El peligro que tiene el contacto con el fuego es de sobra conocido. Acostumbrados a mantenernos a una distancia segura de él, no obstante, hemos oído historias de personas que, sin a simple vista exponerse a ningún riesgo, se vieron de repente envueltas en llamas. Este fenómeno, conocido como combustión espontánea, no registra ningún caso confirmado, aunque sí muchos que han sido señalados como claros ejemplos de que este fenómeno sí se puede producir.
No obstante, aunque en el caso de los seres humanos la combustión espontánea no se haya confirmado, lo cierto es que hay una serie de materiales y objetos que, en determinados contextos, pueden incendiarse por sí solos. Algo que Andrew Donaldson, un hombre de 35 años nacido en Rhode Island (Estados Unidos), ha podido comprobar desde muy cerca tras un incidente doméstico que puso en riesgo su propia vida.
Donaldson ha explicado al medio estadounidense Newsweek lo que le ocurrió a principios de esta semana. Tras regresar a su piso de la lavandería de la comunidad de vecinos, dejó el cesto con la ropa limpia en su habitación. Esa misma noche, sobre las cuatro de la mañana, un escozor en la garganta y en los ojos lo despertó de repente, por lo que se puso a buscar qué era lo que le provocaba aquellos síntomas, descubriendo que era esa misma cesta de ropa, de la que emanaba una nube de humo.
El hombre avisó a su pareja y se apresuró a coger la ropa y sacarla del interior de la vivienda. Pero allí fuera, el contacto con el aire hizo que aparecieran llamas en la ropa. “No sé si fue por adrenalina o estupidez, pero traté de separar lo que estaba en llamas del resto”, explica al medio norteamericano. Al hacerlo, se quemó tanto la mano como los dedos, y al ver que el fuego cada vez era más grande, decidió coger una toalla del baño, mojarla en el váter y colocarla sobre el fuego para intentar ahogarlo. Tampoco resultó.
Los casos con “probabilidades ridículas” en los que la ropa puede originar un fuego
“Corrí adentró, saqué la bolsa de basura del contenedor de mi cocina, corrí al baño, llené el contenedor con el grupo de la bañera”, sigue Donaldson. “Lo arrojé al fuego, dos veces. La bestia fue finalmente asesinada”. Una vez solucionado el problema, empezó a sentir las quemaduras. “Soy cocinero desde hace 25 años y he sufrido decenas de quemaduras a lo largo de los años”, afirma en un post que más adelante subió a la red social Reddit, “pero esta es diferente, una prenda de ropa se me pegó al dedo como si fuera de plástico”.
Aunque parezca algo extraño o incluso fantasioso, hay varios casos de ropa incendiada de repente. Esto ocurre cuando algunos tejidos son de un material inadecuado o ha sido contaminado con sustancias combustibles: aceites, grasas o mantecas, que al estar en contacto con la secadora pueden prender o, simplemente, quedarse a una temperatura muy alta. Así, al apilarse, también puede producirse la combustión, más aún en un lugar expuesto al calor o a la luz solar directa. “Sé que esto es una locura, las probabilidades son ridículas, es raro, pero sucede. Incluso puede ocurrir con la ropa húmeda también. Solo hay que tener cuidado”.