Un hombre está con su amante en su tienda, su mujer los sorprende y la golpean con un palo: presentará una demanda por agresión

Un enfrentamiento familiar ocurrió el miércoles 8 de enero en Marcon, provincia de Vicenza, Italia, cuando una mujer sorprendió a su esposo, de 60 años, junto a su amante de 35. El incidente, que tuvo lugar en la tienda de comestibles que ambos cónyuges administran, terminó en una agresión física que ahora está siendo investigada por las autoridades.

Según testigos, el hombre se encerró en el local comercial con su amante, dejando fuera a su esposa, quien, al darse cuenta de la situación, reaccionó con indignación. Ante la imposibilidad de acceder al establecimiento, la mujer decidió llamar a la Policía. Sin embargo, cuando los agentes llegaron al lugar, el hombre, su amante y cualquier rastro del enfrentamiento habían desaparecido.

Posteriormente, la mujer declaró que su marido se presentó en su lugar de trabajo y la golpeó en la mano con un objeto contundente que describió como un fragmento de poste de cerca.

Los vecinos del lugar aseguran que los enfrentamientos entre los cónyuges son frecuentes. Uno de ellos comentó: “Se escuchan constantemente discusiones en la tienda, muchas de ellas relacionadas con la nueva pareja del hombre”. Además, revelaron que el hombre ahora vive con su amante en un bed & breakfast, mientras que su esposa reside en el apartamento familiar.

La tensión en la tienda, que ambos regentan a pesar de la separación, parece haber escalado hasta este último episodio violento, que podría tener consecuencias legales. La mujer ha decidido presentar una denuncia formal por la agresión, mientras la policía investiga los hechos para esclarecer la dinámica del incidente.

El delito de lesiones, regulado en el Código Penal español, sanciona cualquier acción que cause daño físico, psicológico o que afecte la integridad corporal de una persona. Este delito puede cometerse de forma dolosa o imprudente, y su gravedad varía según la naturaleza del daño, el medio empleado y las circunstancias en que se produce.

El Código Penal establece en su Título III del Libro II, específicamente en los artículos 147 a 156 ter, los diferentes tipos de lesiones y sus sanciones. Según el artículo 147.1, el delito básico de lesiones se configura cuando el daño causado requiere de tratamiento médico o quirúrgico, más allá de una simple primera asistencia facultativa. La pena para este tipo de lesión oscila entre tres meses y tres años de prisión o multas de seis a doce meses.

Además, el artículo 148 contempla agravantes, como el uso de armas, ensañamiento, la condición de vulnerabilidad de la víctima o vínculos especiales con el agresor, lo que puede elevar la pena a entre dos y cinco años de prisión. El Código Penal clasifica las lesiones en varios niveles:

• Lesiones leves: No requieren tratamiento médico o quirúrgico. Estas acciones se sancionan con multas de uno a tres meses.
• Lesiones graves: Incluyen la pérdida de un órgano o miembro principal, deformidades permanentes, esterilidad o enfermedades graves. Las penas van de seis a doce años de prisión.
• Lesiones imprudentes: Pueden ser graves o menos graves, dependiendo del grado de negligencia. Por imprudencia grave, las penas incluyen prisión de tres meses a tres años; por imprudencia menos grave, multas de hasta doce meses.

El artículo 154 regula las lesiones en riñas tumultuarias, imponiendo penas de prisión de tres meses a un año o multas de seis a 24 meses. Por otro lado, el consentimiento de la víctima puede mitigar la pena en ciertos casos, como en trasplantes o cirugías legales, según el artículo 155.

Cuando las lesiones ocurren por imprudencia profesional o durante la conducción de vehículos bajo influencia de alcohol o drogas, el Código Penal prevé penas adicionales, como la inhabilitación para ejercer profesiones o la retirada del permiso de conducir.

En resumen, el delito de lesiones en España está regulado con precisión para abordar situaciones que van desde daños menores hasta casos de extrema gravedad. La legislación busca equilibrar la protección de las víctimas y la proporcionalidad de las sanciones, dejando margen a los tribunales para ajustar las penas según cada caso concreto.