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Las ventas del Tesoro norteamericano
Las ventas del Tesoro norteamericano alejaron al dólar del techo de las bandas de flotación (Foto: Reuters)

La histórica intervención del Tesoro de los EEUU para bajar el precio del dólar en Argentina, con ventas directas -sin la intermediación del BCRA y el Tesoro argentinos- significó un giro total en las expectativas del mercado y una sobrevida para el régimen oficial de bandas cambiarias.

Más allá del shock tras la confirmación de la operatoria que efectuó Scott Bessent en la tarde del jueves, permanece vigente la discusión sobre el nivel del tipo de cambio y su flexibilidad de flotación sin intervención, que en un marco de una serie de ventas oficiales por más de USD 3.000 millones en el último mes, debilitó la credibilidad de la política económica del Gobierno.

La fecha límite de las elecciones condicionó la libertad de maniobra oficial, con un Tesoro obligado a defender un esquema de bandas que quedó desvinculado de otras variables como la inflación y las tasas de interés.

El régimen de bandas perdió eficacia cuando obligó a ventas oficiales por más de USD 3.000 millones desde el 17 de septiembre

En seis meses de vigencia, el régimen de bandas cambiarias, que se expanden por su diseño original a un ritmo de 1% mensual hacia arriba en la banda superior y hacia abajo en la inferior, quedó disociado de la necesidad del Banco Central de recomponer reservas netas, iniciativa que necesariamente iba a demandar la inyección de pesos en la economía y resignar en parte el objetivo inflacionario.

Cuando la demanda desafió el techo de $1.475 para las bandas de libre flotación, el Banco Central tuvo que vender USD 1.110 millones entre el 17 y el 19 de septiembre, mientras que la intervención vendedora del Tesoro obligó a sacrificar otros USD 2.100 millones a partir del 30 de septiembre hasta la irrupción salvadora de la “compra de pesos” del Tesoro de EEUU el jueves 9 de octubre.

Tras la derrota electoral en la provincia de Buenos Aires, el 7 de septiembre, crecieron las dudas sobre el consenso político que tendrá el Gobierno hasta el fin del mandato. Estas inquietudes se trasladaron tanto al mercado cambiario como a la Bolsa, cuando el ministro Luis Caputo declaró que estaba dispuesto a “vender hasta el último dólar en el techo de la banda” y que había “suficientes dólares para todos”. Lejos de disipar las expectativas de devaluación, se produjo más ruido en un mercado escéptico.

El anuncio de la asistencia financiera manifestada por el gobierno de EEUU el 22 de septiembre tampoco logró restablecer la credibilidad en la política económica, ni convencer sobre la estabilidad cambiaria que el Gobierno intenta sostener. Sólo la acción directa con dinero “contante y sonante” tuvo efecto en las expectativas y cambió la tendencia del dólar.

En medio de la fragilidad cambiaria, los indicadores del mercado reflejaron miradas ambiguas respecto de las bandas y la flotación prevista para la cotización del dólar.

  1. El jueves 9 el Banco Central dispuso un techo para las bandas en $1.485,14, ahora a $65,14 (4,6%) del precio de cierre del mayorista, a $1.420, un mínimo desde el 30 de septiembre.
  2. Los precios del dólar futuro todavía demarcan un ritmo de devaluación previsto por los agentes económicos por encima del techo de las bandas ya desde de noviembre. Justamente, las posturas para el cierre del mes que viene quedaron a $1.524,50, todavía por encima del techo previsto para la banda cambiaria, de 1.516 pesos.
  3. La paridad del “contado con liquidación”, implícito en los precios de acciones y bonos argentinos que se operan en dólares en el exterior se desplomó 100 pesos el jueves, luego de haber superado el techo de la banda cambiaria desde el 12 de septiembre, ahora en $1.429,78, contra un techo de las bandas en 1.485,14 pesos. La brecha entre el “liqui” y el mayorista casi se extinguió (0,7%) tras haber alcanzado el 8% en octubre.
  4. Las consultoras que aportan sus proyecciones al REM (Relevamiento de Expectativas de Mercado) que elabora el Banco Central también prevén un dólar por encima de la banda cambiaria para fin de año. Para diciembre de 2025 el consenso prevé un tipo de cambio nominal de $1.536 por dólar, frente a un techo de la banda para entonces de 1.531 pesos.

Invecq Consultora Económica observó que “además de la tensión cambiaria y financiera, la actividad económica sigue mostrando fatiga y también está a la merced del resultado electoral y del impacto de la inexorable recalibración del esquema cambiario tras los comicios. De todos modos, no se vislumbra un riesgo de crisis generalizada, ya que persisten motores que continúan traccionando, como el agro, la energía, la minería, entre otros”.

MegaQM estimó que “los distintos activos financieros ya cotizan con valores que dejan implícita cierta corrección del tipo de cambio. Tanto el valor de los contratos de futuros, como el dólar implícito en las Lecaps o el spread de los activos CER dejan entrever una corrección de entre 10% y 20%. Sigue siendo una magnitud acotada con relación al ruido y las presiones que se han visto en las últimas semanas”.

Para el economista Gustavo Ber “crece el consenso de que esta etapa apuntaría sólo a llegar al 26 de octubre, y que posteriormente -según los resultados electorales y la asistencia financiera de EEUU- se desarrollaría un nuevo régimen cambiario más libre, posiblemente con un tipo de cambio más competitivo, a partir de una estrategia oficial donde se buscaría retomar con decisión la compra de reservas para achicar fuertemente el índice de riesgo país, crucial para descomprimir las necesidades del programa financiero”.

La memoria colectiva de hechos recientes también le juega en contra al gobierno de Javier Milei. La derrota Cambiemos en las PASO de agosto de 2019 fue antesala de un salto cambiario inmediato de más de 30%, que llevó la cotización del dólar de 45 a 60 pesos y obligó a restablecer el “cepo”.

Si se quiere bajar el riesgo país en este contexto habrá que fortalecer contundente y rápidamente las reservas (Segura)

A la vez, la necesidad de apelar a un multimillonario respaldo financiero internacional para contener la inestabilidad doméstica traen ecos del golpe de efecto del “blindaje” de 2001, que no evitó la crisis política y económica del gobierno de Fernando De la Rúa ni la traumática salida de la Convertibilidad.

El escenario actual, sin embargo, presenta claras diferencias a favor: el superávit primario que sostiene la administración libertaria, un tipo de cambio real razonable para la cuenta corriente de la balanza de pagos y un proceso de desinflación que eludió el default, el “corralito” y el Plan Bonex.

Aún así, el panorama es al mismo tiempo muy frágil, con escaso respaldo legislativo para el Gobierno, reservas propias limitadas, una economía que en el tercer trimestre ingresó en recesión y la necesidad permanente de asistencia de financiamiento externo por el elevado índice de riesgo país que impide colocar bonos en Wall Street.

Ante la turbulencia financiera el
Ante la turbulencia financiera el Gobierno cuenta a su favor con superávit primario, un tipo de cambio real razonable y el sendero de desinflación (Foto: Adrián Escandar)

“Faltan 10 días hábiles para las elecciones legislativas nacionales. Si bien parece poco, el camino para el equipo económico se sintió como una larga marcha por un infierno de incertidumbre y ruido. En la tortuosa marcha no solo perdió credibilidad sino también USD 3.300 millones por ventas del Tesoro y el BCRA”, consignó GMA Capital.

“El 26-1O nos dirá cómo el Gobierno queda parado en los últimos 2 años de mandato en el plano legislativo, un ámbito vital para tratar y aprobar las reformas que el mercado y el FMI exige. ¿Logrará una victoria que le dé más volumen político en el Congreso o deberá ampliar consensos?“, deslizó el análisis de GMA.

“EEUU proveería al BCRA una línea de swap por USD 20.000 millones, así como la opción de comprar títulos públicos por medio de bancos internacionales. Se trata de un paquete de apoyo que busca mejorar el respaldo del peso así como la solvencia -y percepción de solvencia- del Tesoro argentino. Con estos objetivos en mente, la acumulación de reservas es una prioridad”, explicaron los expertos de IEB.

El paquete de apoyo de EEUU busca mejorar el respaldo del peso así como la solvencia -y percepción de solvencia- del Tesoro argentino (IEB)

Federico Filippini, Head of Reserch & Estrategia de Adcap Grupo Financiero, opinó que “Este respaldo, claramente le otorga más tiempo al régimen de bandas cambiarias, que incluso el Secretario del Tesoro mencionó que le parecían adecuadas en este contexto”.

“Resulta cada vez más evidente la necesidad de demostrar capacidad de pago de las obligaciones externas a través de la acumulación permanente de reservas. La situación exige una adecuación cambiaria, que por razones políticas se intentará postergar hasta después de las elecciones”, advirtió Vatnet Financial Research.

“Si se quiere reducir el índice de riesgo país en este contexto, será necesario fortalecer rápida y contundentemente las reservas. Cuando eso ocurra, y se recupere el acceso a los mercados, el tipo de cambio puede apreciarse tras un overshooting inicial. Sin embargo, serán inevitables los efectos colaterales como mayor inflación, incremento de la pobreza y pérdida de poder de compra”, alertó José María Segura, economista Jefe de PwC Argentina.