El último programa de La Revuelta ha sido galáctico, en el sentido literal. Uno de sus invitados fue Pablo Álvarez que, aunque a muchas personas no les diga nada su nombre, se trata de una persona relevante en el ámbito científico y que, sin duda, ha colocado a España en la cúspide de las expediciones espaciales. El leonés, de 36 años de edad, será el tercer astronauta español en viajar al espacio, por detrás de Pedro Duque -exministro de Ciencia, Innovación y Universidades, y de Michael López-Alegría (tiene doble nacionalidad, española y estadounidense). Su sueño espacial podrá cumplirse a principios de 2026, según diversas estimaciones, después de que Álvarez se graduase, el pasado abril, en el Centro Europeo de Astronautas de la Agencia Espacial Europea (ESA) en Colonia, Alemania.
Casi abandonó su sueño de ser astronauta
A la típica pregunta que nos hacen cuando somos pequeños sobre la profesión a la que nos queremos dedicar en el futuro, el “quiero ser astronauta” es una respuesta muy repetida. En el caso de Pablo Álvarez, él puede decir que ha cumplido su sueño de niño, uno casi imposible por la dificultad de la formación y la escasez de vacantes.
El día de su graduación en la academia de astronautas de la ESA contó que el instante de su niñez en que decidió convertirse en cosmonauta fue cuando supo “que solo 12 personas habían caminado en la luna. Pensé que tenía que ser algo más común y ese fue el momento en el que realmente quise convertirme en astronauta”.
El curriculum vitae de Álvarez está al alcance de muy pocos, aquellos que dedican su vida y esfuerzo en lograr sus objetivos por muy lejanos que sean. Se graduó en Ingeniería Aeronáutica por la Universidad de León en 2009 y, posteriormente, se especializó en Ingeniería Aeroespacial por la Universidad de Polonia, estancia que le permitió hablar polaco con fluidez (es fluido en francés e inglés, y se defiende en ruso). A partir de su etapa académica, Álvarez trabajó en diferentes proyectos de aviación para Airbus y Safran, algunos de ellos relacionados en el desarrollo de vehículos exploradores espaciales, como el rover Rosalind Franklin para la misión ExoMars.
Durante estos años, su sueño de la infancia se fue diluyendo hasta que encontró un anuncio de la ESA en el que buscaban nuevos astronautas. “El sueño volvió a mi cabeza. Era un tren que tenía que coger”, indicó en la ceremonia de graduación. Pidió una excedencia en Airbus y, en 2023, se embarcó en el Centro Europeo de Astronautas de la ESA, superando el curso de formación de un año entre más de 22.500 candidatos.
“Voy a mantener vivo mi sueño de ir a la Luna”
La Luna es uno de los principales objetivos para cualquier astronauta, pero solo unos pocos son los elegidos para poder caminar sobre ella. De momento, la misión asignada para Pablo Álvarez será la estancia, durante no menos de 6 meses, en la Estación Espacial Internacional (ISS), de donde regresará con una altura de 1,96 metros -mide ahora 1,88 metros- debido a la ausencia de gravedad.
En la ceremonia de graduación, afirmo que espera “ser astronauta por lo menos durante los próximos 25 años y desde luego, voy a mantener vivo mi sueño de ir a la Luna”. No obstante, la misión en la ISS tendrá importantes “retornos científicos” como la contribución, mediante el desarrollo de experimentos, a “encontrar la cura de alguna enfermedad o mejorar las condiciones de los que la sufren”, apuntó Álvarez.