Hablar de carrera profesional parece más que adecuado cuando pensamos en un ingenierio industrial que busca llegar a la Fórmula 1. Pero esta vez, no se trata de pilotear uno de los autos, sino de la posibilidad de trabajar en el desarrollo tecnológico de los mismos.
Ticmas dialogó con Mateo Marquina Río que actualmente vive en Oxford, Inglaterra, mientras estudia una especialización en Ingeniería de motores deportivos y entra en contacto con el mundo de las escuderías; en el medio del furor por la llegada y permanencia de Franco Colapinto a la máxima categoría de competición del automovilismo internacional.
Una carrera y una meta
“Desde chico me consideré una persona muy curiosa. Nací en Santa Rosa, La Pampa, pero al poco tiempo me mudé a Jujuy por el trabajo de mis padres, por lo que hice allí la primaria y la secundaria. Siempre me gustaron los números y la gestión y operaciones. Por eso, cursé mi secundaria con orientación en economía y gestión de las organizaciones”, relata Mateo al pensar en su camino educativo.
Y resalta: “Al mismo tiempo, me encantaban los autos, las carreras y la velocidad, me acuerdo de levantarme con mi papá a ver las carreras los domingos. En ese momento no era tan fanático de la mecánica, pero sí del diseño y el comportamiento aerodinámico de los autos. Sin embargo, como mencioné anteriormente, la parte de gestión y procesos siempre fue lo que más me interesó. Por eso decidí mudarme a Córdoba para estudiar Ingeniería Industrial, aunque sabía que en algún momento iba a estudiar algo relacionado con el automovilismo, ya sea en diseño aerodinámico o en operaciones”.
Cuando reflexiona sobre qué implica estudiar ingeniería industrial, el joven pampeano plantea: “La Ingeniería Industrial es una carrera única, con múltiples salidas laborales en cualquier ámbito, desde trabajar en un estudio de abogados o en una fábrica hasta formar parte de un equipo de competición. Eso es lo que más me gustó: su versatilidad y adaptabilidad, algo esencial en este mundo en constante cambio y con ambientes tan dinámicos. Sin embargo, decidí ir más allá y cumplir mi sueño de estudiar el máster en Ingeniería de Motorsport”.
Perseverancia
“El proceso de ingreso a la Universidad de Oxford Brookes fue un poco largo. Me llevó aproximadamente dos años”, explica Mateo. Y destaca: “Empecé con los primeros contactos en 2022, pasando por un intento fallido ese mismo año y otro en 2023. A principios de 2024 volví a enviar los papeles y, finalmente, en marzo recibí el correo de la universidad confirmando que había sido aceptado. Creo que fue uno de los días más felices de mi vida. Tuve que preparar un exámen de inglés con una puntuación determinada, conseguir cartas de recomendación de mi universidad, redactar una carta de motivación explicando por qué quería estudiar allí, presentar mi promedio universitario, entre otros requisitos. Me estuve preparando durante meses, hasta que en septiembre me mudé a Oxford, lo que significó un gran cambio para mí, ya que implicaba vivir en otro país y adaptarme a otro idioma”.
“Esta especialización en Ingeniería de Motorsport se imparte en varias universidades de diferentes países, pero sabía, según lo que había investigado, que Oxford Brookes era una de las mejores opciones”, resalta Mateo y argumenta: “Por ejemplo, de los 10 equipos que compiten en la Fórmula 1, 8 están localizados en un radio de no más de 40 km alrededor de Oxford, lo que crea una conexión muy fuerte entre las escuderías y la universidad, por lo que también tenemos bastantes charlas con ingenieros y gente que trabaja o trabajó en las mejores escuderías, incluso exalumnos que ahora están en Fórmula 1. El máster dura un año y consta de seis materias y una tesis”.
Entre las materias que se destacan se encuentran Aerodinámica, Dinámica, Business y Lap-time simulation. “Esta especialización te prepara para trabajar en diversas áreas de los equipos de competición, especialmente en Fórmula 1, pero también en otras áreas como operaciones y performance, ya que el máster ofrece una visión general del mundo del Motorsport”, plantea el joven pampeano que además detalla que “la universidad misma tiene el equipo de competición de Formula Student (Competición entre distintas universidades del mundo), en donde los alumnos de todas las carreras participan, como si fuera un equipo profesional de automovilismo, donde realmente se aprende mucho, desde la parte de ingeniería del auto, que se construye desde cero, hasta la parte de manejo de recursos, costos y marketing”. Y agrega: “Cabe destacar que si bien el master está más dirigido a la Fórmula 1, también te prepara para otro tipos de competiciones, como la Indycar, el rally, hasta incluso la Motonáutica, o sino ya la parte aeroespacial”.
¿Otro argentino en la Fórmula 1?
“Unos días antes de mudarme a Oxford, confirmaron que Franco [Colapinto] correría para Williams en Fórmula 1. Me acuerdo de ese momento perfectamente: estaba comiendo con mi mamá y mi nonna, y les mostré la noticia diciendo: ¡Miren! Justo me estoy yendo para allá. Fue perfecto”, recuerda Mateo.
Y opina: “Para mí, tener un piloto como Franco en la Fórmula 1 es realmente extraordinario. Aún no se dimensiona lo difícil que es llegar allí, y que lo haya logrado es increíble. No solo es un gran logro para el automovilismo argentino, sino que también resulta inspirador desde la perspectiva laboral. Muchos chicos como yo, que soñamos con trabajar en este ámbito, sentimos un enorme impulso al verlo en esa posición”.
“Mi sueño, obviamente, es trabajar con él. Sería lo máximo para mí contribuir a que gane carreras y se consagre campeón del mundo. Es algo en lo que estoy trabajando día a día, y estoy seguro de que lo lograré”, asegura Mateo y agrega: “Me interesa mucho la parte de operaciones dentro de un equipo de Fórmula 1. Esto incluye desde la logística necesaria para tener el vehículo listo para un circuito en un momento determinado hasta colaborar en mejoras a largo plazo. Además, me apasionan la aerodinámica y el análisis de performance del auto, que es en lo que estoy más enfocado actualmente”.
Correr por tus sueños
“Lo fascinante de esta industria es su competitividad y profesionalismo. Se genera una conexión tan profunda que uno termina poniéndose la camiseta del equipo en el que trabaja. Es como si en Argentina trabajaras para tu club de fútbol favorito. Además, en este ámbito puedes ver el resultado de tu trabajo directamente cada fin de semana, durante las carreras. Esto fue un gran factor para elegir este camino, ya que me motiva mucho ver los resultados de mi esfuerzo”, reflexiona Mateo y celebra: “Por otro lado, la Fórmula 1 utiliza tecnología de vanguardia, similar a la de la industria aeroespacial. Ver cómo las personas logran esa conexión entre tecnología y máquina es simplemente increíble”.
“Lo que me mantiene motivado es saber que mis padres, mi hermano, mi novia y mis amigos están orgullosos de lo que estoy haciendo, y eso me llena de energía para extrañar menos”, indica el joven que está lejos de su país y alienta a otros argentinos a estudiar para lograr sus sueños: “Les diría que hagan lo que realmente les gusta. Siempre piensen que todo está al alcance de la mano y que nada está lejos. Más aún en este rubro, donde la demanda de ingenieros es constante y donde hay un abanico de posibilidades en muchísimos sectores e industrias”.