El economista que más escucha Milei enumeró cuatro caminos posibles para el dólar tras el acuerdo con el FMI

Durante una exposición organizada por una firma del sector financiero, Ricardo Arriazu señaló qué escenario prefiere y cuál considera inviable. También detalló los efectos de la incertidumbre global y los datos recientes de la economía argentina

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Ricardo Arriazu, economista y cofundador
Ricardo Arriazu, economista y cofundador de Arriazu Macroanalistas

En una conferencia titulada “Incertidumbres en las economías mundial y Argentina”, organizada este martes por SyC Inversiones, el economista Ricardo Arriazu, socio fundador de Arriazu Macroanalistas, analizó las tensiones macroeconómicas globales y locales, con especial foco en el régimen cambiario argentino. Durante su exposición, detalló cuatro posibles escenarios para la política cambiaria tras el entendimiento alcanzado con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Arriazu estructuró las alternativas posibles con relación a la continuidad o modificación del crawling peg actual del 1% mensual, subrayando que la política cambiaria es clave para la estabilidad macroeconómica. Según explicó, el primer escenario consiste en mantener la actual tasa de devaluación del 1% mensual. El segundo, que él mismo favorece, propone reducir esa tasa al 0,5% mensual a mitad de año. La tercera alternativa, una devaluación brusca, la descartó de forma tajante al calificarla de tener “probabilidad cero”. Y la cuarta posibilidad es una flotación con banda, destinada a conformar al FMI, pero que describió como una “estupidez”.

Respecto a esta última opción, sostuvo que los rumores sobre una eventual flexibilización del tipo de cambio generaron una reacción inmediata del mercado, en particular de los fondos que habían invertido en carry trade. “Parte de los líos que hubo en estos últimos días es justamente porque ante esa posibilidad, la gente que hizo carry trade decidió cerrarla”, afirmó.

“La clave está en la política cambiaria. Hay cuatro escenarios posibles. Uno es mantener el 1%. Otro es bajar a la mitad del año el uno a medio, que es lo que yo favorezco. Otro es devaluar, que desde ya le digo lo de probabilidad cero. Y el otro es que floten con una banda para que quede contento el Fondo Monetario, que para mí sería una estupidez”

Arriazu sostuvo que en la Argentina, “mientras el dólar sea unidad de cuenta, no se puede flotar, porque cualquier movimiento del tipo de cambio causa un problema”. En ese contexto, definió como fundamental la estabilidad del tipo de cambio para mantener la desaceleración inflacionaria y sostener la demanda interna.

También analizó los efectos del tipo de cambio sobre los precios relativos, en particular las tarifas de servicios públicos. Dijo que si estas suben en dólares, como ocurrió recientemente, “es imposible matemáticamente que no se aprecie el tipo de cambio, a menos que los salarios se desplomen”, lo que calificó como inviable desde el punto de vista político. Según explicó, los precios relativos actúan como una “restricción estructural” para el esquema cambiario.

“Yo necesitaría 40.000, 45 mil millones de dólares para estar tranquilo. [...] ¿Para qué diablos quiero las reservas si no son de libre disponibilidad? Eso es lo que pasó en el 2018. Bandas donde puedo ver, puedo comprar pero no puedo vender. Por lo tanto, yo le diría al gobierno —no hablo con el gobierno, no lo conozco al gobierno—, pero ya vi cómo actúa el gobierno: no aceptaría, si no es de libre disponibilidad, una cantidad grande de esos fondos. Y si el fondo le quiere impedir, ¿para qué miércoles le ha dado fondos a Argentina? Si justamente los fondos son para defender al peso, no son para otra cosa”, sostuvo arriazu.

Más adelante, el economista repasó su proyección de inflación. Recordó que en diciembre de 2023 su equipo proyectó 140% para todo el año, el FMI 250%, y el REM 237%, pero el resultado final fue de 118%, 22 puntos por debajo de su propio cálculo. Atribuyó el error a supuestos que no se cumplieron, como la estabilidad de los precios internacionales, que finalmente bajaron, y el mantenimiento del impuesto PAIS, que se eliminó.

El ministro de Economía, Luis
El ministro de Economía, Luis Caputo, y la directora gerente del FM, Kristalina Georgieva

Al actualizar su proyección para 2025, sostuvo que la inflación entre puntas podría ubicarse en 18%, bajo ciertos supuestos: continuidad del crawling peg al 1%, subas tarifarias del 10% en dólares y precios internacionales estables. Señaló que cualquier alteración en esas variables podría modificar las estimaciones.

En cuanto al contexto internacional, Arriazu advirtió sobre el impacto de las políticas comerciales del expresidente Donald Trump, quien impulsa nuevos aranceles que podrían provocar presiones inflacionarias en Estados Unidos. También describió el efecto de estas políticas sobre la economía china, el mercado de soja y las relaciones comerciales globales. Remarcó que, paradójicamente, Argentina podría beneficiarse de esa guerra comercial en lo que respecta a aceites y subproductos de soja, debido a su capacidad industrial y su bajo nivel de exportaciones directas de poroto a China.

El economista repasó las consecuencias históricas de guerras comerciales, citando como ejemplo el año 1930, cuando Estados Unidos impuso aranceles del 40% durante la Gran Depresión. Advirtió que si coinciden una guerra comercial y una burbuja de activos, como ocurrió en los años treinta y en 2008, los efectos globales podrían ser graves.

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Recuerdos de un economista de pizarrón

Por Carlos Rodríguez

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En relación a la economía real argentina, destacó que la inflación núcleo y las tarifas siguieron trayectorias divergentes, y que los estacionales ayudaron a contener la inflación general. Este comportamiento, explicó, redujo los índices de pobreza y mejoró el poder adquisitivo de los hogares, aunque aclaró que la mejora es parcial y se concentra en ciertos sectores.

Sobre la actividad económica, sostuvo que el piso se ubicó en marzo, y que a partir de abril comenzó una recuperación impulsada por el sector agropecuario. La cosecha, tras la sequía de los años anteriores, aumentó 31%, lo que representó un impacto de 3 puntos del PBI. Según Arriazu, el crecimiento entre abril y diciembre anualizado fue del 6%, y el crecimiento punta a punta diciembre a diciembre fue del 5,2%.

“¿Para qué diablos quiero las reservas si no son de libre disponibilidad? Eso es lo que pasó en el 2018. Bandas donde puedo ver, puedo comprar pero no puedo vender. Por lo tanto, yo le diría al gobierno —no hablo con el gobierno, no lo conozco al gobierno—, pero ya vi cómo actúa el gobierno: no aceptaría, si no es de libre disponibilidad, una cantidad grande de esos fondos”

Evaluó también la evolución de otros sectores. Indicó que la industria cayó 9,2% promedio anual, pero creció 7,2% en diciembre; que la construcción tuvo la mayor caída, con un -17,6%, y que el comercio mostró signos de recuperación hacia fin de año. En contraste, hoteles y restaurantes se vieron afectados por la caída del turismo interno, mientras que el transporte y la intermediación financiera crecieron en los últimos meses.

Arriazu proyectó un crecimiento del PBI 2025 en torno al 5,9%, aunque aclaró que las estadísticas actuales indicarían un ritmo mayor, pero prefirió mantener una previsión conservadora. Justificó esa cautela por la necesidad de observar la evolución de la demanda agregada.

En ese sentido, sostuvo que el crecimiento en Argentina depende de la demanda, no de la capacidad productiva, debido a la existencia de capacidad ociosa en casi todos los sectores, con excepción del energético. Para proyectar el comportamiento de la demanda, distinguió tres grupos de factores: externos, internos y exógenos.

Entre los externos, incluyó los movimientos de capital, los precios internacionales y la evolución de Brasil. Entre los internos, destacó las políticas fiscal y monetaria, con énfasis en la relación entre depósitos y crédito. Por último, señaló como exógenos al clima, que tuvo un rol determinante en la recuperación del agro.

Durante el primer trimestre, todos estos factores, salvo el clima, fueron negativos. A partir del segundo trimestre, hubo menos salida de capitales, el crédito creció más que los depósitos y la cosecha fue mejor de lo esperado. Según explicó, esa combinación explicó el crecimiento de casi 10% anualizado en los últimos trimestres.

Para 2025, Arriazu proyectó precios internacionales constantes, salida de capitales menor, política fiscal sin nuevos ajustes y crédito en crecimiento, lo que consolidaría la mejora. Estimó que se mantendrán dos de los tres factores positivos, suficientes para sostener la recuperación.