Una japonesa que reside en España cuenta los problemas a los que se ha tenido que enfrentar por criarse aquí: “Tenía mucho complejo”

La joven ha relatado las dificultades a las que se enfrentó al crecer con padres japoneses en un entorno español

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Captura de pantalla del vídeo
Captura de pantalla del vídeo de Tami Tako. (TikTok)

Adaptarse a una cultura diferente es un desafío que muchas personas afrontan cuando emigran. Sin embargo, los retos también se presentan para aquellos que crecen en un país extranjero bajo la influencia de tradiciones familiares distintas. Este es el caso de una japonesa residente en España, Tami Tako, quien ha compartido las dificultades que enfrentó al crecer con padres japoneses en un entorno español en un vídeo publicado en su perfil de TikTok.

Entre los mayores desafíos que relata está el aprendizaje y uso de expresiones coloquiales y refranes típicos del castellano, una parte esencial de la comunicación diaria que no se enseña en las aulas. “Como en cada idioma, siempre existen expresiones y refranes típicos que sueles aprender por tu familia, como: ‘Cagarse por la pata abajo’, ‘Esto es teta de monja’, ‘Le han faltado dos veranos’ o ‘La mosca detrás de la oreja’. Mi problema era que no entendía estas expresiones”, explica.

“Me crie sin abuelos, tíos o primos cerca”

La ausencia de familiares cercanos también jugó un papel importante en este desfase cultural. “Yo me crie sin abuelos, tíos, primos cerca. Les veía una vez al año cuando iba a Japón. Además, mis padres tampoco conocían estas expresiones”, señala. Este aislamiento limitó su exposición a un aspecto fundamental del idioma y la cultura española, lo que afectó su capacidad para integrarse plenamente. Aunque estas situaciones a menudo generaban risas entre sus compañeros, para ella fueron motivo de inseguridad: “A la gente le hacía gracia que yo no las entendiera, pero yo tenía mucho complejo”.

Pero este desafío no se limitó al español. En su lengua materna, el japonés, enfrentó problemas similares debido a la falta de interacción cotidiana con hablantes nativos. “Me pasaba exactamente lo mismo con el japonés. Con el tiempo, yo comprendí que esto no lo sueles aprender en el colegio, sino relacionándote mayormente con tu familia”, reflexiona.

La isla fantasma de Japón con forma de barco que fue la ciudad con más densidad de población del mundo.

“Aún me quedan muchas expresiones por aprender”

Esta experiencia pone en evidencia cómo las familias migrantes pueden enfrentarse a la paradoja de vivir entre dos culturas, sin llegar a encajar completamente en ninguna. En este caso, aunque domine el castellano, reconoce que todavía le queda mucho por andar. “Aunque yo hable perfecto español, aún me quedan muchas expresiones por aprender”. Este sentimiento de desconexión cultural puede ser una carga emocional significativa para los niños y jóvenes que crecen en entornos multiculturales.

A pesar de los desafíos, su historia también refleja el enriquecimiento que supone formar parte de dos culturas. Este tipo de experiencias brindan una perspectiva única y una capacidad de adaptación valiosa en un mundo cada vez más globalizado. No obstante, también subraya la importancia de comprender y apoyar a quienes atraviesan esta situación, reconociendo los complejos que pueden surgir al no sentirse completamente parte de ninguna cultura.

En España, donde la diversidad cultural se ha incrementado en las últimas décadas, historias como esta invitan a reflexionar sobre el impacto de la multiculturalidad en el desarrollo personal y sobre cómo la sociedad puede ser más inclusiva y comprensiva con quienes tienen trayectorias familiares y culturales distintas. Para esta joven japonesa, vivir entre dos mundos ha sido un desafío constante, pero también una experiencia que la ha ayudado a valorar las riquezas de ambos países, mientras sigue aprendiendo y superando los complejos que marcaron su infancia.

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