Un mecánico no puede más con las denuncias y quejas de una pareja de vecinos: “Me aterrorizan, voy a tener que mudarme”

Los vecinos se opusieron a la construcción de una piscina para los hijos del mecánico, fijando “reglas y horarios” en las que los niños podrían refrescarse

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Municipio de Sargans, ubicado en
Municipio de Sargans, ubicado en el cantón de Saint-Gall (Suiza). (Freepik)

La buena convivencia entre vecinos o entre negocios es una de las acciones más buscadas por las personas y, al mismo tiempo, puede convertirse en algo difícil de alcanzar si todos los miembros de una relación no ponen de su parte. Uno de los principales factores que puede alterar la convivencia entre dos o más personas es la cantidad de ruido que emita cualquiera de las partes, lo que perjudicará al descanso y bienestar de las personas afectadas. Suele ser habitual que, de vez en cuando, alguno de nuestros vecinos inicie un proceso de reformas en su domicilio; por tanto, la clave radica en ser tolerante y, si existe algún problema, comunicarlo de forma respetuosa y asertiva.

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Este taller tiene dos clientes menos

Los protagonistas de la siguiente caótica relación parecen no querer poner en práctica los consejos anteriores, a pesar de la cantidad de medidas que han establecido para tratar de arreglar la situación. Los competidores de lo que parece un combate de boxeo en el que tratan de dar el último golpe y noquear a su rival son el dueño de un taller mecánico y una pareja, que vive en Sargans (comuna en Suiza).

El taller de coches, el cual lleva abierto desde 2005, se encuentra ubicado en una zona industrial del cantón de Saint-Gall. Sin embargo, uno de los edificios adyacentes a este espacio destinado a la reparación no es otra nave industrial, sino un domicilio en el que vive un hombre y una mujer, quienes se instalaron allí pocos años después de la apertura del taller.

Los nuevos vecinos no tardaron mucho tiempo en presentar la primera denuncia y, consecuentemente, en iniciar esta batalla legal prolongada en el tiempo. Según el medio helvético Blick, las razones para la denuncia original fueron el ruido originado por el taller, un cartel luminoso demasiado brillante que estaría colgado en el exterior del negocio y la denegación para realizar obras en la plaza del taller.

Tras la primera demanda, Martin Wickli, dueño del taller, aceptó las duras condiciones que las autoridades le impusieron porque “no quería problemas”. El suizo fue obligado a reducir el horario de apertura de su negocio y la prohibición de abrir las puertas para refrescarse, salvo que la temperatura exterior superase los 25 grados. Pese a que el mecánico ha intentado corregir los problemas de ruido, mediante la instalación de aislantes acústicos, lamenta que “no importa lo que quiera hacer, siempre termina en pelea”.

Deuda de más de 193.000 euros

La otra cara del conflicto, los vecinos, dieron su versión de los hechos y afirmaron que Wickli “no dice la verdad, no respeta los acuerdos”. El hombre afirmó al medio suizo que el mecánico trabajaba en los vehículos, cada vez más a menudo, fuera del taller, lo que provocaba un ruido considerable.

Con tal de mediar en pos de la convivencia de este conflicto, las autoridades de Sargans ofrecieron a Martin Wickli trasladar su negocio a otra localización. El dueño del taller aceptó dicha propuesta y recaudó un presupuesto de 100.000 francos suizos (107.000 euros) para acometer la construcción. No obstante, por motivos que Wickli desconoce, el presidente del municipio retiró los permisos de construcción.

De nuevo, los gobernantes municipales le propusieron otra ubicación donde podría reubicar su taller mecánico. Nuevamente, Wickli aceptó con tal de que le dejasen continuar con su labor. Pero, al igual que sucedió con la primera propuesta, el presidente de la comuna suiza terminó dando marcha atrás. Ahora, Wickli se encuentra inundado de deudas que superan los 190.000 euros.

Habrá más episodios en esta relación entre mecánico y vecinos, donde el primero ha sido a quien más dolores de cabeza le está generando esta situación. Sin embargo, Wickli afirma que “no me rendiré fácilmente”.

La Guardia Civil ha desmantelado en Guardamar del Segura (Alicante), dentro de la operación Mashina23, un taller clandestino de vehículos (Guardia Civil/X)
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