196 aspirantes para 20 plazas convocadas. Según la estadística de convocatorias de ingreso del año 2023, publicada por el Ministerio de Defensa, esta proporción parece una cifra asequible, a la que cualquier opositor se lanzaría de cabeza. Si únicamente atendemos a criterios numéricos, cada plaza sería objeto de pelea entre 9,8 candidatos. Pero, como sucede en muchos aspectos de la vida, las oposiciones no son tan sencillas, y más aún si se trata de acceder al Cuerpo Jurídico Militar de la Defensa.
A diferencia de otras unidades del Ejército de España, el Cuerpo Jurídico Militar, perteneciente a los Cuerpos Comunes de las Fuerzas Armadas, no se caracteriza por ser una unidad operativa, sino por ser un cuerpo que proporciona apoyo legal, asesoría jurídica y justicia en el ámbito castrense (tanto en misiones nacionales como en operaciones internacionales, fuera de nuestras fronteras, asegurando el cumplimiento de reglas de enfrentamiento o de normativas supranacionales), explica P.S.S., soldado destinada en el Batallón de Zapadores I —perteneciente al Regimiento de Ingenieros n.º 1 con base en Burgos— y antigua opositora al mencionado cuerpo, en una entrevista con Infobae España.
En España, existe una distinción clara entre la vida civil y la vida militar. Un ejemplo de esta separación es la coexistencia de la jurisdicción ordinaria y la jurisdicción militar: esta última se encarga de administrar la justicia a quienes sirven al país desde dentro de los Ejércitos. Una decisión que se vio, recientemente, respaldada por una sentencia del Tribunal Constitucional (TC), organismo que anuló una resolución de la Sala de Conflictos de Jurisdicción del Tribunal Supremo que atribuía a la jurisdicción militar la competencia para juzgar a civiles. En este sentido, la sentencia del TC señaló que “la jurisdicción militar debe quedar reducida a lo ‘estrictamente castrense’ en tiempos de normalidad constitucional”, según recogió el portal jurídico Confilegal.
Así, “la jurisdicción militar se aplica a los miembros de las Fuerzas Armadas en el ejercicio de sus funciones. Es decir, si un militar -en su faceta civil- robase, se le aplicaría la jurisdicción ordinaria, como civil que es. Pero, en caso contrario, se le aplicaría la jurisdicción militar”, afirma la soldado y futura teniente.
Aprobar en el primer intento, un reto apto para los más “eruditos”
Las oposiciones a Cuerpo Jurídico Militar resultan de interés para los recién graduados en Derecho y para aquellos que sientan vocación por entrar en el Ejército. Normalmente comienzan con el proceso de estudio en septiembre y lo culminan presentándose a la convocatoria de examen en junio, es decir, cuentan con aproximadamente un año escolar para preparar los más de 270 temas lo mejor posible.
Un reto que parece, a priori, imposible o muy difícil de lograr, salvo para los más “eruditos”, cuenta la militar del Ejército de Tierra. “No da tiempo físico a estudiar todos los temas y a dar las suficientes vueltas de repaso para asentar cada uno de los temas e ir con cierta soltura y confianza al examen oral”. No obstante, en esta oposición —y en la mayoría— “el factor suerte es muy clave”, en el sentido de que si el opositor comienza cantando un tema que se sabe a la perfección, podrá ayudarle a ganar confianza para el resto de la prueba.
Con todo ello, aprobar las oposiciones a Cuerpo Jurídico Militar en el primer año lectivo, en el primer intento, “es bastante imposible”. “Lo normal es que a los 2-3 años puedas empezar a hablar de oportunidades de aprobar. Porque es, más o menos, el tiempo que nos dan los preparadores para haber dado las suficientes vueltas al temario o para que, si no te sabes muy bien un tema, lo puedas salvar, que eso también es muy importante”, explica la militar a este medio.
La dificultad de las asignaturas estudiadas es un factor diferencial que convierte a estas oposiciones en una de las más duras y exigentes de España, por lo que solo son superadas por un puñado de personas.
El temario se distribuye en las siguientes ramas de la legislación: Derecho Constitucional, Derecho Administrativo I, Derecho Civil I, Derecho Civil II, Derecho Penal (parte general), Derecho Administrativo II, Derecho Penal (parte especial), Derecho Procesal, Derecho Internacional Público y Comunitario y Derecho del Trabajo y Derecho Mercantil. La clasificación de las asignaturas en función de su dificultad a la hora de estudiar es “muy personal”, aunque “todas tienen su nivel de dificultad”, afirma P.S.S. “Sí que considero que, como opositores, nos es más fácil estudiar Constitucional porque es la primera asignatura que coges cuando inicias el proceso de oposición, y porque es una asignatura muy ‘de a pie’. Todos hemos escuchado de alguna manera los derechos y deberes que tenemos, lo que facilita su memorización”.
Todo lo contrario sucede cuando coges los apuntes de Derecho Civil, una asignatura que se atraganta porque es “uno de los códigos más antiguos y que menos reformas ha sufrido, con lo cual el dialecto utilizado es muy antiguo, además de que es una rama muy complicada. Por eso dicen que el abogado que sabe de Derecho Civil, puede ‘dirigir el mundo’”, detalla la zapadora.
La exigente ‘vida’ del opositor
Hasta coronar la última montaña en las oposiciones a Cuerpo Jurídico Militar —las pruebas orales—, todos los opositores tienen que “tomarse las oposiciones como si fuese un trabajo, fijarse un horario y cumplirlo. Como si tuviese que ‘fichar’”, comenta la futura teniente.
Sin embargo, la entrevistada por Infobae España explica que también es muy importante “el día de descanso”. “Creo que los opositores pecamos mucho de ‘comernos’ ese día de descanso, sobre todo por intentar cubrir los posibles días o ratos malos de estudio”. La militar, además, comenta entre risas que hay que “silenciar la parte de la mente que no quiere sufrir y que nos dice que lo dejemos” en los “muchísimos” días malos que hay durante la oposición.
Es complicado y duro, a la vez, desde la piel de un opositor, tener que renunciar a muchos encuentros familiares y sociales e, incluso, “depender económicamente de un familiar” durante prolongados periodos de tiempo, y sin disponer de la certeza de que podrás aprobar. Es el precio a pagar por ejercer uno de los cargos que requieren de mayor perseverancia y disciplina de estudio.
Durante el ‘camino’, el opositor no está solo
Pero en este camino, el opositor está acompañado por un preparador. No es solo un profesional que ayuda y guía a los opositores en las pruebas físicas, sino que es una persona a la que los candidatos “le ‘rinden cuentas’ sobre el planning estipulado para esa semana”.
La soldado del Batallón de Zapadores I dice categóricamente que contar con la ayuda de un preparador “no es recomendable, sino necesario e imprescindible”, aunque es muy importante encontrar al más idóneo en función de las características de cada opositor. No solo pueden dar ese pequeño empujón a los opositores cuando más lo necesitan, sino que, además, “suelen ser personas pertenecientes al Cuerpo Jurídico Militar”, convirtiéndose así en una fuente de consejos. “Te dan trucos sobre cómo exponer mejor, cómo llamar la atención del tribunal exponiendo de una forma u otra, te informan sobre qué partes son importantes y cuáles no, ayudan a ir mejorando el volumen de temas que vas estudiando en el periodo de tiempo establecido… En ese aspecto, creo que esta oposición no podría estudiarse sin un preparador”, sentencia la militar española.