Carismática, extrovertida y con una personalidad arrolladora, el nombre de Clare Crockett ha capturado la atención de la prensa internacional. Y es que, aunque nunca gozó de gran fama en España, el pasado 12 de enero, se celebró una misa en su nombre en Alcalá de Henares, pues la que fuera estrella infantil de televisión está a punto de ser beata, de convertirse en santa. Un destino al que llegó de la manera menos esperada, pues su sueño era convertirse en una estrella de Hollywood. Sin embargo, a la edad de 18 años, dio a su vida un giro de 180 grados.
“Esto es lo que quiero hacer, y lo voy a hacer. Así de claro”, afirmó en un testimonio que dio en la Jornada Mundial de la Juventud llevada a cabo en 2011 en Madrid sobre el nuevo rumbo que instauró en su día a día. Sus grandes dotes en la comunicación le permitieron hacerse un hueco en el mundo de la interpretación. Así, a la edad de 14 años ya formaba parte de una agencia de actores, firmando contratos y siendo seleccionada como presentadora en programas del Canal 4 de Irlanda e Inglaterra, e incluso llegando a participar en alguna que otra película.
Su gran salto a la fama fue en 2002, gracias al filme Sunday, que retrata el domingo sangriento que Irlanda del Norte vivió en 1972. Cuando tenía casi la mayoría de edad, recibió una oferta laboral de Nickelodeon que, sin pensarlo mucho, rechazó. Tan solo poco después, el foco de su vida cambió por completo y, aunque se convirtió en una celebrar, lo hizo de una forma que nunca imaginó.
Y es que cerca de los 16 años, Crockett empezó a sentir “un vacío irremediable” que, rápidamente, intentó llenar con malos hábitos, según aseguran medios como People o US Weekly. Tal y como ella misma explicó a Universitarios Católicos, “el tema del alcohol llegó a ser un problema para mí. Me era inviable vivir sin mi paquete de tabaco y fumaba drogas”. Todo esto quedó atrás cuando una amiga suya la invitó a España. Aunque ella pensaba que iba a disfrutar del sol y de las conocidas fiestas de Ibiza, lo cierto es que ambas llegaron a un pueblo de Cuenca para formar parte de un encuentro católico en pleno Viernes Santo.
“Jesús murió por mí. ¡Me ama!... ¿Por qué nadie me ha dicho eso antes?”, expresó, poco antes de entrar en contacto con un crucifijo, dejando entrever que esta sería la revelación que recibió. Poco a poco, la vocación eclesiástica empezó a crecer en su corazón y, a los 18 años, reveló a su familia el camino que quería a seguir. “Con una cerveza en mano y un cigarro en la otra”, les confesó que se convertiría en monja.
Dada las circunstancias en las que Clare desveló a su familia el camino que quería seguir, estos pensaron que se trataba de una broma. Sin embargo, se equivocaban. En febrero de 2006, la joven hizo sus primeros votos y fue proclamada Sor Clare. Eso sí, el destino de la consagrada no estaba entre las paredes de una iglesia, pues a ella le gustaba mantenerse cerca de la comunidad. Después de vivir en Cuenca y en Jacksonville, en el año 2012 tomó la decisión de trasladarse a Ecuador, donde ocupó parte de su tiempo enseñando música, hasta que falleció el 16 de abril de 2016 en Playa Prieta, durante un terremoto.
Desde entonces, Sor Clare, cuyo lema era “o todo o nada”, se transformó en una leyenda entre las monjas españolas y hoy sus compañeras aseguran que su legado incluye un listado de cosas excepcionales, como cánceres o embarazos milagrosos, según asegura la hermana Kristen Gardner a EWTN. Sus aportaciones fueron tales que, actualmente, Clare Crockett se encuentra en proceso de beatificación en España.