Brooke Shields y Andre Agassi fueron una de las parejas más mediáticas de los años noventa, pero su relación estuvo marcada por episodios de celos, tensiones y un final abrupto. En una entrevista con The New Yorker, la actriz reveló detalles hasta entonces desconocidos sobre un momento clave en su matrimonio con el tenista: la noche en que, tras ver una escena suya en Friends, Agassi explotó en un ataque de ira.
El episodio que desencadenó la furia de Agassi fue The One After the Superbowl, Part 1, emitido en enero de 1996. En esa historia, Shields interpretaba a Erika Ford, una mujer obsesionada con el personaje de Joey Tribbiani, quien en la ficción era un actor de telenovelas conocido como Dr. Drake Ramoray.
Erika estaba convencida de que Joey era realmente el médico al que veía en la televisión, lo que la llevaba a comportamientos cada vez más irracionales. En la escena en cuestión, Erika y Joey tenían una cita en un restaurante, y en un momento ella tomaba la mano de él y la lamía con devoción, como si estuviera adorando a un genio.
El papel de Shields en Friends marcó un momento importante en su carrera. La serie, que ya era un éxito en aquel momento, la había invitado a participar en un episodio especial que se emitió después del Super Bowl, con la intención de atraer la mayor cantidad de audiencia posible. La actriz se preparó para el papel sabiendo que debía interpretar a una mujer completamente fuera de sí, alguien que realmente creyera que Joey era su personaje de telenovela y que estuviera dispuesta a cualquier cosa para estar con él.
Según contó en la entrevista con The New Yorker, durante la grabación, Shields añadió un toque personal al personaje: una risa exagerada y un comportamiento aún más extravagante del que estaba previsto en el guion.
Inicialmente, los productores habían decidido eliminar la escena de la lamida por considerarla demasiado exagerada. Sin embargo, ella recordó en la entrevista que insistió en que era un detalle que aportaba comicidad y ayudaba a reforzar el carácter de su personaje.
En la segunda toma, los directores cambiaron de opinión y le indicaron que volviera a hacerlo. Al instante, el ambiente en el estudio se transformó. Un grupo de ejecutivos entró al set y, al día siguiente, la actriz recibió la oferta de protagonizar su propia serie, Suddenly Susan.
Matt LeBlanc, quien interpretaba a Joey, también tuvo un papel en la dinámica de la escena. Según contó Shields en su entrevista con The New Yorker, antes de grabar la toma definitiva, LeBlanc le dijo que se había lavado las manos para asegurarse de que estuvieran limpias. Ella, en tono de broma, respondió que había tomado un caramelo de menta, dejando en claro que para ella la escena no tenía ninguna connotación fuera del humor.
Mientras tanto, Agassi presenciaba la grabación desde el público. Apenas vio la escena, su expresión se endureció. Sin decir una palabra, se levantó y salió del estudio. Shields lo siguió hasta la salida, pero él se negó a hablar con ella. Al llegar a su casa en Las Vegas, tomó todos los trofeos que había ganado hasta ese momento y los destruyó en un arrebato de furia, incluyendo sus títulos de Wimbledon, el US Open y la Copa Davis.
Tras romper sus trofeos, Agassi no regresó con Shields inmediatamente. La actriz contó en la entrevista que intentó llamarlo, pero él no quería hablar con ella.
Durante las horas siguientes, ella trató de entender qué había sucedido, pero cuando finalmente lograron comunicarse, la discusión no hizo más que empeorar. Shields le recriminó su actitud irracional, mientras que Agassi insistía en que ella lo había humillado en público con su actuación. La conversación terminó abruptamente cuando él colgó el teléfono.
Ese episodio fue un punto de inflexión en la relación. Aunque en ese momento no se separaron, la pareja entró en una crisis de la que nunca se recuperó del todo. En su autobiografía, There Was a Little Girl: The Real Story of My Mother and Me, Shields explicó que la relación con Agassi ya estaba desgastada por la forma en que él manejaba sus derrotas y victorias en el tenis. Según ella, cuando Agassi perdía un partido, la ignoraba completamente, y cuando ganaba, su mente ya estaba puesta en el siguiente torneo.
A pesar de esto, la boda se llevó a cabo en abril de 1997. Shields contó en su autobiografía, que al día siguiente de casarse, ya tenía la certeza de que había cometido un error. Durante la luna de miel, sufrió un ataque de ansiedad que la hizo darse cuenta de que la vida con Agassi no era lo que realmente quería. Sin embargo, no tuvo la fuerza para poner fin a la relación en ese momento y continuó con el matrimonio durante dos años más.
A medida que pasaba el tiempo, la distancia entre ellos se hizo más evidente. Mientras ella trabajaba en Suddenly Susan, él seguía su carrera en el tenis, lo que significaba que pasaban largos períodos sin verse. Shields recordó que Agassi se mostraba cada vez más indiferente hacia ella, y que la relación se convirtió en una convivencia sin conexión emocional.
Finalmente, en enero de 1999, Shields tomó la decisión de pedir el divorcio. Aunque fue ella quien puso fin al matrimonio, reconoció en su autobiografía que no fue una determinación fácil. Según relató, fue la primera vez en su vida que se animó a decir que no quería seguir en una situación que no la hacía feliz.
Por su parte, Agassi también abordó esta etapa en su autobiografía Open, publicada en 2009. Allí, reconoció que había consumido metanfetaminas en ese momento de su vida y que en una ocasión llegó a mentir en un control antidopaje para evitar una sanción. Sin embargo, nunca se refirió en detalle a su relación con Shields ni al episodio de los trofeos destruidos.
Dos años después del divorcio, ambos reconstruyeron sus vidas. Agassi se casó con la tenista Steffi Graf, con quien tuvo dos hijos, y Shields contrajo matrimonio con el guionista Chris Henchy, con quien también formó una familia.