
Las marcas de indumentaria femenina Vitamina y Uma bajaron la persiana de sus últimos dos locales activos, pusieron fin a su operación comercial directa con el público y dejaron en suspenso el futuro de sus negocios. En paralelo, continúan abiertas las negociaciones para una eventual venta, aunque sin confirmaciones oficiales sobre avances concretos.
El cierre definitivo ocurrió en marzo de 2025. La última tienda conjunta, ubicada en Figueroa Alcorta 3191, en Palermo Chico, cerró sus puertas el miércoles 27. La semana anterior, el local de Rosario 610, en el barrio de Caballito, también dejó de funcionar. Ambas tiendas pertenecían a Casa Vitamina y Boutique Uma, una de las últimas estrategias comerciales del grupo propietario para mantener visibilidad mientras intentaban concretar el traspaso de las marcas.
En los días previos al cierre, las tiendas ofrecieron un remate final de mercadería con descuentos del 70%, bajo consignas de liquidación definitiva. “It’s the final countdown”, anunciaron en sus redes sociales, acompañando el mensaje con aclaraciones como “estos artículos no tendrán cambio ni devolución”.

Los posteos de despedida se replicaron en las cuentas oficiales de Instagram de ambas marcas. Vitamina se dirigió a sus clientas con un mensaje nostálgico: “Después de tantos años compartiendo momentos y experiencias increíbles, hemos decidido cerrar las puertas de nuestros locales Vitamina terminando con la colección SS2025″. En tanto, Uma recordó su identidad estética y su inspiración en París, con un mensaje que resaltó la trayectoria de sus It Girls, su “espíritu rockero” y su impronta sofisticada.
Los locales físicos no fueron los únicos canales cerrados. En paralelo, la marca también dio de baja la tienda online, donde actualmente solo figura el mensaje de agradecimiento a quienes compraron durante su funcionamiento. Hasta hace pocos días, permanecía publicado el aviso de “last chance para llevarte tus favoritos en Casa Uma y Vitamina y Caballito”.
Ambas marcas quedaron bajo el control de VIU S.A., empresa dirigida por Regina, Luciano y Mariano Navilli, hijos de Aldo Navilli, fundador del grupo agroindustrial Molino Cañuelas. Si bien se suele vincular a Vitamina y Uma con el holding alimenticio, desde la empresa aclararon que las marcas textiles corresponden a un proyecto empresarial independiente, sin relación directa con la estructura de Molino Cañuelas ni con su actual proceso judicial por deudas.
Desde octubre de 2024, Vitamina y Uma habían anunciado públicamente su intención de vender las marcas o cambiar el modelo de negocio hacia un sistema de licencias por categorías, como jeans o perfumes. Por entonces, representantes de la firma explicaron que no tenían previsto el cierre inmediato y que la decisión respondía a una estrategia empresarial, no a la coyuntura económica.
En aquel momento, la compañía sostuvo que se mantenía “optimista con las políticas económicas actuales” y que buscaba redefinir su presencia comercial sin abandonar completamente el mercado. La empresa aclaró que si bien se encontraba en venta, no se trataba de un retiro definitivo y que los locales continuarían operando hasta lograr concretar una operación.
Sin embargo, con el paso de los meses, no lograron definir un comprador. A medida que la situación se volvió más incierta, comenzaron a cerrar tiendas de forma progresiva. En 2024 bajaron las persianas de locales ubicados en Unicenter, Palmas del Pilar, Distrito Arcos, Galerías Pacífico, Alto Palermo, Devoto Shopping y Alto Rosario, entre otros. Además, dejaron de operar en Punta del Este, Montevideo, San Pablo y Santiago de Chile, plazas donde alguna vez tuvieron sucursales propias.
Fuentes cercanas a la firma señalaron que la desvinculación de Gonzalo Sánchez Zinny, exCEO de la empresa, coincidió con un declive en la estructura comercial y con una reducción significativa de presencia en shoppings. En paralelo, la compañía comenzó a enfocarse en el canal mayorista y en locales multimarcas, estrategia que tampoco logró sostener su volumen de ventas.

En el rubro afirman que la falta de adaptación al nuevo entorno comercial, marcado por mayor apertura de importaciones y cambios en los hábitos de consumo, impactó negativamente en ambas marcas. Sin embargo, en el sector también sostienen que las etiquetas todavía tienen valor y que una nueva administración podría reposicionarlas, si logra reestructurar el negocio y recuperar una propuesta comercial clara.
Mientras tanto, la línea de perfumes sigue en producción, lo que indica que algunos acuerdos comerciales de licencias ya se encuentran vigentes o en proceso de renegociación. Desde la empresa explicaron que “al estar en negociaciones por el futuro de las marcas, no se puede definir el estilo de la nueva temporada”.
Vitamina fue fundada en 1986 por Marcelo Goldberg y Claudio Drescher, actual presidente de la Cámara de la Indumentaria y dueño de Jazmín Chebar. Durante los años ‘90, se consolidó como una de las marcas más reconocidas del segmento ABC1 y llegó a tener hasta 17 locales en Argentina, además de presencia en el exterior. En 2000 cerró sus puertas tras entrar en convocatoria de acreedores con deudas superiores a los 40 millones de dólares. En julio de 2003, la familia Navilli compró la marca en un remate judicial por $700.000, y la relanzó en 2004.
Por su parte, Uma nació en el año 2000, también de la mano de Goldberg, luego de haber dejado Vitamina. Con el tiempo, se consolidó como una marca con fuerte identidad estética y una propuesta de diseño propia, hasta que en 2009 fue vendida al mismo grupo empresario que ya controlaba Vitamina.
En el último año, la curva descendente del negocio se volvió insostenible. Las marcas dejaron de producir nuevas prendas para la colección otoño-invierno 2025, confirmaron desde la empresa. Esta decisión selló el destino de los locales y empujó al remate de inventario. En sus últimos días, los locales ofrecieron mayoritariamente talles pequeños, correspondientes a remanentes de la colección primavera-verano.
El cierre definitivo de los locales marcó el fin de una etapa para dos marcas emblemáticas del segmento premium de la moda argentina. Con más de 30 años de historia, su salida del circuito comercial directo refleja tanto la transformación del mercado como el desgaste propio de proyectos sin renovación constante.