Aún debe ser ratificado por el Congreso como presidente de los Estados Unidos —lo hará el 6 de enero—, pero Donald Trump no ha querido esperar hasta la fecha para lanzar un mensaje de advertencia a Bruselas si quiere evitar una guerra comercial con Washington.
El presidente republicano ha exigido a la Unión Europea compensar su enorme desequilibrio comercial con los Estados Unidos mediante compras “a gran escala” de su petróleo y gas para evitar la imposición de aranceles.
“Le dije a la Unión Europea que deben compensar su tremendo déficit con los Estados Unidos mediante la compra a gran escala de nuestro petróleo y gas. De lo contrario, ¡¡¡se aplicarán ARANCELES!!!”, ha advertido Trump este viernes a través de su perfil en la red Truth Social.
A finales del pasado mes de noviembre, la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, apuntaba que la estrategia europea para evitar una guerra comercial entre Estados Unidos y la UE podría pasar por ofrecer a su socio transatlántico comprar más productos estadounidenses, como gas natural licuado o armamento, en vez de abordar las diferencias mediante represalias.
En este sentido, el vicepresidente del BCE, el español Luis de Guindos, expresó esta semana su confianza en que finalmente “se imponga el sentido común” y subrayó la importancia de que la UE y EEUU se sienten a negociar, ya que en una guerra comercial todo el mundo sale perdiendo.
Desde que comenzó la invasión rusa a territorio ucraniano, Bruselas ha querido desvincularse “gradualmente” de la dependencia energética de Rusia, un asunto que ha castigado, sobre todo, a la economía alemana —no tanto a la española, que apenas depende del gas ruso—. A medida que han ido cerrando el grifo a Moscú han ido ganando cierto peso otros países como Noruega y Estados Unidos, quienes fueron los principales proveedores de gas en 2023. Noruega aportó casi el 30% de todas las importaciones de gas.
Lo cierto es que la UE ya tiene en mente el asunto que demanda Trump para evitar la confrontación directa. El pasado mes de noviembre, la jefa del ejecutivo comunitario deslizó sus intenciones de aumentar las importaciones de gas natural licuado estadounidense para sustituir al ruso.
A la espera de los plantes de Trump
Durante la campaña electoral estadounidense, el magnate prometió un plan para recuperar puestos de trabajo en Estados Unidos e imponer aranceles generalizados del 10 al 20% —en el caso de los productos chinos prometió un 60%—, unas palabras que pusieron en alerta al bloque comentario.
No es la primera vez que Trump impone una política proteccionista a productos europeos. Ya lo hizo en 2018 con el metal. La Comisión Europea avisó que contraatacaría si Trump decidiese cumplir con sus promesas, pero por ahora el escenario es de una calma tensa hasta que una de las partes realice el ‘primer disparo’.
De hecho, nada más conocerse los resultados electorales al otro lado del Charco, la presidenta del ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, trató de apaciguar las aguas y le pidió en un mensaje en X “trabajar juntos en una asociación transatlántica”.
Los líderes europeos agendan las políticas comerciales para marzo
Aunque la UE haya asegurado que la reelección del republicano no le ha pillado a contrapie, lo cierto es que de puertas para adentro la sensación es que se quiere evitar una guerra comercial que con Trump parece inminente, especialmente cuando los principales motores de la Unión, Francia y Alemania, están en horas bajas.
En la última Cumbre del Consejo Europeo celebrado este jueves no se ha llegado a profundizar en temas económicos—había otros asuntos urgentes sobre la mesa—, pero el nuevo jefe del Consejo Europeo, el portugués António Costa, ya ha informado a los jefes de Estado y de Gobierno de que la reunión de marzo se centrará en gran medida “en medidas para asegurar la competitividad, la prosperidad, el comercio y el empleo”. Además del futuro tratado de la UE con el Mercosur, no hace falta aclarar que en este tema China y Estados Unidos coparán gran parte de este diálogo.