Cómo un simple gato cambió para siempre una de las escenas más recordadas de El Padrino

Lo que comenzó como un gesto improvisado de Francis Ford Coppola se convirtió en uno de los momentos más memorables de la saga, sumando un toque inesperado a la figura del poderoso Vito Corleone

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La historia detrás de esta mítica escena en El Padrino Fuente: Paramount

En el mundo del cine, existen momentos de la filmación de una película que se convierten en leyendas. Uno de esos momentos ocurre en la mítica El Padrino (1972), dirigida por Francis Ford Coppola, una película que, a pesar de las dudas iniciales de su director, se consagró como una de las obras más influyentes en la historia del cine. Sin embargo, en medio de su producción, un detalle inesperado y aparentemente trivial, acabó siendo un componente esencial de una de las escenas más icónicas del filme.

El rodaje de El Padrino fue complejo y estuvo lleno de tensiones. Aunque su incursión en el cine de terror con Dementia 13 fue bien recibida, las producciones posteriores de Coppola no lograron destacarse, dejando su carrera estancada. Inicialmente, el director rechazó dirigir la película, considerando la novela de Mario Puzo como sensacionalista y trivial para su visión de un cine más serio. Sin embargo, problemas económicos lo llevaron a aceptar el proyecto, ya que debía una suma cercana a los 40.000 dólares a Warner por los sobrecostos de THX 1138.

Desde los conflictos con el estudio sobre el elenco, hasta las dificultades técnicas, la producción estuvo marcada por la incertidumbre. Pero lo que nadie podía prever era que, en medio de la presión y la ansiedad del set, un elemento inesperado haría su aparición: un gato callejero.

Marlon Brando compartió escena con
Marlon Brando compartió escena con un gato que aportó humanidad al personaje de Vito Corleone. Crédito: Paramount

La escena de Marlon Brando con el gato

Según cuenta Francis Ford Coppola, todo comenzó cuando vio a un gato merodeando por el set. Era un gato callejero, visitante habitual del lugar. En un impulso, decidió tomarlo y colocarlo en las manos de Marlon Brando mientras rodaban una de las escenas clave de la película, en la que el personaje de Vito Corleone, interpretado por Brando, habla con Bonasera, el dueño de una funeraria que ha venido a pedirle un “favor”: que castigue a un hombre que ultrajó a su hija.

“El gato en las manos de Marlon no estaba planeado. Lo vi corriendo alrededor del estudio, lo cogí y se lo puse en las manos sin decir una palabra”, señaló Coppola.

La espontaneidad de la situación contrastaba con la meticulosidad del rodaje, en el que los detalles eran cuidadosamente planeados. Este gesto improvisado terminó convirtiéndose en uno de los momentos más recordados de la historia del cine, cuando el gato, completamente ajeno a la situación, se acomodó en el regazo de Brando que lo acarició durante toda la escena, mientras decía sus líneas.

La escena de Brando con
La escena de Brando con el gato fue una improvisación fruto del azar Crédito: Paramount

El impacto que tuvo

El gato, que se mostró tranquilo y sereno en el regazo de Brando, agregó un detalle contrastante en la complejidad del personaje de Vito Corleone, quien en ese momento se encontraba en una posición de poder y autoridad. El animal, al igual que Brando, parecía estar en control, observando con calma a los presentes.

Más allá de la importancia que tenía, esta escena no fue fácil de lograr. El ronroneo del gato hizo que la grabación fuera más complicada de lo esperado. Las frases de Marlon Brando tuvieron que ser regrabadas en su mayoría, ya que el sonido que emitía el animalito se superponía al diálogo, dificultando la calidad del audio en esa toma. A pesar de los problemas técnicos, el rodaje siguió adelante, y el gato su “actuación”, sin que nadie pudiera imaginar que lo que comenzaba como una simple ocurrencia del director se transformaría en una de las escenas más recordadas icónicas del cine.

Coppola mencionaría esta anécdota como uno de los momentos más espontáneos y divertidos de toda la producción. Para él, el gato representaba no solo la magia del cine, sino también la libertad de crear y la imprevisibilidad del arte.