La fuerte improbabilidad de un suceso no lo convierte en menos real, pese a tratarse de un fenómeno extremadamente raro. Una mujer de 92 años ha “revivido” en Palma de Mallorca tras haber sido dada por “muerta” en el Hospital Joan March de Bunyola. Una vez trasladada al tanatorio, el personal de la funeraria comenzó a preparar el cuerpo cuando observó que la mujer movía los dedos de una mano. Al susto inicial le siguió la notificación a los servicios sanitarios. Efectivamente, estaba viva.
La mujer fue trasladada de nuevo al Hospital y los médicos confirmaron que respiraba y que tenía pulso, aunque muy débil. La noticia llegó a la familia: “Había resucitado”. Sin embargo, solo tres días después, en la madrugada del lunes, la mujer fallecía definitivamente y de manera inequívoca. Este suceso puede parecer más cercano a la ficción, pero existe una explicación científica detrás de ello.
La catalepsia es un trastorno neurológico que se caracteriza por una pérdida temporal de la movilidad voluntaria y una rigidez muscular extrema. En la práctica médica se trata de un fenómeno complejo con causas y manifestaciones diversas muy poco común. Este estado puede durar desde unos pocos minutos hasta varias horas, como fue el caso de esta mujer de 92 años, y las personas afectadas suelen ser incapaces de responder a estímulos externos durante el episodio.
La principal característica de la catalepsia se encuentra la inmovilidad corporal, por el que las personas experimentan una parálisis temporal que les impide realizar movimientos voluntarios. Aunque en algunos casos puedan estar conscientes, no logran comunicarse ni moverse, lo que puede ser una experiencia realmente angustiante. También es común la rigidez muscular, que permite al cuerpo mantener posturas fijas por largos periodos, una condición conocida como “flexibilidad cérea”.
Causas de la catalepsia
La catalepsia no es una enfermedad en sí misma, sino un síntoma asociado con diversas condiciones médicas y neurológicas. Entre sus causas se incluyen trastornos neurológicos, como la epilepsia, donde los episodios pueden estar relacionados con crisis focales, especialmente en el lóbulo temporal. También se vincula a la enfermedad de Parkinson, en la que la rigidez muscular característica puede incluir episodios catatónicos similares a la catalepsia. Además, algunos trastornos psiquiátricos, como la esquizofrenia catatónica, pueden presentar la catalepsia como parte de un estado catatónico prolongado. En otras ocasiones, puede ser una respuesta a un trastorno de conversión, donde los conflictos emocionales o psicológicos se manifiestan en síntomas físicos.
El uso de ciertos medicamentos y sustancias también puede desencadenar catalepsia, pues algunos antipsicóticos y neurolépticos, empleados para tratar trastornos psiquiátricos, pueden inducir episodios como efecto secundario. Asimismo, algunas drogas psicotrópicas, como el LSD o la ketamina, tienen el potencial de provocar estados similares en condiciones específicas. Otros factores externos, como el estrés extremo y la privación del sueño, pueden aumentar la probabilidad de episodios en personas predispuestas.
El diagnóstico de la catalepsia puede ser complejo, especialmente en personas que se han dado por fallecidas siguiendo todos los protocolos médicos. Para ello, es necesario realizar una evaluación detallada, que incluya un historial médico completo, un examen físico y neurológico, y pruebas complementarias como un electroencefalograma (EEG) o una resonancia magnética para detectar anomalías cerebrales.