Marte se ha convertido en el próximo gran objetivo que se ha marcado la humanidad para las próximas décadas, y la industria espacial internacional, incluida la española, se han puesto manos a la obra para desarrollar las tecnologías necesarias no solo para profundizar en la exploración autónoma de aquel planeta, sino para que el hombre pueda aterrizar y moverse sobre su suelo rojizo. El propio Felipe VI ha sido testigo este viernes de las innovaciones desarrolladas para tal fin en Madrid, e incluso, para envidia de los astronautas, ha podido ‘caminar’ sobre la superficie marciana, de la mano de la empresa GMV.
La compañía madrileña, con sede en la localidad de Tres Cantos, ha exhibido al monarca el terrario en el que lleva a cabo las pruebas de robots espaciales, instalaciones que simulan el territorio del planeta rojo. Allí, el rey ha presenciado una demostración de uno de estos róver desarrollado por GMV. Según Mariella Graziano, directora de estrategia y desarrollo de negocio de Ciencia, Exploración y Transporte de la empresa, destaca por su modularidad, es decir, su capacidad de ser equipado con diferentes instrumentos, como cámaras y brazos robóticos, dependiendo de la misión que deba llevar a cabo. “Está hecho de una forma que en lugar de tener que diseñar un róver para cada escenario de misión, se tenga una parte común y a la que ir añadiéndole piezas”, ha explicado Graziano a Infobae España.
Otra de las tecnologías desarrolladas por GMV, que a lo largo de todo 2024 ha celebrado su 40º aniversario, está relacionada con la capacidad de exploración de los robots autónomos: con el proyecto Fastnav ha conseguido incrementar la velocidad a la que los llamados róveres pueden desplazarse sobre la superficie de otros planetas o incluso de la Luna. Hasta ahora, dadas las limitaciones de sus sistemas de navegación, estos sistemas sólo podían avanzar a 0,13 metros por segundo, pero GMV ha logrado incrementar esta velocidad media hasta los 60 metros por minuto, es decir, 3,6 kilómetros por hora, celeridad nunca antes alcanzada por estos robots.
De esta manera, la innovación de la firma española será fundamental para desarrollar róveres que puedan recorrer largas distancias de hasta 20 kilómetros por día, capacidad fundamental para la nueva era de exploración lunar y planetaria. Para alcanzar esta velocidad inédita, la empresa madrileña, tal como ha explicado Graziano, ha desarrollado un sistema de guiado, navegación y control (GNC) que combina visión artificial y tecnología de IA de última generación.
Esta solución permite que el vehículo identifique y evada obstáculos en su camino “en tiempo real”, optimizando su ruta sin necesidad de detenerse. “El robot irá mucho más rápido, aunque hay unos límites físicos. El principio o final de la misión no podrá cambiar, pero sí el recorrido, en caso de encontrar algo que le interesa o molesta”, ha detallado la directiva de GMV. Este enfoque de conducción continua representa un cambio de paradigma frente a los sistemas de navegación convencionales, que suelen requerir pausas constantes para la replanificación de trayectorias.
Limpieza espacial
Felipe VI también se ha mostrado interesado en la tecnología diseñada por la compañía para volverse líderes en la limpieza del espacio. En su recorrido a lo largo de las distintas instalaciones de GMV, en el laboratorio robótico Platform-art, el rey ha presenciado el sistema Cat, ideado para capturar satélites muertos que deben ser destruidos para evitar la acumulación de basura espacial.
A grandes rasgos, Cat (gato, en inglés) es una garra capaz de atrapar satélites que va montada sobre un vehículo espacial capaz de aproximarse, de forma sincronizada y segura, a su presa. Tras la captura, Cat conducirá el satélite desechado de regreso a la Tierra, desprendiéndose de él una vez que la gravedad comienza a arrastrarlo hacia la superficie terrestre. Al ingresar a la atmósfera, el sistema se desintegrará. Por su parte, Cat permanecerá en el espacio listo para realizar más capturas.
Al respecto, Graziano ha detallado que, actualmente, la compañía está compitiendo en una licitación internacional para liderar, con su tecnología Cat, el proyecto de la Agencia Espacial Europea (ESA) para desarrollar un sistema con el que hacer más sustentable su actividad y el estudio del cosmos. La decisión se tomará a finales de este año.