
La miniserie Dying for Sex (Morir de placer), estrenada hace poco en Latinoamérica vía Disney+, es una propuesta singular que equilibra la crudeza emocional con un irreverente sentido del humor.
Protagonizada por Michelle Williams y Jenny Slate, el relato de ocho capítulos está basado en el exitoso pódcast del mismo nombre creado por Nikki Boyer, y relata la historia real de una mujer que, tras ser diagnosticada con cáncer terminal, decide abandonar su matrimonio y embarcarse en una intensa búsqueda de placer sexual.
Pero entre los momentos de mayor dolor y vulnerabilidad también hay espacio para carcajadas, y fue precisamente una línea sobre “resequedad vaginal” la que puso a prueba la compostura de sus protagonistas durante el rodaje.
“Hicimos muchas tomas de Molly diciendo que está ‘un poquitito seca’ en su vagina”, reveló Jenny Slate a Entertainment Weekly, entre risas.

“Siento que arruiné varias tomas porque no parábamos de reírnos. Es un gozo poder divertirte tanto en un trabajo que ya de por sí quieres hacer con todo tu corazón”, añadió.
Michelle Williams, por su parte, confirmó que la frase fue uno de los momentos más jocosos en el set: “Es muy graciosa”, comentó, aún divertida por la escena.
Una historia de amistad, sexo y despedidas
Dying for Sex narra la vida de Molly Kochan (interpretada por Williams), una mujer que, tras recibir el diagnóstico de un cáncer metastásico, decide dejar atrás su matrimonio de 15 años y explorar su sexualidad antes de morir.
Junto a ella está su mejor amiga Nikki (Slate), quien asume el papel de cuidadora en esta etapa final. A partir de esta dinámica, se desarrolla una historia que combina ternura, irreverencia y una mirada profundamente humana sobre el deseo, la enfermedad y la amistad.

La química entre ambas actrices fue esencial para reflejar la conexión entre las verdaderas Molly y Nikki. “Fue amor a primera vista. Pudimos construir a partir de eso durante el resto del show”, confesó Williams a Entertainment Weekly.
Slate complementó: “Es una sensación muy buena tener esa amistad en el guion, saber que los personajes están basados en personas reales y, en la vida real, tener que crear tu propio aparato de sensibilidad y apoyo”.
La serie transita con naturalidad entre el drama y la comedia, incluso en escenas que, a primera vista, parecen exclusivamente trágicas. Williams describió esta mezcla emocional como un descenso por una pista de esquí: “Esa escena fue como hacer eslalon. Estás como, ‘Oh, otro bache, otra curva, otro esquiador’. Es un montón de giros bruscos”.
Slate, por su parte, comparó la experiencia actoral con una caída controlada: “No se trata de prepararse para el cambio, sino de fluir con él. Confiar en que la escena incluye todos esos extremos, porque esa es la historia y eso es lo que quiere ser”.

La historia real detrás de la serie
El proyecto se basa en el pódcast Dying for Sex, creado por Nikki Boyer, y cuenta la verdadera historia de su amiga Molly Kochan, quien falleció en marzo de 2019.
Molly encontró un bulto en su seno en 2005, pero su médico descartó que fuera cáncer por su edad. Seis años más tarde, el diagnóstico llegó cuando la enfermedad ya se había extendido. Fue sometida a quimioterapia, radioterapia, una doble mastectomía y reconstrucción mamaria. Años después, el cáncer se diseminó a sus huesos y su diagnóstico se volvió terminal.
En ese punto crítico, Molly tomó una decición radical: separarse de su esposo, con quien había estado 15 años y cuya relación se había desgastado en la cama, y comenzar a experimentar sexualmente antes de morir.
Su libido se incrementó como efecto de la terapia hormonal, y su actitud frente a la vida cambió radicalmente. En una de las grabaciones del pódcast, Molly ironizó: “¿Qué me van a hacer? ¿Matarme? Estoy muriendo”.

El pódcast se grabó en 2018, poco antes de que Molly fuera hospitalizada, y sirvió de catarsis para ambas amigas. Boyer estuvo con ella hasta el final, sosteniéndole la mano en sus últimos días. También publicó el libro Screw Cancer: Becoming Whole, escrito por Molly desde el hospital.
El pódcast fue un éxito rotundo, superando los cinco millones de descargas, y atrajo la atención de personalidades como Elizabeth Meriwether (New Girl), quien colaboró en la adaptación televisiva.
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