La profesión médica no está exenta de riesgos: implica una exposición a agentes biológicos, agentes físicos, químicos... a lo que se suman unas condiciones laborales que dejan mella en la salud física y emocional. Por eso, los colectivos sanitarios solicitan desde hace años el reconocimiento como profesión de riesgo, que conllevaría aparejado una jubilación anticipada para los trabajadores.
Sin embargo, las reformas planteadas por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones en materia de pensiones, y que entrarían en vigor en febrero de 2025, no incluyen a los médicos. El Foro de la Profesión Médica ha lamentado esta “oportunidad perdida” para obtener el reconocimiento de profesión de riesgo, algo que “sí han conseguido otros profesionales, como los taurinos o los artistas”, aseguran en un comunicado.
El Real Decreto 1698/2011 del 18 de noviembre estableció las que son consideradas como profesiones de riesgo. Se entienden como tal aquellos grupos o actividades profesionales cuyos trabajos son excepcionalmente penosos, peligrosos, tóxicos o insalubres y presenten elevados índices de morbilidad o mortalidad. Debido a las duras condiciones laborales que presentan, la Seguridad Social concede a estos trabajos una jubilación anticipada, a los 52 años y no a los 64 años.
Entran en esta definición los trabajadores del Estatuto Minero, el personal de vuelo de trabajos aéreos, los trabajadores ferroviarios, artistas, toreros, bomberos, miembros del Cuerpo de la Ertzaintza y policías locales, dejando fuera a la Guardia Civil, la Policía Nacional y los sanitarios.
El Foro de la Profesión Médica, no obstante, entiende que “los médicos asumen una serie de riesgos” dentro del trabajo. Más allá de la exposición a patógenos, enfrentan un importante estrés y carga de trabajo por la naturaleza exigente del puesto (largas jornadas, turnos nocturnos, toma de decisiones críticas bajo presión), problemas psicológicos por la exposición continua a situaciones de vida o muerte o el sufrimiento de los pacientes, que pueden llevar a padecer burnout, ansiedad y depresión; la responsabilidad legal que puede suponer una mala praxis y riesgos físicos, por exposición a radiación o el manejo de equipos pesados o peligrosos y por el aumento de agresiones.
“Si estas especiales condiciones y riesgos inherentes al ejercicio de la Medicina ya quedaban patentes hace años, la irrupción de la pandemia mundial por Covid-19 puso de manifiesto la variedad de peligros físicos, emocionales y psicológicos a los que hacen frente los médicos, que sufrieron incluso la pérdida de 112 compañeros durante el primer año”, aseveran desde el Foro de la Profesión Médica.
Una jubilación anticipada en medicina
El reconocimiento de los médicos como profesionales de riesgo supondría la obtención de una jubilación anticipada para los facultativos, que podrían retirarse de la sanidad a los 52 años. La medida aumentaría, sin embargo, el grave déficit de trabajadores que sufren algunas comunidades autónomas en sus sistemas de salud, especialmente acusada en la atención primaria.
Se calcula que existen unos 61.700 médicos de familia en el Sistema Nacional de Salud (SNS), de los que el 54,9% (33.894) tienen más de 50 años y el 27,8% (17.180), más de 60 años. Para hacerles frente, todavía no hay suficientes residentes que terminen el MIR cada año.
La escasez de profesionales será más acusada en unas especialidades que en otras. Entre ellas, la medicina familiar y comunitaria es de las más afectadas, pese a que sea de la que más plazas MIR se convocan cada año: la Conferencia Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) espera que para 2028, se jubilen más de 17.000 facultativos, mientras que tan solo 12.371 terminarían su formación como especialistas en ese periodo.