El mundo de la cultura está de luto tras el fallecimiento este martes de Marisa Paredes, una de las actrices más destacadas del cine español. La veterana actriz, conocida por su inigualable presencia escénica y su contribución al séptimo arte, ha fallecido este 17 de diciembre en Madrid a los 78 años. La noticia ha sido confirmada por la Academia de Cine, que ha recordado su extensa trayectoria y los numerosos reconocimientos que marcaron su carrera.
Entre los galardones más significativos de Paredes destacan el Goya de Honor que recibió en 2018, el Premio Nacional de Cinematografía, la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, y la Gran Medalla Vermeil de la Villa de París. Además, fue galardonada con el Fotograma de Plata en seis ocasiones, consolidando su lugar entre las grandes figuras del cine. Su capacidad para dar vida a personajes complejos y su colaboración con directores como Pedro Almodóvar la convirtieron en un referente imprescindible.
Nacida en un entorno humilde, Marisa Paredes creció en el sótano de una portería en Madrid, un origen que nunca ocultó y que siempre reivindicó con orgullo. Desde joven sintió la llamada de la interpretación, aunque sus padres no confiaron inicialmente en su talento. Fue a los 16 años cuando el destino le presentó a Fernando Fernán Gómez, quien no solo se convirtió en su mentor, sino también en su primer gran amor. A pesar de la diferencia de edad, ya que él le llevaba más de tres décadas, la relación marcó un punto de partida crucial en su carrera.
Los grandes amores de su vida
Antonio Isasi-Isasmendi, director de cine, fue otro hombre clave en la vida de Marisa. Juntos tuvieron una hija, María Isasi, aunque su relación terminó tras siete años. Sin embargo, el verdadero amor de su vida fue Chema Prado, director de la Filmoteca Nacional durante casi tres décadas. La pareja, que se conoció gracias a Pedro Almodóvar en el Festival de Venecia, tal y como explicó él a La voz de Galicia, construyó una relación sólida y discreta que se extendió por más de 40 años.
Radicados en las icónicas Torres Blancas de Madrid, Marisa y Chema compartieron una vida llena de complicidad, alejados de los focos mediáticos. Prado, quien describió su historia de amor en la entrevista con La voz de Galicia, reveló que ambos disfrutaban de pequeños placeres como recibir amigos en casa y cocinar juntos. A pesar de no haber formalizado su unión con matrimonio, su vínculo fue inquebrantable hasta el final.
Marisa Paredes no solo brilló en la gran pantalla, sino que también ha dejado una profunda huella en el corazón de la industria cultural. Sus colaboraciones con Almodóvar, en filmes como Tacones Lejanos y Todo sobre mi madre, la consagraron como un rostro emblemático del cine español. Su talento, sumado a su carácter y autenticidad, la hicieron inmortal en la memoria de millones de espectadores.
Activismo político
A partir de 2010 comenzaría a espaciar sus apariciones en pantalla hasta prácticamente desaparecer en los últimos tiempos. Sin embargo, siempre ha estado presente, de alguna manera, en la vida pública de nuestro país, ya que se ha caracterizado por su activismo político y su compromiso con los partidos de izquierdas. Durante su mandato en el seno de la Academia de Cine, fue una de las encargadas de pronunciar un discurso en contra de la guerra de Irak, posicionándose en contra del apoyo militar que dio el Gobierno de José María Aznar a la contienda.
A pesar de su influencia e importancia en nuestro cine, no recibió demasiados reconocimientos por parte de la Academia. Solo tuvo dos nominaciones a los Goya, una de ellas por La flor de mi secreto. Por eso, la institución le concedió en Goya de Honor en 2018, que le entregó el también fallecido Agustí Villaronga y su hija María Isasi.