Quién fue Juan Sebastián Elcano, el marino español que completó la primera vuelta a la Tierra: su relación con Magallanes y las posibles causas de su muerte

El nombre que lleva el buque escuela de la Armada, en el que ahora navega la princesa Leonor, recuerda no solo a una de las mayores gestas navales de la historia de la humanidad sino también al hombre que la llevó a cabo. Juan Sebastián Elcano fue el capitán del nao Victoria, la única de las cinco embarcaciones que constituían la expedición de Fernando de Magallanes que logró regresar a España, en 1522 y tras tres años de navegación, completando la primera vuelta al mundo.

No obstante, el hecho de que Elcano, oriundo de Guetaria (Guipúzcoa), terminara encabezando el primer viaje alrededor del planeta fue una cuestión del azar. El vasco había comenzado esta odisea, en 1519, como maestre de otra de las embarcaciones que formaban parte de la flota, la nao Concepción, y que la finalizara liderando la Victoria se debió a las numerosas bajas y muertes que fue sufriendo la expedición.

Uno de los primeros episodios que fueron acercando al marinero español a los primeros puestos de mando fue el infructuoso motín contra Magallanes que perpetraron los capitanes de tres de los barcos: Gaspar de Quesada, Luis de Mendoza y Juan de Cartagena. Los dos primeros fueron ajusticiados, mientras que el último fue abandonado en una isla próxima al Puerto San Julián, en la actual Patagonia Argentina.

El propio Magallanes, después de descubrir el paso entre el Atlántico y el Pacífico que hoy lleva su nombre, fallecería en Filipinas, muerto en la batalla contra el rey de la isla de Mactán. Solo dos naos lograron dejar atrás el archipiélago filipino hasta Brunéi. Justamente allí, en la isla de Borneo, fue donde Elcano se convirtió en capitán de la Victoria, en reemplazo de Gonzalo Gómez de Espinosa, quien asumió como capitán general de la expedición.

Después de abastecerse de especias en las islas Molucas, Elcano emprendió la vuelta, por el oeste, a España en solitario, dado que la embarcación restante no pudo emprender el viaje de regreso debido a daños en sus casco que requerían de reparaciones. A lo largo de la travesía de regreso, en la que Elcano no pudo atracar en ningún puerto por temor a ser descubiertos por los portugueses, a quienes, por el Tratado de Tordesillas, le pertenecía toda esa parte del mundo, no fueron pocos las muertes entre la tripulación.

A su regreso a España, el rey Carlos I agradeció a Elcano la proeza realizada y pronto le encargó al vasco una nueva expedición a las islas de las Especias. Sin embargo, en esta oportunidad al navegante español no lo acompañó la fortuna y falleció en aguas del Pacífico, después de perder el rumbo al atravesar por segunda vez el estrecho de Magallanes.

Elcano murió entre el 3 y 6 de agosto de 1526. La causa de su muerte siempre se ha achacado al escorbuto, enfermedad causada por la falta de vitamina C, necesaria para la síntesis del colágeno en los humanos. Esta dolencia habitual en aquella época entre los marinos, quienes, en las largas travesías por el mar, no tenían accesos ni a frutas ni verduras y basaban su dieta en granos secos y carne salada.

Los relatos de los supervivientes daban cuenta de los típicos síntomas de ese mal que afectó a gran parte de la tripulación: encías inflamadas, caída de dientes y hemorragias. Sin embargo, otra hipótesis sobre el fallecimiento de Elcano apunta a una intoxicación alimentaria, en concreto la ciguatera, enfermedad que provoca el consumo de pescados con ciguatoxinas.

De acuerdo al testimonio de los cronistas, antes de cruzar hacia el Pacífico, en las costas de Guinea Ecuatorial, Elcano y otros oficiales de la nueva expedición consumieron un gran pescado, similar al salmón pero con dientes, y a los pocos días enfermaron de gravedad y estuvieron al borde de la muerte, aunque luego se recuperaron. De esta manera, dada que la muerte del vasco coincidió, meses después, con la de otros hombres que también habían disfrutado de aquel pescado, algunos historiadores ven probable que haya sido la reaparición de una ciguatera mal curada.