Cinco mitos para controlar el acné que podrían estropearte la piel

Aunque forma parte de los procesos naturales del cuerpo humano, en muchos casos puede derivar en un problema importante

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Una mujer con acné (Shutterstock
Una mujer con acné (Shutterstock España)

El acné es una de las afecciones cutáneas más comunes, especialmente durante la adolescencia y en mujeres adultas. Su origen suele estar relacionado con cambios hormonales, lo que explica su prevalencia en etapas como la pubertad o el ciclo menstrual. Aunque forma parte de los procesos naturales del cuerpo humano, en muchos casos puede derivar en un problema importante.

Los granos no solo resultan molestos y dolorosos, sino que también generan complejos en quienes los padecen, afectando su autoestima. Este impacto ha llevado a una constante búsqueda de soluciones, muchas veces basadas en prácticas no comprobadas que, lejos de resolver el problema, pueden dañar aún más la piel.

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Cómo cuidar el acné

Tratar los granos de manera adecuada es esencial para evitar complicaciones que puedan agravar el problema. Muchos cometen errores comunes en el control de estas imperfecciones, lo que puede resultar en daños a largo plazo en la piel.

Sin ir más lejos, exprimir los granos es una de las prácticas más perjudiciales. Aunque parece una solución rápida, puede causar cicatrices permanentes o manchas. Además, la presión aplicada puede empujar las bacterias hacia capas más profundas de la piel, lo que aumenta el riesgo de inflamación e infecciones.

Otra práctica a evitar es el uso de productos agresivos, como exfoliantes abrasivos o soluciones con alto contenido de alcohol. Aunque la idea es que dejen la piel completamente limpia, estos productos lo que hacen es irritarla y provocan sequedad excesiva, lo que estimula la producción de sebo y empeora los brotes.

Tocar el rostro constantemente también es un error frecuente. Los dedos suelen estar en contacto con bacterias y suciedad, que al transferirse a la piel incrementan el riesgo de infecciones y nuevos brotes. De igual forma, aplicar remedios caseros no comprobados, como pasta de dientes, limón o bicarbonato de sodio, puede parecer efectivo, pero estos ingredientes son demasiado agresivos. En muchos casos, causan irritación, quemaduras químicas o daños en la barrera protectora de la piel. Por último, olvidarse de la limpieza facial diaria, especialmente antes de dormir, favorece la acumulación de suciedad, grasa y maquillaje. Esto obstruye los poros y favorece la formación de granos.

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¿Utilizar maquillaje hace que aumenten los granos?

El uso de maquillaje en pieles grasas o con tendencia al acné puede ser seguro siempre que se escojan productos específicamente formulados para este tipo de piel. En el mercado, existen opciones no comedogénicas, es decir, productos que no obstruyen los poros ni favorecen la aparición de acné o puntos negros.

Para identificar un maquillaje adecuado, es fundamental optar por aquellos que indiquen ser “oil-free” y “no comedogénicos”. Además, muchas de estas fórmulas incluyen ingredientes activos, como el zinc y el ácido salicílico, conocidos por su capacidad para regular el exceso de grasa y prevenir brotes. Estos componentes no solo evitan la obstrucción de los poros, sino que también pueden potenciar los tratamientos para el acné.

Ahora bien, para evitar problemas cutáneos es indispensable retirar completamente el maquillaje antes de dormir. Dejar restos en el rostro puede obstruir los poros y agravar el acné. Así pues, es importante utilizar un desmaquillante suave para eliminar todos los residuos y mantener la piel limpia y saludable.

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