“Establezco como mi heredero universal la asociación diocesana de Vannes con la asignación de la herencia universal al comité Les Amis de Saint-Guen de Vannes”. Cuando el padre Yves-Marie Le Pipe redactó su testamento, no sospechaba que estas pocas líneas conducirían casi diez años después a la diócesis de Vannes y a un notario ante el tribunal judicial.
El sacerdote murió a la edad de 93 años, en septiembre de 2016, hace ya más de ocho, pero dicho comité todavía no ha recibido ni un centavo de su herencia, que asciende a 300.000 euros (el valor de la casa del cura). En su testamento, habría deseado que ese dinero hubiese sido utilizado para restaurar y mantener su iglesia, ubicada en el barrio de Ménimur de Vannes (oeste de Francia).
El testamento fue firmado el 28 de abril de 2015 ante notario. El padre de Le Pipe indicó que la casa del sacerdote, ubicada en Ploemeur, cerca de Lorient, fuera entregada a la asociación Les Amis de Saint-Guen de Vannes, cuyo objetivo es “promover este edificio espiritual y arquitectónico”.
Sin embargo, cuando el sacerdote falleció, la organización no fue notificada. “Nos enteramos por casualidad gracias a los vecinos del padre”, ha señalado el director de la asociación, Grégoire Maisonneuve. “Hicieron todo lo posible para que nadie supiera de este legado”, ha añadido. Fue en 2018 cuando la asociación pudo obtener una copia tras una decisión judicial provisional.
Abuso de confianza
La asociación decidió demandar al obispo de Vannes, el monseñor Centène, así como al tesorero de la diócesis, al albacea del testamento y a un notario encargado del patrimonio por abuso de confianza ante el tribunal penal de la ciudad.
No obstante, ante la audiencia, el jueves 9 de enero, solo compadeció el notario, que ya estaba jubilado. “No hay abuso de confianza, ya que no hay malversación de una suma que habría sido entregada a la diócesis de manera precaria”, ha declarado el abogado del notario, William Pineau. “Esta es la razón por la cual mi cliente no puede ser cómplice”, ha explicado.
En frente, Grégoire Maisonneuve, director general de la asociación y que no es otro que el hijo del arquitecto que construyó la parroquia en 1967. Según él, “lo cierto es que la diócesis está reteniendo el dinero, pero no sabemos qué hizo”. “La iglesia necesita una restauración. Un arquitecto de los edificios patrimoniales estima una primera fase de obras de 120.000 euros. Una primera dotación que sería urgente para esta obra necesaria”, ha indicado el director.
Montseñor Centène y los dos miembros de la diócesis no se presentaron el día del juicio por razones desconocidas. No obstante, en el juicio, la fiscalía solicitó la absolución “porque no existe ninguna ley penal que condene el incumplimiento de un testamento en un legado”.
Una primera denuncia desestimada en 2020
Pasaba el tiempo y todavía no había ningún ingreso en las cuentas de la organización. Sin embargo, en 2020, la fiscalía denegó la primera denuncia por abuso de confianza. En su momento, la diócesis reaccionó con el siguiente comunicado: “Es la Asociación Diocesana de Vannes la propietaria de la iglesia de Saint-Guen, y esta no ha dado mandato a ninguna asociación para que se ocupe del mantenimiento del edificio”.
Ahora, la investigación de la policía judicial ha revelado que los fondos procedentes de la venta de la casa “fueron transferidos a otras cuentas bancarias del obispado, permitiendo el particular pago de los salarios”. El juicio se reanudará el 27 de febrero de 2025.