
Hay pocos miedos más frecuentes que el de que el bienestar de una mascota. Día a día, las personas cuidan de los animales con los que viven, los cuales en muchos casos ya son parte de la familia. Tan es así que hasta la ciencia, en diferentes estudios realizados, ha concluido que convivir con perros, gatos u otros animales puede ser muy positivo para la salud mental y física de sus dueños.
Sin embargo, en la otra cara de la moneda quedan los abandonos de mascotas, o los accidentes que pueden ocurrir y que desembocan en que, de un día para otro, no haya ni rastro del animal. Cada año, en España se recoge de la calle más de 286.000 animales, según el Estudio de Abandono y Adopción 2024 de la Fundación Affinity.
Una cantidad que, pese a ser una de las más bajas en los últimos años, sigue teniendo mucho margen de mejora, lo que ha hecho que cada vez se implanten más medidas, como las fijadas en la Ley de Bienestar Animal, que obliga a los dueños a poner un microchip a sus mascotas para que, en caso de que se pierdan, poder contactarles. De no hacerlo, podrían ser sancionados con multas de entre 10.000 y 50.000 euros.
Reaparece 11 años después
El funcionamiento de estos dispositivos es tan sencillo y su eficacia tan alta, que en ocasiones surgen noticias como la que se ha conocido este mismo martes en Saint-Denis-lès-Bourg, al este de Francia: Garfield, un gato que llevaba once años perdido, ha vuelto a casa de Marilyne, su dueña. Y es que, tal y como informa el medio galo France 3, la mujer no sale de su estupefacción tras este reencuentro con un compañero a quien ella y su familia ya creían perdido para siempre.
En 2014, el gato se escapó de la vivienda en la que vivía, y diez años después la familia decidió adoptar una nueva mascota. Al poco tiempo, no obstante recibieron la llamada de una asociación protectora de animales, Clan fél’Ain, cuyos responsables informaron a Marilyne de que su gato estaba con vida, gracias a la información que encontraron en el microchip que llevaba la mascota.
Lo más sorprendente de todo es que, tal y como se supo después, Garfield había estado viviendo todo este tiempo en su barrio. Los vecinos le daban de comer y nunca nadie se preguntó si tenía microchip. En Francia, también es obligatorio, lo que no parecieron recordar quienes se lo encontraron.
Sobre esto, se ha pronunciado recientemente para France 3 una empleada de la protectora, que ha subrayado hasta qué punto hacen falta estos dispositivos. Además, ha incluido que, en caso de encontrarnos alguna vez con un animal por la calle, “hay que contactar inmediatamente con un veterinario para comprobar si el animal está identificado.
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