Guardar
La industria del merchandising y
La industria del merchandising y los videojuegos ha debido buscar alternativas creativas ante las estrictas cláusulas contractuales de Cruise (REUTERS/Eduardo Munoz)

La política de Tom Cruise respecto al uso de su imagen ha tenido un impacto significativo en la industria del merchandising y los videojuegos.

Desde hace décadas, el protagonista de algunas de las franquicias más exitosas de Hollywood impone una cláusula contractual que prohíbe el uso de su rostro en figuras de acción y productos interactivos sin una autorización expresa, una decisión que ha forzado a empresas y fanáticos a buscar caminos alternativos y creativos para comercializar y coleccionar productos asociados a su nombre.

La cláusula que cambió la industria del merchandising

La notoriedad internacional del rostro de Cruise llevó al actor a establecer un férreo control sobre su representación física y mediática.

Las figuras no autorizadas y
Las figuras no autorizadas y piratas carecen de valor coleccionable y pueden acarrear riesgos legales para quienes las comercializan (Archivo: Paramount Pictures)

Esta restricción contractual resultó especialmente evidente en el caso de la saga Misión Imposible, saga en la que la ausencia de figuras oficiales del protagonista ha descolocado a coleccionistas y seguidores. Según Sensacine, el rechazo de Cruise a ceder su imagen obedece a su deseo de evitar productos promocionales de baja calidad que puedan afectar negativamente a su reputación.

La protección de la calidad y del valor simbólico de su imagen pública se ha transformado en una prioridad para el actor.

Ante esta limitación, la industria de productos derivados se ha visto obligada a diseñar alternativas legales y creativas. Las empresas han invertido tiempo en desarrollar estrategias que permitan comercializar mercancía vinculada a los personajes de Cruise, sin infringir sus estrictas condiciones contractuales.

Esta situación ha generado un espacio inusual en el universo del coleccionismo donde, a pesar del éxito comercial de sus películas, los seguidores se encuentran sin figuras oficiales del actor en sus estanterías.

Casos excepcionales y figuras no oficiales

El caso de Tom Cruise
El caso de Tom Cruise representa una singularidad en Hollywood por el férreo control sobre su imagen en productos promocionales

Aunque la política de Cruise es inflexible, en 1996 se produjo una maniobra llamativa tras el estreno de la primera película de Misión Imposible.

La empresa Tradewind Toys lanzó figuras de acción inspiradas en Ethan Hunt, pero el diseño se basó en la adaptación al cómic de Rob Liefeld, lo que permitió eludir la prohibición directa de utilizar el rostro del actor.

Este recurso evitó el enfrentamiento legal, aunque el parecido con Cruise era inexistente y generó comentarios entre los fanáticos por la falta de realismo.

En el mercado informal han aparecido figuras “ilegales” no autorizadas, pero ninguna ha sido aprobada por el propio Cruise. La ausencia de respaldo oficial convierte estos productos en piezas de bajo valor coleccionable y acarrea riesgos legales para quienes las comercializan.

El caso LEGO: la única excepción reconocida

La única figura oficial de
La única figura oficial de Tom Cruise es la versión LEGO de Ethan Hunt, aprobada para el videojuego LEGO Dimensions en 2016 (Lego Dimensions)

En 2016 se produjo la única excepción significativa a la regla. Cruise autorizó la creación de una figura de LEGO para el videojuego LEGO Dimensions.

Esta figura, que muestra a Ethan Hunt colgando del cable icónico de la primera película, recibió aprobación personal del actor, como señala Sensacine. Sin embargo, Cruise no permitió el uso de su voz para el videojuego, razón por la que los desarrolladores emplearon fragmentos de audio preexistentes.

Este caso representa, hasta hoy, la única vez que el actor ha accedido formalmente a ceder su imagen para un producto derivado de este tipo.

Efectos en los videojuegos y otras franquicias

La postura de Cruise ha
La postura de Cruise ha afectado la representación de sus personajes en videojuegos, donde su imagen y voz están ausentes REUTERS/Maja Smiejkowska

Las reglas de Cruise han complicado la relación de la industria de los videojuegos con sus personajes cinematográficos. En títulos como Misión Imposible para Nintendo 64 y PlayStation, el rostro digital de Ethan Hunt no guarda semejanza alguna con el actor y la voz pertenece a Kevin Bayliss.

Una situación semejante de desapego visual y auditivo se repitió en Misión Imposible: Operación Surma, producción que tampoco alcanzó gran repercusión. Además, en videojuegos inspirados en otras películas de Cruise, como Top Gun, Días de Trueno o The Mummy Demastered, el actor está totalmente ausente en imagen y voz.

Por otra parte, la postura implacable de Cruise se extendió a productos derivados recientes. Por ejemplo, el propio actor canceló la figura Funko de “La Momia”, consolidando su reputación como una de las pocas estrellas de Hollywood que mantiene un control absoluto sobre la representación de su imagen en productos promocionales.

Un desafío inédito para la industria

La industria ha aprendido a
La industria ha aprendido a respetar los límites impuestos por Cruise para evitar consecuencias legales y comerciales (REUTERS/Sarah Meyssonnier)

En este panorama, la industria se ha adaptado al aprender a respetar los límites inamovibles que impone Cruise. Las compañías comprenden que desafiar sus condiciones implica consecuencias legales y comerciales poco convenientes, por lo que prefieren acatar la exigente protección de la imagen personal promovida por el actor.

El caso de Tom Cruise se mantiene como una singularidad en Hollywood, donde la combinación de éxito y control personal restringe la proliferación de figuras oficiales de acción. Y quienes buscan representaciones oficiales del protagonista de Misión Imposible deben conformarse con excepciones mínimas o piezas no autorizadas.

La situación refuerza el carácter único de Cruise en la industria, recordando que su imagen, a diferencia de muchos de sus colegas, permanece como un símbolo protegido y prácticamente inalcanzable para la cultura del merchandising moderna.