La apendicitis, o inflamación del apéndice, es una enfermedad que, normalmente, requiere de intervención quirúrgica llamada apendicectomía, la cual consiste en la extirpación del apéndice cecal. Esta dolorosa enfermedad se manifiesta a través de síntomas como dolor en la parte inferior del lado derecho del abdomen; dolor que se desplaza desde el ombligo hasta la parte inferior derecha del abdomen; molestia al toser, caminar o realizar cualquier movimiento brusco; náuseas y vómitos; pérdida del apetito; fiebre baja que puede aumentar de forma progresiva; o estreñimiento o diarrea, entre otras señales.
Aunque pueden parecer síntomas comunes de cualquier enfermedad, lo cierto es que la apendicitis, si no se trata rápidamente, puede presentar complicaciones graves y mortales.
Pasó de un extremo a otro en horas
Bryan Fouquet, joven francés de 23 años, acudió al hospital de Longjumeau -comuna francesa localizada en la región de Isla de Francia- aquejado por un intenso dolor de estómago, sin ser consciente de que allí pasaría, desgraciadamente, sus últimas horas de vida.
Su padre relató la tranquilidad de aquella mañana, en la que “lo vi, solo me dijo que le dolía el estómago y pensó que era por las salchichas picantes que había comido el día anterior”. Preocupado por el dolor que no cesaba, Fouquet hijo acudió una farmacia donde se le aconsejó que acudiese al hospital ante la posibilidad de que fuese apendicitis.
El galo de 23 años hizo caso de las palabras del farmacéutico e ingresó en el hospital más cercano, diagnosticado con una “apendicitis aguda no complicada”.
A pesar de las molestias ocasionadas por la enfermedad, su familia no fue la única en advertir el estado de tranquilidad que mantenía Bryan, sino que un camillero declaró que el paciente se encontraba muy bien cuando ingresó al quirófano. La operación sucedió con aparente normalidad, pero Bryan Fouquet acabó falleciendo dos horas después a causa de tres paradas cardíacas.
La familia cree que hubo negligencia médica
Este trágico suceso sucedió el 4 de enero de 2019, hace más de 6 años. Durante este largo tiempo, la familia ha tenido que lidiar con la inesperada muerte del joven y con una lucha legal frente al hospital de Longjumeau, al que acusan de negligencia médica en el tratamiento de Bryan.
Por su parte, el centro médico rechazó dicha incriminación, después de que el informe pericial concluyese que las causas de la muerte del joven fueron debidas a un shock o choque anafiláctico -reacción alérgica inmediata y sistémica del organismo originada por la exposición a una sustancia a la que el individuo es alérgico- “muy grave”, desechando por completo cualquier vestigio de esperanza en la búsqueda de justicia para Bryan.
No obstante, la familia de Bryan Fouquet recibirá una indemnización de 113.000 euros en concepto de daños y perjuicios, una compensación económica que no equilibrará la repentina muerte del joven, los seis años sin su presencia y todos y cada uno de los días teniendo que revivir aquel trágico día en que vieron, por última vez, a su familiar.