James Cromwell y Babe, la película que cambió su vida para siempre

En el mundo del cine, hay personajes que dejan una marca imborrable en los actores que los interpretan. A veces, la conexión entre la ficción y la realidad se vuelve tan estrecha que termina por transformar la vida de quien da vida al papel. Esto es exactamente lo que ocurrió con James Cromwell tras su participación en Babe (1995), la película que lo llevó a convertirse en vegano y, posteriormente, en uno de los activistas más comprometidos con la defensa de los derechos de los animales.

Antes de asumir el papel del bondadoso granjero Arthur Hoggett en Babe, James Cromwell ya tenía una relación cercana con el vegetarianismo. Según contó en una entrevista con Vegetarian Times en 1998, su decisión de eliminar la carne de su dieta se remonta a 1974, cuando visitó un corral de ganado en Texas y quedó impactado por lo que presenció: “El olor, el terror y la ansiedad”. Sin embargo, admitió que en algunos momentos dejó que la carne volviera a formar parte de su alimentación.

El rodaje de Babe supuso un punto de inflexión en la vida del actor. A pesar de que su papel en la película era relativamente breve—con solo 16 líneas de diálogo y aproximadamente 171 palabras habladas—su impacto fue profundo. La historia del cerdito que desafía su destino y la relación con el personaje de Cromwell despertaron en él una nueva conciencia sobre el trato a los animales.

En su entrevista con Vegetarian Times, Cromwell explicó cómo el rodaje lo llevó a replantearse su postura: “Decidí que para poder hablar de esta [película] con convicción, necesitaba volverme vegetariano”. Pero no se detuvo ahí. Con el tiempo, adoptó una dieta completamente vegana, eliminando todos los productos de origen animal y abrazando un compromiso aún mayor con la causa de los derechos de los animales.

La decisión de Cromwell de volverse vegano marcó el inicio de una nueva etapa en su vida, en la que el activismo se convirtió en un papel tan importante como los que interpretaba en la pantalla.

Desde entonces, James Cromwell ha utilizado su voz y su plataforma para denunciar la explotación y el sufrimiento de los animales. Se convirtió en un defensor incansable de la causa y ha estado involucrado en múltiples campañas de concientización. Su activismo lo llevó a luchar contra la explotación de animales marinos en SeaWorld, a exigir el fin de los experimentos científicos con perros y a generar conciencia sobre la crueldad en la industria alimentaria.

Su compromiso con la causa lo ha llevado incluso a enfrentamientos directos con autoridades y grandes corporaciones. En 2014, protestó en el Aeropuerto Internacional de Los Ángeles contra la política de Air France de transportar monos para laboratorios de experimentación. Durante la protesta, Cromwell, que mide 2,01 metros de altura, logró doblarse dentro de una caja de envío en una impactante demostración de resistencia.

También fue arrestado por sus esfuerzos para cerrar el laboratorio de distrofia muscular canina de la Universidad de Texas A&M en 2019, y en 2022 protagonizó una inusual protesta en Nueva York cuando se pegó la mano con pegamento instantáneo al mostrador de un Starbucks para denunciar el sobreprecio de la leche vegetal. En un video de PETA, el actor explicó: “En todo el mundo, en Gran Bretaña, en Francia, regalan estas cosas sin cobrar nada por ello. Aquí hay un precio exorbitante. ¿Por qué? ¿Por qué, cuando es tan importante abordar el cambio climático? No hay ninguna razón para ello excepto la codicia”.

Su activismo le ha valido múltiples detenciones, aunque él mismo ha perdido la cuenta: “Oh, pierdo la cuenta. Siete u ocho veces, tal vez más”, señaló en una entrevista.

En reconocimiento a su labor, la organización PETA lo nombró Persona del Año en 2022 por su “incansable labor de abrir los ojos de la gente a los problemas de los derechos de los animales”.

Más de dos décadas después del estreno de Babe, Cromwell tuvo la oportunidad de llevar su activismo a un nivel aún más simbólico: en 2023 rescató a un cerdito que estaba destinado al matadero. La historia se conoció cuando PETA informó que el actor salvó al animal después de que este cayera de un camión que lo transportaba a una granja de engorde.

El cerdito fue nombrado Babe en honor al personaje de la película que había cambiado la vida del actor. Cromwell compartió una declaración en la que explicó su decisión de salvarlo: “Después de haber tenido el privilegio de presenciar y experimentar la inteligencia y las personalidades inquisitivas de los cerdos durante el rodaje, la película Babe cambió mi vida y mi forma de comer, así que aproveché la oportunidad de salvar a este Babe de la vida real".

El actor destacó la importancia de generar conciencia sobre el trato que reciben los cerdos en la industria porcina: “Todos los cerdos merecen vivir su vida en un santuario, eligiendo cuándo retozar, dónde buscar comida y cómo pasar el tiempo”.