La Inspección General de Asuntos Sociales (IGAS) ha publicado un informe sobre la polémica muerte de Lucas, un joven de 25 años, en el servicio de urgencias del centro hospitalario de Hyères, ciudad ubicada en el sur de Francia. Su fallecimiento, el cual tuvo lugar en los pasillos de dicho establecimiento, ocurrió en septiembre de 2023, y no ha sido hasta ahora que el informe ha confirmado lo que entonces se sospechó: hubo graves fallos en la forma de atender al chico, el cual murió tras varias horas de agonía, fruto de una sepsis.
Todo empezó el día 30 de septiembre con unos intensos dolores en la zona abdominal, los cuales hicieron que Lucas contactara con los servicios de emergencia. Poco después, a las 15:50 de la tarde, llegaron los bomberos para atenderle y llevarle al hospital, donde lo tumbaron en una camilla en mitad del pasillo. Allí estuvo esperando casi nueve horas, mientras se comunicaba con sus padres.
Porque no fue hasta pasada la medianoche cuando finalmente Lucas recibió un antibiótico, cuando ya era demasiado tarde. “Durante determinadas fases de la atención, los retrasos superaron las recomendaciones profesionales o los límites previstos por la organización del servicio”, señala el informe, que a su vez es citado por el medio francés Le Parisien.
Cuatro horas para proceder con un reconocimiento
Lucas sufría una sepsis, una reacción extrema del sistema inmunitario del cuerpo a una infección que, de no tratarse rápidamente, puede ser mortal. Varios órganos pueden sufrir daños graves por su causa y, además, fiebre, sudoraciones, confusión, una alta frecuencia cardíaca, dificultades respiratorias y un dolor muy intenso.
Los médicos, sin embargo, se dieron cuenta demasiado tarde de lo que le ocurría. No fue hasta cuatro horas después de que llegara que le hicieron el primer chequeo, incluyendo un análisis de sangre cuyos resultados tardaron una hora en conocerse. Mientras tanto, “ningún profesional de la salud” estuvo pendiente del joven. El informe relata cómo los médicos no detectaron, de este modo, “una enfermedad grave con una forma atípica”.
De este modo, en el informe se indica que hubiera sido necesario un seguimiento constante de sus indicadores vitales desde que ingresó para poder realizar un diagnóstico acertado. Algo que no se produjo, entre otras cuestiones, porque no se reevaluaron estos valores hasta tres horas después del primer examen médico.
Falta de sensibilidad o falta de recursos
Por si fuera poco, le denegaron a su familia el acceso al servicio de urgencias, lo que provocó que el joven pasara sus últimas horas de vida solo. La Alta Autoridad de Salud de Francia ha anunciado que emitirá debido a esto una serie de recomendaciones de cara a sensibilizar a los sanitarios, mientras que la fiscalía de la región ya ha confirmado que, desde el año pasado, se está cursando una investigación judicial por la falta de asistencia a una persona en peligro, así como por posibles cargos de “homicidio involuntario”.
El informe, no obstante, también ha destacado que ese mismo día se registraron “el doble de la media de salidas diarias” de equipos SMUR (un grupo móvil de urgencias y reanimación en el que hay un doctor, un enfermero y un conductor de la ambulancia), lo que produjo una privación “de los recursos habituales” que garantizara un servicio correcto y una eficiente atención médica. Por otro lado, también se justifica que no se trasladara al joven a otro centro médico, puesto que aquel día todos los hospitales se encontraban con un nivel muy alto de saturación.