Daisy, la perra que estuvo a punto de morir tras ser atacada por un águila y llevada por los aires: “Tuvo suerte”

En la naturaleza, los papeles de cazador y cazado se pueden intercambiar en cualquier momento

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Águila Calva. (Pixabay)
Águila Calva. (Pixabay)

Es un suceso extraño. No suele darse. Pero a veces los cazadores se convierten en cazados. Este sábado 18 de enero, una perrita se ha visto envuelta entre las garras de un águila que sobrevolaba los cielos de los Alpes de Vaud (oeste de Suiza). Afortunadamente, la perra, Daisy, sobrevivió gracias a la rápida actuación de sus dueños.

Durante un paseo rutinario por el campo en la región de La Combalaz, Daisy corría, jugaba, olisqueaba mientras sus dueños hacían diversas compras en los distintos comercios de la zona. Un lugar relativamente aislado, cerca de una urbanización de chalets en mitad de la naturaleza.

“Estábamos comprando una caja de nido cuando escuchamos los ladridos de la perra”, han contado Roland e Isabelle, los dueños de Daisy, al diario suizo 20 minutes. “Vimos un monstruo corriendo hacia ella”, han continuado explicando. Sin pensarlo dos veces, salieron corriendo del establecimiento. “Fue entonces cuando vimos a Daisy en las garras del águila, ya en el aire. ¡Fue impresionante!”, han señalado sus dueños.

De depredador a presa

Conseguida su presa, el depredador despegó y se alejó pendiente abajo. “Empezamos a gritar y la soltó”, ha indicado Roland. “Ya estaba a dos o tres metros del suelo”, ha especificado. Pero el pájaro intentó un segundo ataque, esta vez sin éxito, ya que Daisy ya había encontrado un refugio junto a sus amos.

Fue un momento angustioso”, ha dicho Isabelle. La perra, herida, fue llevada urgentemente al veterinario, curiosamente a la ciudad de Aigle (Águila en francés), ubicada en los Alpes suizos. Daisy fue curada de varias heridas y moratones. “Era la primera vez que veían algo así”, ha expresado la dueña.

No es la primera vez que se da un caso donde un águila ha intentado cazar a un perro. En 2023, Italia se quedó consternada con la brutalidad que podía ejercer la naturaleza. El caso fue mortal. No obstante, sigue siendo un hecho extremadamente raro. “Daisy tuvo suerte”, ha afirmado el inspector de policía de vida silvestre Miche Perreten.

(Pixabay)
(Pixabay)

Invierno duro, águilas más valientes

“En la naturaleza los perros son a veces depredadores, pero también hay que hacer un trabajo preventivo para evitar que perturben los ecosistemas. Los papeles se pueden invertir y pueden convertirse en presas”, ha declarado Perreten.

En este caso, el ave podría ser un águila joven. “Los nacidos en primavera se quedan con sus padres hasta que comienza el invierno, pero luego deben encontrar su propio territorio. Por lo general cazan marmotas, liebres, rebecos jóvenes o se alimentan de cadáveres. Pero en la naturaleza, la oportunidad hace al ladrón. Si es joven y el invierno es duro, quizá sea más atrevido”, ha sugerido el inspector de policía.

Y si bien el águila pesa 5 kilogramos, “su potencia de vuelo le permite despegar en dirección a la pendiente, para liberar a su presa un poco más lejos y poder perforarla fácilmente con sus garras, incluso a un zorro”, ha comentado Perreten. Pero no hay de que preocuparse, mientras se vigile al perro cuando está libre, “el caso no debería generalizarse”, ha tranquilizado el inspector de policía.

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