
La actual deuda argentina con el Fondo Monetario Internacional es de 31.100 millones de “Derechos Especiales de Giro”, o DEGs, la “moneda de cuenta del FMI, que al tipo de cambio del viernes 28 equivalen a USD 41.052 millones.
Se trata de una deuda igual al 976% de la “cuota” del país en el organismo. De los principales deudores del Fondo, solo Ecuador se acerca a una relación similar, 939%. En el caso de Ucrania la relación es de 525%, en el de Egipto 447% y en el de Paquistán a 311%, precisa el último informe de la consultora Quantum, fundada por Daniel Marx, quien fue secretario de Finanzas durante la última gestión como ministro de Domingo Cavallo y había trabajado antes en las oficinas en Washington de Darby Overseas Investment, consultora que encabezó Nicholas Brady, ex secretario del Tesoro de EEUU.
El informe calculó, sumando los USD 20.000 millones que tanto el gobierno argentino como el Fondo ya adelantaron que será el monto del acuerdo que aún se está negociando y que el directorio del organismo aprobaría en abril, que la deuda de la Argentina con el FMI montaría al 1.449% del valor de su “cuota” en el organismo, aunque en verdad la relación no llegará en ningún momento a ese nivel, porque el grueso de los desembolsos será pausado a lo largo de los próximos años y servirá para refinanciar los vencimientos del país ante la entidad crediticia.
Acceso excepcional
Esas relaciones no son “ilegales”, como acusó la expresidente Cristina Fernández de Kirchner, pero sí están calificadas por el organismo como “acceso excepcional”. De ahí la necesidad de la “reunión informal” que la línea técnica del organismo tuvo esta semana con el directorio, para asegurar que cuando el acuerdo sea puesto a la consideración de este, sea aprobado “por consenso”, más allá de las observaciones y reproches que puedan hacer los representantes de algunos países.
Argentina tiene cero vencimientos de capital con el FMI este año, pero debe oblar por ese concepto USD 12.105 millones en los siguientes tres
Un aspecto adicional, dice el informe de Quantum, es que el acuerdo con el FMI “habilitaría otros financiamientos de rápido desembolso de organismos internacionales”, amén de “redefinir” la relación crediticia de Argentina con sus acreedores.
El informe precisa que la Argentina tiene cero vencimientos de capital con el FMI este año, pero debe oblar por ese concepto USD 12.105 millones en los siguientes tres: USD 1.130 millones en 2026, USD 4.408 millones en 2027; USD 6.567 millones en 2028, que explican más del 60% de los desembolsos del Fondo y posterior y más o menos inmediato repago argentino.

En el caso del Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco de Desarrollo de América Latina (antes CAF) y “otros organismos organismos internacionales”, precisa Quantum, los vencimientos de capital de 2025 a 2028 suman USD 8.978 millones.
Otra precisión es que la deuda argentina equivale al 4% de la cartera del Banco Mundial, al 22% de la del BID y al 15% de la ex CAF, ratios que limitan cuánto más pueden aportar estas entidades para “engordar” el paquete financiero de ayuda a la Argentina.
Acreedor privilegiado
En general, dice Quantum, los organismos internacionales son percibidos como acreedores privilegiados, de mayor seniority que el resto de los acreedores, “algo parcialmente justificado porque otorgan financiamiento en momentos excepcionales, a mayor plazo y a tasas de interés menores”.
Además, explica, “si una parte relevante de los desembolsos del FMI se destina a cancelar los vencimientos de capital de los próximos años, como parece ser el caso, Argentina contará con más reservas para afrontar los vencimientos con otros acreedores”. En cualquier caso, remata, “un nuevo acuerdo con el FMI puede ser un catalizador “no sólo para reforzar las reservas internacionales, sino también para disminuir la incertidumbre asociada al propio proceso del acuerdo y así seguir reduciendo el riesgo país y potenciar flujos de capitales privados, entre otros”.
Quantum destaca que en los programas de Asistencia Ampliada (EFF, por Extended Fund Facility) del FMI, como el negociado por Martín Guzmán durante el gobierno de Alberto Fernández y el que firmará el actual, la determinación de los tiempos de los desembolsos en general está relacionada con la duración del programa, que tiende a ser de entre 3 a 4 años de plazo.

Un programa de más de 3 años excedería el actual mandato presidencial. En cuanto a lo que pueden aportar los demás organismos, el informe señala la existencia de diversas líneas de asistencia financiera para proyectos del sector público. Estas entidades, dice, “disponen también de financiamiento de desembolso rápido, como los “préstamos de ajuste sectorial” del BID, una modalidad flexible para “apoyar cambios institucionales y de política”. Pero si bien esa parte puede estar disponible si el país tiene un programa con el FMI, ese financiamiento extra-Fondo no destinado a proyectos específicos de infraestructura o similares “tiene un plazo de reembolso inferior al del financiamiento a proyectos específicos, que pueden llegar a 20 años”.
Como sea, concluye Quantum, “los montos pueden ser significativos y las condiciones financieras más favorables que los que Argentina podría obtener en el mercado, aunque las tasas de interés tienden a ser más altas que las aplicables a otro tipo de proyectos”.
La necesidad manda.