
Una presentación del vicepresidente del Banco Central Vladimir Werning ante banqueros internacionales en Suiza incluyó un dato que muestra la fragilidad en las reservas de la entidad, uno de los temas que mira con mayor preocupación el Fondo Monetario en el contexto de la recta final de las negociaciones hacia un acuerdo nuevo. De los USD 25.000 millones que el BCRA compró en el mercado oficial desde el cambio de gobierno, solo pudo retener como reservas netas unos USD 7.000 millones.
Esa sangría de divisas explica que el Central todavía persista con niveles de reservas internacionales netas negativas. El viceministro de Economía José Luis Daza había asegurado ante la comisión bicameral de Trámite Legislativo ante diputados y senadores de la oposición que el plan económico libertario había conseguido lidiar con muchos de los desequilibrios heredados de la gestión anterior pero que el BCRA todavía tenía una situación de debilidad en sus activos.
En su presentación ante el Banco de Basilea, que reúne a entidades monetarias de todo el mundo, el vicepresidente del BCRA argumentó que esa brecha entre los dólares comprados en el mercado oficial y lo que pudo retener como reservas netas responde, principalmente, al uso de divisas para el pago de servicios de deuda y otros factores que no especificó.
Regla monetaria
En ese listado aparece, por ejemplo, el uso de dólares comprados de liquidaciones de exportaciones para abastecer la oferta de dólar contado con liquidación. Esa dinámica está explicada en la regla monetaria que impuso el Gobierno hace algunos meses. El mecanismo por el que el BCRA puede intervenir en el CCL es a través de una regla de emisión monetaria que puso en marcha en la segunda mitad de 2024. Esa regla restrictiva prevé que el BCRA debe esterilizar los pesos que usa para comprar en el mercado oficial las divisas que se liquiden a través de exportaciones. Y para eso vende en el mercado CCL parte de los dólares adquiridos.

La regla monetaria en cuestión incluye discrecionalidad para que el BCRA concrete esas ventas en el CCL, por lo que al no tratarse de un mecanismo de aplicación automática -como sería el dólar blend que destina el 20% de las liquidaciones a ese mismo dólar financiero-, hay dólares comprados en el mercado oficial por el BCRA que todavía “deben” ser vendidos en el dólar financiero para esterilizar esos pesos. Hace algunas semanas el presidente Javier Milei hizo referencia a unos USD 5.000 millones aún no esterilizados.
Relacionado a esto, un informe reciente de mercado había mencionado que el Gobierno retomó la compra de divisas al Banco Central para sumar dólares a su cuenta corriente, que el Tesoro tiene en la autoridad monetaria. La consultora financiera 1816 reflejó ese movimiento en las cuentas públicas y ese pase de manos entre pesos y dólares, y remarcó que está explicado en que la cantidad de pesos circulantes estaban por encima de los 47 billones de pesos estipulados como regla monetaria desde mediados del año pasado. Así, sumó divisas en su cuenta para, a mitad de año, pagar los vencimientos de los bonos en moneda extranjera.
En rigor, el DNU por el cual el Poder Ejecutivo autorizó la concreción del nuevo programa con el FMI ya había reflejado la fragilidad persistente en el frente de las reservas, y señaló que cuando asumió Javier Milei las divisas netas en las arcas internacionales del BCRA eran de USD 11.200 millones negativas y que realizó compras por USD 7.034 millones, coincidente con la presentación que hizo Werning en Suiza.
La cuantía de las reservas del BCRA y un marco de políticas que le permitan acumularlas de manera sostenida asoma como el corazón de la discusión con el FMI que transita su última milla en Washington. El organismo procura acordar con el Gobierno un esquema cambiario que acelere el acopio de dólares, en primer lugar con una inyección prevista de divisas netas desde el organismo como producto de la puesta en marcha del nuevo programa y luego con un sistema que propicie un ingreso mayor a las arcas del Central. Una constante en los planteos del FMI es la eliminación del dólar blend.
Se espera que esta semana el Fondo Monetario celebre una reunión informal entre el staff técnico y los directores en que debatirán, de manera preliminar, los alcances del entendimiento con la Argentina, según confirmó la agencia Bloomberg, que también estimó que el programa en cuestión rondará los USD 20.000 millones. Resta conocer si esa suma incluye el refinanciamiento y el aporte neto que se destinará a la cancelación de Letras Intransferibles. Según estimaciones de mercado en base a información del FMI, en los cuatro años que duraría ese refinanciamiento, el país afronta unos USD 14.000 millones de vencimientos de capital.
“El saneamiento del Banco Central reforzaría potencialmente su autonomía, que podría usarse para implementar una política monetaria que fuera instrumental para terminar de quebrar la inercia inflacionaria. Por estos días, la indefinición sobre el futuro régimen cambiario y, por ende, del tipo de cambio, están jugando en contra de las liquidaciones de exportación, lo que potencia la presión cambiaria”, consideró un informe reciente de Abeceb, la consultora fundada por Dante Sica.
Por su parte, Vectorial consideró que “mayor claridad sobre el acuerdo con el FMI es central, pero es dudoso si un desembolso importante será suficiente para lograr el puente hasta la apertura del cepo, y en caso de que la apertura sea inminente, resulta igualmente dudoso que el Gobierno logre mantener una estabilidad cambiaria suficiente para continuar con el proceso de desinflación y llegar a las elecciones de octubre presentando un panorama económico medianamente estable”.
En tanto que Suramericana Visión, la consultora de Martín Guzmán, estimó que “el FMI estaría dispuesto a aumentar el nivel de deuda del país en algo más que 5.000 millones de dólares e incluir en el programa suficiente financiamiento para hacer frente a los vencimientos de capital hasta marzo de 2029 (lo que en suma significaría un programa de financiamiento de alrededor de 20.000 millones de USD), y creemos que el deseo del Gobierno es tomar más deuda nueva que ese monto”, planteó en un infome este fin de semana.
“También asumimos que el Gobierno busca un desembolso inicial (es decir, al momento de la aprobación del Directorio del FMI) mayor que lo que las ‘costumbres del FMI’ indican para un programa de Facilidades Extendidas”. Parte de esa respuesta comenzará a dilucidarse en los próximos días cuando tome velocidad la parte final de las discusiones antes de que el programa nuevo termine de adoptar su formato definitivo.