La noticia del fallecimiento de Diane Keaton a los 79 años conmocionó al mundo del cine y a sus seguidores en todo el planeta. La actriz, reconocida por su estilo inconfundible y su legado en Hollywood, murió el sábado 11 de octubre, según confirmó un portavoz de la familia. Su partida, tras un periodo de retiro de la vida pública, sorprendió tanto a amigos como a familiares, quienes destacaron la discreción con la que vivió sus últimos meses.
Keaton, quien eligió la soledad como compañía, dejó una fortuna estimada en más de USD 100 millones, que probablemente heredarán sus dos hijos adoptivos, Dexter y Duke, según informó el Daily Mail.
Una vida marcada por la independencia y el arte
Durante el último año, Keaton se mantuvo alejada de los focos, limitó sus apariciones públicas y eligió la privacidad en su residencia de Brentwood, Los Ángeles. Su última publicación en redes sociales, en abril de 2025, la mostró junto a su perro Reggie, sin señales aparentes de problemas de salud.

Un amigo cercano relató al Daily Mail: “Su deterioro fue muy repentino, lo que resultó desgarrador para todos los que la querían”. La actriz pasó sus últimos meses rodeada únicamente de sus familiares más cercanos, en un entorno de absoluta reserva, hasta el punto de que ni siquiera sus amigos de toda la vida sabían la gravedad de su situación.
Uno de los episodios más llamativos de este periodo fue la decisión de Keaton de poner en venta su casa soñada en Brentwood, una propiedad que renovó durante casi una década y sobre la que escribió el libro The House that Pinterest Built. La actriz, apasionada del diseño de interiores y la arquitectura, declaró en varias ocasiones su deseo de vivir en esa vivienda de forma permanente. En marzo de 2025 sorprendió a su entorno al anunciar la venta de la mansión, valuada en USD 29 millones.
Según fuentes citadas por el Daily Mail, Keaton mantuvo una rutina estable en su hogar durante años, aunque en los meses previos a su muerte dejó de realizar sus habituales paseos diarios con su perro. Un vecino la describió así: “Siempre amable, divertida y conversadora. Hablaba con su perro como si fuera una persona. Era excéntrica y tenía ese aura de la vieja escuela de Hollywood. Era realmente muy especial”.
Legado cinematográfico, vida personal y herencia de Diane Keaton
La carrera de Diane Keaton abarcó más de cinco décadas y dejó una huella imborrable en la historia del cine. Su salto a la fama llegó con papeles emblemáticos como Annie Hall, que le valió el Oscar a la mejor actriz en 1978, y su interpretación de Kay Adams en la trilogía de El Padrino.
Colaboró estrechamente con Woody Allen en títulos como Sleeper, Manhattan e Interiors, y mantuvo una relación profesional y personal con el director. Además, trabajó junto a figuras como Al Pacino y Warren Beatty, y forjó una duradera alianza creativa con la cineasta Nancy Meyers, participando en películas como Baby Boom, El padre de la novia y Alguien tiene que ceder, esta última considerada por la propia Keaton como su favorita y que le valió su última nominación al Oscar.
A lo largo de su vida, Keaton se distinguió por su independencia y su decisión de no casarse. Adoptó a sus dos hijos, Dexter y Duke, en la década de sus 50 años, y los crió como madre soltera. Su fortuna, estimada en más de USD 100 millones, provino tanto de su exitosa trayectoria en el cine como de sus inversiones inmobiliarias.
Entre sus propiedades más destacadas figuran una casa en Laguna Beach, adquirida por USD 7,5 millones y vendida por USD 12,75 millones, otra en Pacific Palisades comprada por USD 5,6 millones y vendida por USD 6,9 millones, y una residencia en Tucson, Arizona, que compró por USD 1,5 millones y vendió por USD 2,6 millones. El Daily Mail señaló que, al no haber contraído matrimonio, es probable que sus hijos sean los principales beneficiarios de su herencia.

Adiós a una leyenda: homenajes y legado de Diane Keaton
Las reacciones ante la muerte de Keaton no tardaron en llegar. Amigos, familiares y figuras del cine expresaron su pesar y admiración por la actriz. Un allegado declaró al medio británico: “Fue tan inesperado, especialmente en alguien con tanta fortaleza y espíritu”. Su entorno más próximo destacó la calidez, el sentido del humor y la excentricidad que la caracterizaban, así como su capacidad para mantener una vida privada lejos del escrutinio mediático. En la entrega del Oscar que marcó su consagración, Keaton resumió su asombro con una frase sencilla: “Esto es algo”.
El legado de Diane Keaton trasciende la pantalla. Su influencia en la moda, su pasión por el arte y la arquitectura, y su ejemplo como madre y profesional independiente la convirtieron en una figura irrepetible en la historia de Hollywood.
Al recibir el premio a toda una vida del American Film Institute en 2017, Keaton expresó su gratitud por haber vivido una experiencia que representó para ella la celebración que siempre evitó. Así, su despedida dejó una huella de agradecimiento y reconocimiento profundo por una vida dedicada al arte y la autenticidad.
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