Un hombre utiliza su herencia para vender heroína junto a su madre: dejaba la droga en casa de su progenitora y los clientes la recogían allí

El hombre, declarado adicto, llegó a consumir hasta 5 gramos diarios

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El hombre consumía la droga
El hombre consumía la droga desde los 16 años. (AFP)

Era un negocio perfecto, o eso debía de pensar el hombre de 40 años de edad que ha sido detenido por tráfico de drogas este enero. Incluso se podía hablar de un negocio familiar, ya que tenía a la socia perfecta, su madre. Pero la historia se remonta a la adolescencia. Desde los 16 años, el detenido consumía droga a diario. Declarado adicto, las inyecciones ascendían a 5 gramos al día en el momento de su detención, el 8 de enero de 2025, en su domicilio de Épinal (este de Francia). Fue llevado ante el tribunal penal de los Vosgos de inmediato.

Todo empieza con una herencia que se invierte en heroína, es increíble”, ha afirmado el fiscal Jean-Emmanuel Besset durante el juicio. De 2022 a 2025, este hombre, que se dedicaba a ser conductor de vehículos, cambiaría de profesión al tráfico de drogas a pequeña escala, según ha informado el diario francés Le Parisien.

Un modelo diferente

En total, las autoridades incautaron 770 gramos de heroína y cerca de 2.500 euros en billetes pequeños, además de dos armas. El proceso era sencillo. El detenido dejaba la dosis acordada con el cliente en el apartamento de su madre, quien la entregaba cuando venían a buscarla. Esta última también fue juzgada, pero dada su avanzada edad, 78 años, solo recibió una simple advertencia penal de libertad condicional.

“Esto es un tráfico de drogas diferente a las realidades que estamos acostumbrados a ver”, alegó Gary Lagardette, el abogado del hombre en su defensa. “Aquí no hay mensajes coquetos, no se obliga a nadie”, añadió el letrado. Al perecer, el hombre tenía una clientela pequeña pero fiel. “Solo tenía tres clientes, pero muy habituales”, especificó el abogado.

Finalmente, el juez condenó al traficante a tres años de prisión más otro de libertad condicional y a una multa de 5.000 euros.

La droga en la fase de adolescencia

Ser adolescente implica experimentar tanto cambios físicos como fisiológicos, combinados a una etapa de curiosidad, de riesgos y desafíos, en la cual, a menudo, se presenta cierta resistencia a las reglas establecidas.

Esta etapa es cuando el cerebro pasa por varias fases clave en el desarrollo completo para estar preparado para la vida. La experimentación con drogas ocurre, precisamente, cuando el cerebro, debido a su inmadurez, es más vulnerable a sus efectos tóxicos.

Cuanto antes empiecen a coquetear con las drogas, mayor serán las posibilidades de continuar consumiéndolas en el futuro. El abuso de las drogas en la juventud puede contribuir al desarrollo de problemas de salud como enfermedades cardíacas, presión arterial alta y trastornos del sueño, según ha indicado la revista especializada Medlineplus.

El cerebro de los jóvenes
El cerebro de los jóvenes sigue desarrollándose hasta los 25 años de edad

Existen muchas razones por la cual se empieza a consumir, desde encajar en el grupo o sentirse bien, hasta mejorar en las actividades y metas deportivas y académicas. Entre ellas, las drogas más consumidas en la fase de adolescencia son el alcohol, el tabaco y la marihuana.

Sin embargo, se sabe que los adolescentes que sufren de estrés en la vida temprana, como maltrato, abusos u otras formas de trauma, falta de monitoreo de sus padres o tener malas influencias, corren el riesgo de convertirse en consumidores habituales de cualquier tipo de droga que consiga evadir sus pensamientos de agobio o ansiedad.

Cómo evitar el consumo de droga en los jóvenes

Afortunadamente, el consumo de estupefacientes se puede prevenir. Existen programas que involucran a familias, escuelas, comunidades y medios de comunicación que ayudan a reducir la adicción. Además, incluyen programas e iniciativas educativas para ayudar a las personas a entender los riesgos de consumir.

Para evitar que los hijos sean consumidores hay que tener en cuenta:

  • Buena comunicación con los hijos.
  • Desarrollar la confianza y un fuerte sentido de sí mismos (autocontrol, responsabilidad, límites seguros y preocupación por ellos).
  • Supervisar: mantenerse cercano a los hijos ayuda a reconocer problemas y promover la confianza y seguridad.
  • Conocer a los amigos de los hijos.
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