Los radiadores son los grandes olvidados a la hora de la limpieza del hogar. Son los grandes protagonistas cuando llega el invierno, responsables de mantener la casa caliente, sin embargo, se deja que las ranuras se llenen de polvo, manchas amarillas y suciedad que pueden desembocar en un descenso del rendimiento y un aumento del precio en las facturas de calefacción.
Mantener los radiadores limpios es una tarea crucial para evitar los elevados gastos en el consumo de gas. En primer lugar, para un buen mantenimiento de los radiadores, se deben estar pendiente de estas cuatro tareas:
- Purgar los radiadores.
- Limpiar el polvo y la suciedad más visible.
- Mantener los radiadores despejados de ropa u otros enseres.
- Controlar la presión del circuito de la calefacción.
No obstante, esta vez vamos un paso más allá y nos centraremos en las zonas más conflictivas como los espacios pequeños, rejillas y agujeros prácticamente inaccesibles para las manos que suelen llenarse de pelusas, polvo, roña, que pueden desprender malos olores cuando se enciende la calefacción.
Afortunadamente, existen trucos de limpieza caseros, con utensilios comunes y baratos que harán que los radiadores rinda a su máximo nivel. Solo se necesitarán una esponja, 1,5 metros de cuerda y un poco de agua y jabón.
El truco definitivo
Con estos productos se podrá acceder a las zonas más difíciles de los radiadores, permitiendo una fácil y completa limpieza, sin gastar mucho dinero y de una manera ecológica. El primer paso es la desconexión de los radiadores. Es muy recomendable que estén apagados y fríos. En segundo lugar, se deben colocar periódicos o cartones en el suelo, debajo de los radiadores, para proteger la tarima.
Un truco sencillo para sacar el polvo consiste en utilizar un secador de pelo a máxima potencia y con el aire frío. Si la suciedad está muy incrustada, también se puede usar una vaporeta. Posteriormente, utiliza la esponja para retirar las manchas amarillas más accesibles.
Una vez finalizado estos primeros pasos, se debe coger la esponja y atarla por la mitad con la cuerda. Empapar la esponja en una mezcla de agua y jabón e introducir la esponja por las ranuras del radiador. La cuerda debe ir por fuera, para así poder hacer recorrer la esponja de arriba hacia abajo por toda la ranura. Por último, es recomendable secar el radiador para evitar la oxidación por humedad.
Limpieza de los radiadores de hierro fundido
En el caso de disponer de radiadores de hierro fundido, es aconsejable aumentar la frecuencia con la que se limpia. A su vez, es mejor limpiar estas estufas con bayetas de microfibra porque retiran mejor el polvo. En el caso de que se lleve mucho tiempo sin limpiar, es mejor utilizar una aspiradora potente o un compresor de aire para retirar las pelusas de las ranuras. Una vez hecho, se debe limpiar el exterior con una mezcla de agua y jabón neutro.
Limpieza de radiadores eléctricos
Por otro lado, si se tiene un radiador eléctrico, basta con pasar un paño antiestático por toda la estructura para limpiar el polvo. También se puede pasar un plumero o mopa por el interior. Una vez acabado, se debe humedecer un trapo con agua tibia y jabón líquido, escurrirlo bien y pasarlo por toda la superficie. Por último, no olvidar secarlo para evitar su oxidación.