Hacer ejercicio, dormir ocho horas, mantener una dieta equilibrada y beber unos dos litros de agua al día. Estas son algunas de las claves que hay que seguir para mantener un estilo de vida saludable. Ahora, aunque está claro que estar hidratado es fundamental para preservar la salud, aún hay dudas sobre si beber agua del grifo es bueno para la salud.
Según datos de la Organización de Consumidores de Usuarios (OCU), el 41% de los españoles no bebe el agua del grifo de su casa. Esto se debe a que durante décadas hubo regiones en las que el agua no era apta para el consumo. Sin embargo, ahora esto ha cambiado. De hecho, el 99,5% del agua del grifo en España se considera apta para el consumo y cumple con todos los estándares de calidad establecidos por la Unión Europea.
Cuál es el mejor agua de España
Un reciente estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) evaluó la calidad del agua del grifo en más de 60 municipios de España, considerando aspectos como su origen, nivel de contaminantes, cantidad de cloro y características generales. Los resultados destacan que en 19 localidades el agua alcanza un nivel excelente, mientras que en 36 es calificada como buena.
Entre las ciudades con mejor agua del grifo se encuentran Burgos, Vigo, San Sebastián, Las Palmas y Madrid. En el caso de Burgos, el agua es de baja mineralización, con muy poca cal y libre de contaminantes, lo que garantiza su calidad. Por su parte, en San Sebastián, el agua también es de mineralización débil, lo que mejora su sabor y propiedades organolépticas. Estos datos resaltan la seguridad del agua en ciertas localidades, aunque no todas en España alcanzan estos estándares de excelencia.
Cuál es el agua de peor calidad de España
Antes de la adhesión de España a la Unión Europea en 1986, la inversión en infraestructuras de agua pública era limitada. Aunque ciudades como Madrid ya contaban con agua del grifo de calidad aceptable, muchas otras carecían de sistemas de filtrado y vigilancia adecuados. Por ello, era habitual que en zonas costeras como Barcelona, Valencia, Alicante, Málaga o Cádiz se recomendara no beber agua del grifo.
De igual forma, esta idea se vio reforzada por el turismo de los años 60, 70 y 80, quienes evitaban consumir agua del grifo. Con el aumento del poder adquisitivo de los españoles, el consumo de agua embotellada se popularizó como una alternativa.
Sin embargo, entre 1986 y 2008, España recibió 21.000 millones de euros en fondos europeos para mejorar sus infraestructuras hidráulicas. Gracias a ello, el país cuenta hoy con sistemas avanzados de filtración y gestión de aguas residuales, posicionándose como referente en este ámbito.
A pesar de estos avances, persisten diferencias regionales. Ciudades como Ciudad Real, Palma de Mallorca y Barcelona presentan una calidad del agua inferior a la media. No obstante, en términos generales, el agua del grifo en España es segura para el consumo, salvo que las compañías de agua emitan alertas públicas indicando lo contrario.