Dante Sica: “Con el Fondo no alcanza para salir del cepo, pero da fortaleza al Central”

El economista advierte que la inflación no se resuelve solo con ajuste fiscal y que liberar el tipo de cambio requiere reforzar reservas, resolver pasivos y sostener el crecimiento con reformas estructurales

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"El reciente anuncio del ministro
"El reciente anuncio del ministro Caputo de que el acuerdo con el FMI involucraría desembolsos por unos USD 20.000 millones es una señal que va en el sentido correcto, aunque probablemente no alcance para despejar totalmente la incertidumbre"

El Gobierno afirma que está llevando a cabo una “transformación histórica que ha permitido desactivar el camino a la hiperinflación y haber llevado la pobreza a 90% de la población”, según repiten el presidente Milei y el equipo económico liderado por Luis Caputo.

Para justificar esa lectura, destacan el contraste con la herencia recibida de la gestión de Alberto Fernández: superávit fiscal desde el primer mes de gobierno, fin del déficit cuasifiscal del BCRA, desaceleración de la inflación desde niveles de tres dígitos porcentuales al año y subiendo a dos dígitos y bajando, crecimiento del PBI durante nueve meses consecutivos (EMAE) a pesar del ajuste del gasto, el sinceramiento cambiario que llevó a pasar de una brecha de más de 200% a 20%, con tasas de interés reales negativas, y bajado la pobreza de más de 47% a menos de 34 por ciento.

Aún así, economistas de distintas corrientes coinciden en que persisten niveles elevados de incertidumbre, en especial por la apreciación del tipo de cambio oficial frente a la inflación, la escasez de definiciones sobre el régimen cambiario futuro y los términos técnicos del nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.

Con ese cuadro, Infobae entrevistó a Dante Sica, ex ministro de Producción y Trabajo de la Nación, y socio fundador de la consultora Abeceb para que conocer su análisis sobre la coyuntura, los próximos pasos del programa económico y las condiciones necesarias para estabilizar la economía sin frenar el crecimiento.

— ¿Qué lectura hace del salto de los dólares financieros en marzo y cómo impacta el anuncio del ministro Caputo sobre el monto del acuerdo con el FMI?

— La realidad es que venimos de semanas de aumento de la incertidumbre en lo cambiario y financiero, producto de una conjunción de factores, entre los que se destacan un contexto internacional más hostil, ruidos políticos, pero fundamentalmente lo que más pesaba eran las indefiniciones en torno al acuerdo con el FMI y la estrategia cambiaria a futuro.

“Si, como se espera, el acuerdo de Facilidades Extendidas con el FMI estira los plazos de pago al organismo y recompone reservas, ello permitirá, por un lado, ganar credibilidad en el plano económico y, por otro, terminar de recuperar el liderazgo político”

En este contexto, de suba del índice de riesgo país, ventas de dólares por parte del Central -casi USD 1.500 millones desde mediados de marzo- y caídas de reservas, el reciente anuncio del ministro Caputo de que el acuerdo con el FMI involucraría desembolsos por unos USD 20.000 millones es una señal que va en el sentido correcto, aunque probablemente no alcance para despejar totalmente la incertidumbre, considerando que la letra chica del acuerdo aún no está y restan definiciones relevantes como el cronograma y uso de los desembolsos, y el esquema cambiario que se aplicará en el corto plazo.

— ¿Cree que se trata de un episodio puntual o de una señal de fragilidad más estructural?

— En lo que hace a la volatilidad local, no tengo dudas de que estamos ante un episodio puntual. Si, como se espera, el acuerdo de Facilidades Extendidas con el FMI estira los plazos de pago al organismo y recompone reservas, ello permitirá, por un lado, ganar credibilidad en el plano económico y, por otro, terminar de recuperar el liderazgo político a la hora de definir la agenda. Esto se vería reforzado por la consolidación del orden fiscal y monetario, junto con el proceso de desinflación, a lo que se suman condiciones estructurales favorables en términos de reglas de juego pro-inversión, apertura y mayor libertad económica.

"Bajo el esquema cambiario actual,
"Bajo el esquema cambiario actual, el BCRA actuó en consecuencia. Hizo lo que había que hacer mientras se define el acuerdo con el FMI"

— ¿Cómo evalúa el manejo del BCRA frente a esta tensión: acertado, tardío, insuficiente?

— La verdad es que, bajo el esquema cambiario actual, el BCRA actuó en consecuencia. Hizo lo que había que hacer mientras se define el acuerdo con el FMI: intervenir frente a la mayor incertidumbre y vender dólares para mantener el crawling y la brecha.

— ¿Qué debería esperarse del nuevo acuerdo que negocia el Gobierno con el FMI?

— Con un acuerdo con el Fondo e inflación a la baja, a fin de año la Argentina podrá volver a los mercados de capitales. La resolución del acuerdo dará mayor credibilidad y certezas con respecto al ritmo cambiario, y esto va a permitir acelerar los procesos de crecimiento de la economía.

Así, la ayuda del Fondo podría ser funcional en varios frentes:

  • En primer lugar, será importante para traer más calma y consolidar expectativas, especialmente en el frente cambiario, el único que falta definir en el programa de estabilización macro que el Gobierno viene llevando adelante.
  • Con el aporte -recientemente anunciado- de los USD 20.000 millones, si bien todavía hay que ver el cronograma de desembolsos, podrían pasar las reservas netas a terreno positivo y avanzar en reforzar el balance del Central, si la Tesorería rescata Letras Intransferibles a cambio de dólares.
El acuerdo con el FMI será importante para traer más calma y consolidar expectativas, especialmente en el frente cambiario, el único que falta definir en el programa de estabilización macro que el Gobierno viene llevando adelante
  • Esto permitirá definir un régimen cambiario que dote de mayor flexibilidad al tipo de cambio, y esta flexibilidad es clave en una economía global tan incierta como la que estamos viviendo.
  • Al mismo tiempo, el saneamiento del Banco Central reforzaría potencialmente su autonomía, que podría usarse para implementar una política monetaria que fuera instrumental para terminar de quebrar la inercia inflacionaria.
  • Y, sobre todo, empieza a abrir el camino para liberar el cepo y bajar el riesgo país.

— ¿Un entendimiento con el Fondo puede ser suficiente para salir del cepo?

— Cerrar un acuerdo con el FMI es una condición importantísima y necesaria para abrir el cepo cambiario, aunque no suficiente para hacerlo de inmediato. Hay dos temas relevantes antes de abrir el cepo:

  1. Reforzar la situación patrimonial del Central, donde el dinero que vendría del FMI sería clave para hacerlo -vía rescate de las Letras Intransferibles-, y
  2. La situación de los stocks -deuda- que ameritan ser considerados. Además del Bopreal -por unos USD 1.500 millones- están las utilidades y dividendos no girados por entre USD 6.000 millones y USD 7.000 millones, a lo que se suman los vencimientos de deuda por USD 4.000 millones en julio, todo lo cual podría sumar presión.
"El saneamiento del Banco Central
"El saneamiento del Banco Central reforzaría potencialmente su autonomía, que podría usarse para implementar una política monetaria que fuera instrumental para terminar de quebrar la inercia inflacionaria"

Algunos trascendidos hablan de que podría armarse un nuevo esquema similar al Bopreal para tratar este stock de dividendos. O sea, con el dinero del Fondo se capitaliza el Central y se le da más fortaleza para bajar el riesgo país, pero no da respuesta por sí solo al tema de los stocks.

— ¿Cuál sería, a su juicio, el régimen cambiario más conveniente hoy para Argentina?

— En principio, no hay que olvidar que la Argentina funciona como una economía bimonetaria y eso debe ser tenido en cuenta al momento de diseñar un esquema cambiario. Otro factor clave es que el régimen cambiario y su consistencia con el resto de las variables fiscales y monetarias deben propender a la estabilidad de largo plazo, sin la cual la economía no puede funcionar adecuadamente.

Es necesario, además, incorporar una dosis de flexibilidad para hacer frente a eventuales shocks en una economía global cada vez más incierta. En ese contexto, una vez que las variables macro más relevantes estén estabilizadas y en un nivel “aceptable” -entre ellas el nivel de reservas-, la economía debería encaminarse a un régimen de flotación, que es el esquema más utilizado a nivel global, con un BCRA interviniendo sólo en ocasiones especiales para evitar movimientos bruscos o excesiva inestabilidad.

— ¿Le preocupa que el Banco Central haya pasado de comprador a vendedor en el MULC?

— Creo que estamos ante una situación transitoria en el marco de la persistencia de la incertidumbre en torno al acuerdo con el FMI y las eventuales modificaciones a la estrategia cambiaria que podrían negociarse con el organismo. Una vez despejada esa incertidumbre, el exceso de demanda de divisas debería normalizarse y el BCRA mejorar su posición.

“Una vez despejada esa incertidumbre, el exceso de demanda de divisas debería normalizarse y el BCRA mejorar su posición”

— ¿Qué impacto puede tener esta dinámica en la actividad y en el ánimo del mercado?

— El canal de transmisión a la economía real de estos ruidos cambiarios y financieros, por el momento, es muy acotado, ya que no se está viendo un traslado a precios -la brecha no tuvo un gran salto- ni al entorno de inversión. Los salarios reales y el crédito privado siguen creciendo. En el mercado sí se vive un ánimo de algo de incertidumbre, pero esto debería corregirse una vez cerrado el acuerdo. Siempre el mercado es mucho más volátil que la economía real.

— ¿Qué condiciones se necesitan para una recuperación genuina del salario real?

— La recuperación genuina del salario real se construye sobre la base de un entorno macroeconómico ordenado, productividad creciente e inversión sostenida. La experiencia argentina muestra que sin estabilidad no hay mejora duradera en los ingresos reales. En primer lugar, el ancla central debe ser la reducción consistente de la inflación. El salario real sólo puede recomponerse si los precios dejan de erosionarlo mes a mes. La consolidación fiscal y el uso responsable de la política monetaria son condiciones básicas, y hoy vemos señales concretas de avance en esa dirección.

"La recuperación genuina del salario
"La recuperación genuina del salario real se construye sobre la base de un entorno macroeconómico ordenado, productividad creciente e inversión sostenida"

Ahora bien, bajar la inflación es condición necesaria pero no suficiente. Para que el salario real crezca de manera sostenida, la economía tiene que volver a crecer, y no por rebote, sino a partir de ganancias genuinas de productividad. Eso requiere un entorno más simple para producir e invertir: menos distorsiones, menos trabas regulatorias, más reglas claras.

Por eso son clave las reformas estructurales en marcha. La desregulación inteligente, junto con instrumentos que mejoren el clima de inversión —como el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI)—, pueden ser un catalizador para canalizar capital hacia sectores estratégicos.

A medida que el nuevo esquema productivo se afiance, veremos una relocalización de inversiones hacia provincias con alto potencial. Esto implica también un desafío para el mercado laboral: la transición hacia empleos de mayor calificación, especialmente en sectores dinámicos como minería, energía, agroindustria y servicios intensivos en conocimiento.

"A medida que el nuevo
"A medida que el nuevo esquema productivo se afiance, veremos una relocalización de inversiones hacia provincias con alto potencial. Esto implica también un desafío para el mercado laboral"

— ¿Puede consolidarse la desinflación sin afectar el rebote de la economía?

— De abril a diciembre del año pasado, la actividad tuvo un fuerte rebote y un crecimiento de casi 7%, al tiempo que la inflación pasó de casi 9% a 3%. Es decir, la desinflación fue expansiva, motivada por un crecimiento sostenido de los salarios reales y aumento del crédito en un entorno de normalización económica. En este sentido, los efectos positivos de la desinflación seguirán primando sobre el ajuste fiscal y monetario necesario para mantener el sendero de desaceleración de precios.

— ¿Qué rol debería tener la política productiva en este esquema de estabilización?

—El Gobierno fue claro: “corrijo la macro y doy el escenario propicio para la competencia y la inversión”. No va a haber medidas de fomento específicas sectoriales. El motor de crecimiento se espera por el lado de la inversión, y es por esto que lanzó el RIGI, con el objetivo de revertir el prolongado estancamiento productivo, promover exportaciones, crear empleo de calidad y fomentar el encadenamiento con proveedores locales.

Por ejemplo, los proyectos mineros que ingresen a este régimen alcanzarían una presión impositiva similar o menor a la de países como Perú o Chile. Esto significa que ganamos competitividad y somos parte de la agenda global de inversiones.

Inversión como motor del crecimiento
Inversión como motor del crecimiento

Asimismo, la desregulación y la simplificación burocrática que viene llevando a cabo el Gobierno contribuyen a reducir costos administrativos, operativos y ocultos en diversos sectores productivos, ayudando a disminuir el “costo argentino”.

Del mismo modo, la reducción de aranceles e impuestos impulsada por la gestión Milei mejora la competitividad en determinados sectores, aunque aún se requieren mayores avances en esta dirección. A su vez, persisten cuellos de botella en infraestructura, lo que hace imprescindible avanzar en la reducción de costos logísticos para mejorar la competitividad.

Ahora la discusión pasa por la productividad y la rentabilidad. Las empresas tendrán que empezar a trabajar en sus estructuras de costos para ganar márgenes de eficiencia con incorporación de innovación tecnológica. La inteligencia artificial puede ser una opción, pero existen otros recursos también. Esto desafía la calificación del talento.

“Ahora la discusión pasa por la productividad y la rentabilidad. Las empresas tendrán que empezar a trabajar en sus estructuras de costos”

Tenemos que ir a un mercado laboral más calificado, con trabajo de calidad. Por otro lado, las estrategias de las empresas ya no se limitarán a la cobertura financiera, sino que tendrán que pensar en cómo reducir el riesgo de pérdida de participación de mercado, cuando todos sabemos que perder un punto de participación resulta en un minuto, pero ganarlo lleva mucho tiempo.

En este sentido, el Gobierno tendrá el desafío de vincular la demanda de sectores que requieren mano de obra calificada con sectores que no demandan empleo calificado. Así, uno de los roles clave de la política productiva será facilitar la transición del empleo de baja calificación hacia el empleo especializado.

(Matías Arbotto)
(Matías Arbotto)

— ¿Cuál cree que es el principal riesgo macroeconómico hacia el segundo semestre?

— Pensando en el segundo semestre, los riesgos macroeconómicos parecen acotados. Aunque podrían venir de algún cisne negro del lado externo que complique sensiblemente la posición de las economías emergentes y el crecimiento global, con efecto a la baja en los precios de las materias primas.

— ¿Ve condiciones para una mejora de la confianza y del financiamiento externo?

— Claro que sí. Tenemos un ancla fiscal excepcional para la historia argentina y una situación monetaria consolidada. Una vez despejadas las dudas del nuevo acuerdo con el FMI, la confianza en el Gobierno va a mejorar aún más y hay mucho upside para elevar el financiamiento externo, motivado por un bajo riesgo país que posibilite nuevamente el acceso voluntario a los mercados de deuda externos. Asimismo, la eliminación del cepo dará el impulso final que necesita la inversión, sobre todo la externa y de largo plazo.

“La eliminación del cepo dará el impulso final que necesita la inversión, sobre todo la externa y de largo plazo”

— ¿Qué escenario base imagina para fines de 2025?

— Para 2025 se espera un escenario de crecimiento que pueda superar el 6%, con una inflación que seguiría el curso descendente durante el año hasta llegar a valores cercanos al 1% mensual hacia fin de año, acumulando una inflación en torno a 20%. En este marco, la brecha se mantendría estable y baja -en términos relativos-, en tanto que el cepo, si bien se cree que seguiría al menos hasta las elecciones, continuaría en proceso de flexibilización con el fin de erradicarse hacia 2026.

La resolución del acuerdo con el Fondo dará mayor credibilidad y certezas con respecto al ritmo cambiario, y esto va a permitir acelerar los procesos de crecimiento de la economía. Por otro lado, habrá un salto exportador cuantitativo de USD 80.000 millones anuales a entre USD 120.000 y 130.000 millones en cinco o seis años, impulsado por energía, minería, servicios basados en conocimiento e industria. Con un mercado libre, el tipo de cambio será más bajo que históricamente. La discusión no debe ser el valor del dólar, sino la agenda de competitividad.

Por otro lado, un buen resultado electoral le va a dar aire al Gobierno para avanzar en las tres grandes reformas que son necesarias: la reforma laboral, la reforma fiscal -que incluya un compromiso con las provincias- y la reforma previsional, que es indispensable para consolidar el tema fiscal. Hay que flexibilizar la economía y eliminar trabas. Hoy tenemos un mundo que es propicio, con incertidumbres en el corto plazo, pero que nos da muchas ventajas para el ciclo que viene.

Fotos: Matías Arbotto