La primera edición de Gran Hermano revolucionó la industria televisiva española. Su éxito tiene sentido, en realidad. No podía ser de otra manera para una suerte de experimento social, televisado, en el que se podía observar la convivencia de 15 personas anónimas mientras abrían por completo su vida al público desde la casa de Guadalix de la Sierra.
Dieciocho ediciones después (aunque entre la decimooctava y la decimonovena tuvieron que pasar unos 7 años), se ha convertido en todo un referente del mundo del ‘reality’, habiendo introducido numerosos personajes memorables en el imaginario colectivo del país.
Bea ‘La Legionaria’, uno de los personajes más célebres de Gran Hermano
Una de las personas que más destacaron en este programa fue Beatriz González Rico. Aunque seguramente no se la recuerde de esa manera, sino como Bea “La Legionaria”, con su “si me quiero tirar un pedo aquí, me lo tiro y si me lo quiero tirar aquí, me lo tiro” siendo aún una de las frases más célebres de la historia del formato.
Según contó en su día, entró en el programa tras detener su preparación para opositar a la Guardia Civil porque “estaba fumando con mi novio de ese momento cuando apareció el anuncio en la tele y me dijo que me presentara. Rellené el formulario de preguntas y estuvieron toda la semana llamándome para que fuera a Madrid a hacer el casting”.
Y así fue: dejó para la posteridad su memorable participación en el programa, aunque fue expulsada en la décima gala, tras lo que siguió recorriendo los platós de televisión durante un tiempo. Fue colaboradora de Crónicas Marcianas y volvió a aparecer por Guadalix de la Sierra para Gran Hermano: El Reencuentro en el año 2010, además de pasar por Supervivientes, Sálvame, y por Cámbiame, en 2017, para realizarse un cambio de look y poder iniciar una nueva vida.
La nueva vida de Bea ‘La Legionaria’
Casi 20 años después de su expulsión de Gran Hermano 6, Bea ha logrado alcanzar su objetivo: recuperar cierta semblanza de normalidad, esa que caracterizaba sus días antes de participar en el ‘reality’, pero no sin dificultades. Hace unos años, pudo encontrar trabajo como camarera en Getafe (Madrid), donde permaneció hasta 2020, cuando la dueña del local decidió traspasarlo. Y entonces llegó la pandemia.
Para 2021, cuando apareció por Sálvame, no tenía trabajo y la ayuda de 450 euros que recibía era insuficiente para pagar su (o cualquier) alquiler, lo que provocó que fuese acusada de okupar su vivienda. Por suerte, a los pocos meses pudo encontrar un nuevo trabajo en una pastelería con el que, poco a poco, pudo saldar sus deudas.
Hoy por hoy, sigue teniendo pocos pelos en la lengua, como demuestra diariamente en su perfil de TikTok, en el que aparecen banderas de España por todas partes, incluso en su ropa interior, según compartió con El Mundo. Aunque no falta nada de su humor particular en su perfil de la red social, también se mantiene fiel a sí misma, lo que le ha llevado a protagonizar alguna que otra polémica por su actitud crítica al Gobierno y su defensa pública de Vox.