
El Indec publicará este lunes la tasa de pobreza e indigencia del segundo semestre de 2024, y la expectativa de los especialistas es que haya habido una reducción en relación a los primeros 6 meses del año pasado y al 2023, perforando el 40 por ciento. Los datos oficiales de la Ciudad de Buenos Aires también evidencian una baja importante.
En la primera mitad de 2024, la pobreza saltó al 52,9%, alcanzando 24,9 millones de personas en todo el país, tras haberse ubicado en 41,7% en los últimos 6 meses de 2023. Además, un informe del Ministerio de Capital Humano, encabezado por Sandra Petovello, aseguró que el 61% de la población tuvo problemas de ingresos, vivienda, salud o educación a principios del año pasado.
Esto se dio en el marco de la devaluación de diciembre de ese año, concretada días después de la asunción de Javier Milei. El gobierno argumenta que en realidad se trató del reconocimiento de una situación previa, pues la brecha cambiaria en los últimos meses del gobierno anterior había llegado a rozar el 190%. Pero lo cierto es que en ese momento el aumento del dólar oficial a $800 disparó el Índice de Precios al Consumidor (IPC) al 25,5% y produjo un deterioro en los salarios. A esto se sumó el fuerte ajuste de la nueva gestión que generó una brusca caída de la actividad.
Pero la desaceleración en la inflación junto con la recuperación económica y de los salarios y el aumento por parte del Gobierno de la cobertura de planes sociales como la Asignación Universal por Hijo (AUH) y Tarjeta Alimentar hizo que las tasas de pobreza e indigencia disminuyeran fuertemente, según las estimaciones privadas.
El Nowcast de la Universidad Torcuato Di Tella estimó una tasa de pobreza de 36,8% para el semestre julio-diciembre. “La incidencia proyectada se puede descomponer mecánicamente en un promedio ponderado de una tasa de pobreza de 38,8 por ciento para el tercer trimestre de 2024 y de 34,8 por ciento para el cuarto trimestre”, indicó el informe.
Leopoldo Tornarolli, economista del Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (Cedlas) de la Universidad Nacional de la Plata, dijo en sus redes sociales: “Sabemos entonces que en el tercer trimestre la pobreza fue alrededor de 38,5%. Como los datos de actividad económica fueron mejores en el cuarto que en el tercer trimestre, todo indica que para el segundo semestre la pobreza va a ser menor a 40%, por debajo del 41,7% de cierre de 2023″.

Por su parte, el Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la UCA calcula que el 2024 cerró con una tasa de pobreza de entre 38 y 39%.
Agustín Salvia, director del ODSA, aseguró: ”Considero que si no se reactiva el empleo en el mercado interno, las tasas estadísticas de indigencia y de pobreza tenderán a estabilizarse entre 9-10% y entre 37-38%, al menos durante este primer semestre de 2025. Aunque parte de estos son una relativa ficción estadística. Esto debido a que creció el peso de los gastos fijos de los hogares por tarifas y servicios, y por lo mismo, aunque los hogares hayan recuperando ingresos reales, bajaron los gastos corrientes en alimentos y otros bienes. Todo lo cual debemos considerarlo como una caída en la capacidad de consumo corriente de los hogares”.
“Por eso decimos que detrás de las mejoras en los estadísticos de pobreza no hay mucho para festejar. La situación está estable, no estallaron las variables sociales, pero tampoco hay mejoras significativas frente a lo mal que estábamos cuando estábamos mal. Es cierto que podría haber sido peor, y como dije, la estabilidad macroeconómica es un bien que debemos cuidar, mucho más por el hecho de que todavía estamos transitando una crisis sistémica en materia económica de la que no es tan fácil salir sólo con la baja de la inflación”, añadió.
La Canasta Básica Alimentaria, que incluye lo requerido para no caer en la indigencia, presentó una aceleración en febrero al aumentar 3,2%, la mayor suba desde septiembre. De este modo, una familia tipo de 4 personas necesitó $468.108 para no ser indigente. En tanto, la Canasta Básica Total, que mide la línea de pobreza, ascendió 2,3% y el mismo grupo familiar necesitó $1.057.923 para no ser pobre.
Otra cuestión tiene que ver con el piso estructural de la pobreza en Argentina, que ronda entre el 25% y 30%. Para romperlo “se necesita multiplicar los empleos medianamente productivos en pequeñas y medianas empresas. En este sentido, se requiere confianza, crédito y mercados de bienes y servicios en expansión en el mercado interno. Pero no parece ser ese el horizonte en el corto o mediano plazo”, dijo Salvia.
Pobreza e indigencia en CABA
A la espera del dato oficial a nivel nacional, las tasas de pobreza e indigencia en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) tuvieron una fuerte caída en el último trimestre de 2024 respecto de igual período de 2023.
En detalle, los datos de la Encuesta Trimestral de Ocupación e Ingresos (ETOI), realizada por el Instituto de Estadística y Censos de la Ciudad (Idecba), indican que de las 3.086.000 personas que viven en territorio porteño, un 24,2% son pobres. Se trata de una baja considerable respecto de la tasa de pobreza de fines de 2023, cuando era del 30,2%. De este modo, el número de pobres pasó de 928.000 a 746.000 personas.
A su vez, la tasa de indigencia, esto es el porcentaje de personas que no solo no alcanzan a cubrir con sus ingresos la Canasta Básica Total, sino tampoco la Canasta Básica Alimentaria retrocedió de 12,2 a 6,5%, lo que significa que la cantidad de personas en esta situación retrocedió de 376.500 a 200.590.
No obstante, si a la tasa del 24,2% de pobreza se agregan las personas en situación de vulnerabilidad y los sectores “medios frágiles” (esto es, que con pequeñas caídas de ingresos o aumentos de precios pueden dejar de serlo) se observa que 45,5% de los habitantes porteños viven en situación de precariedad.