesto o algún otro famoso a los que los padres idolatren.

Hoy en día, hay libertad para poner prácticamente cualquier nombre, eso sí, siempre teniendo en cuenta que, a largo plazo, no pueda perjudicar al recién nacido. Por eso, en la ciudad de Rostock, al norte de Alemania, las autoridades legales han obligado recientemente a unos padres a cambiar el nombre que inicialmente habían elegido para su bebé.

Según ha informado el periódico británico The Times, un tribunal respaldó la decisión de una oficina del registro civil de prohibir a una pareja nombrar a su hijo Lucifer, argumentando que este nombre podría perjudicar el bienestar futuro del niño al exponerlo al ridículo o a desventajas sociales.

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De acuerdo con las leyes alemanas, las autoridades tienen la facultad de rechazar nombres que puedan representar un riesgo para el desarrollo del menor. Además, se exige que los nombres deben cumplir con ciertos criterios, como ser claramente reconocibles como nombres propios y reflejar el género del niño. En este caso, aunque se podría argumentar que se trata de un nombre relacionado con la religión, el registro civil consideró que el nombre Lucifer, asociado tradicionalmente con el diablo en la cultura cristiana, podría tener un impacto negativo en la vida del niño.

McDonalds, Lenin o Gucci, entre otros nombres inapropiados

Las oficinas de registro en Alemania no se rigen únicamente por leyes escritas, sino también por costumbres legales no codificadas y precedentes establecidos en casos anteriores. Esto ha llevado a rechazar una variedad de nombres que se han considerado inapropiados o potencialmente dañinos para las criaturas. Entre los nombres que han sido rechazados en el pasado se encuentran Satan, Judas, Lenin, Gucci, McDonald, Bierstübl (que se podría traducir aproximadamente como “taberna”), Vaginia, Whiskey, Excalibur y Pain (dolor), un nombre que, en femenino, sí que está aceptado en España.

El objetivo final de estas restricciones es siempre proteger a los menores de posibles burlas o discriminaciones que puedan sufrir debido a estos nombres inusuales e, incluso, controvertidos. Sin embargo, el sistema también permite cierta flexibilidad, ya que las decisiones se toman caso por caso, teniendo en cuenta el contexto cultural y social.

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