
(Desde Washington, Estados Unidos) La alianza estratégica entre Javier Milei y Donald Trump exorcizó los resultados finales de los acuerdos que Mauricio Macri y Alberto Fernández firmaron con el Fondo Monetario Internacional (FMI), y Argentina logrará un nuevo programa de Facilidades Extendidas antes de que concluya abril.
Pero hay ciertos directores de países europeos que plantearán sus dudas cuando Kristalina Georgieva y su staff presenten los aspectos básicos -condiciones, metas y desembolsos- del futuro acuerdo que se firmará entre el Fondo y su principal deudor.
Y esos reparos se vincula a uno de los cuatro criterios claves que prescribe el FMI para conceder programas de acceso excepcional, como es el acuerdo que negocia Argentina con el organismo multilateral de crédito.
Relaciones
Macri se apoyó en su amistad con Trump para obtener un crédito inédito del FMI, mientras que Alberto Fernández recibió la gracia de Joe Biden, pese a su coqueteó con Vladimir Putin y Xi Jinping.
En ambos casos, los programas descarrilaron por una situación económica jaqueada por el peronismo que lidera Cristina Fernández de Kirchner. La presión sistemática de CFK -desde 2018 a la fecha- debilitó el criterio cuatro (CA4) que hace referencia al respaldo político: una falencia que exhibieron Macri y Alberto Fernández.


Los cuatro criterios que fija el FMI se vinculan a una probable crisis en las reservas, a que la deuda pública sea sostenible en el tiempo, a la posibilidad de acceder a los mercados para poder saldar el préstamo y a la existencia de un contexto político (ownership) que facilite la aplicación exitosa del programa.
Es decir: el FMI asume que puede haber una situación macro económica compleja, pero que Argentina -en este caso- está en condiciones de superar esa crisis por razones financieras y políticas.
El staff del Fondo creyó que estos criterios estaban cumplidos cuando concedió el crédito a Macri y la reestructuración de la deuda a Alberto Fernández. Fue un error que erosionó la imagen institucional del FMI y terminó con las carreras de importantes funcionarios que negociaron con la Argentina.

El DNU del FMI logró dictamen mayoritario en la Comisión Bicameral de Trámite Legislativo por un voto (9 a 8) y media sanción en la Camara Diputados por 129 a 108.
Los números de votación demuestran debilidad política, y el instrumento utilizado fragilidad institucional: la Ley Guzman que regula estos procedimientos parlamentarios exige una ley, que tiene más fortaleza jurídica que un Decreto de Necesidad y Urgencia.
Esta información política se maneja en el board del FMI, y algunos directores podrían cuestionar ciertos aspectos de un eventual programa que ya aparece condicionado por el peronismo y que podría terminar en un pantano como sucedió durante los gobiernos de Macri y Alberto Fernández.
En Washington elogian los resultados del plan de ajuste liderado por Javier Milei y reconocen la alianza estratégica que existe entre Balcarce 50 y la Casa Blanca. Pero a continuación recuerdan la relación entre Macri y Trump, los primeros tiempos del plan económico que ejecutaba Luis Caputo, y el desenlace final con la derrota frente al peronismo conducido por Cristina Fernández de Kirchner.

En este contexto, Milei tiene asegurado un programa que no pondrá en juego su plan de ajuste, tras una larga negociación protagonizada por Caputo, Santiago Bausilli -titular del Banco Central-, Pablo Quirno- secretario de Finanzas- y José Luis Daza, secretario de Política Económica.
Sin embargo, antes que concluya marzo se aguarda una reunión informal del board para tratar las líneas básicas del programa de Facilidades Extendidas que firmará Argentina. En ese cónclave, que tendrá como principal expositora a Kristalina Georgieva, ciertos directores europeos plantearán sus dudas técnicas para evitar que se repitan las experiencias de Macri y Alberto Fernández.
Cuestión de millones
No se trata de discursos o planteos ideológicos: los directores fijan el monto final del desembolso extra y pueden proponer alternativas -por ejemplo- respecto al uso de los millones de DEG´s (la moneda del FMI), que serán recibidos por el Banco Central.
Los directores reluctantes sostienen que la oposición rechaza el acuerdo sin conocer su contenido efectivo, y creen que ese rechazo se puede extremar si el FMI concede un programa de Facilidades Extendidas que sea muy generoso con Milei por su relación política con Trump.
Desde esta perspectiva, en la reunión informal del board, estos directores europeos harían una descripción de las denominadas líneas rojas que el acuerdo con Argentina no debería cruzar.

Milei está confiado en las gestiones de Caputo y en la recepción de Georgieva. Pero si los debates en el board complican sus necesidades técnicas respecto a las metas y condiciones del programa, MIlei hará una gestión directa en la Casa Blanca para que intervenga Trump.
Estados Unidos maneja el directorio del FMI, y el Presidente apuesta al acuerdo para fortalecer las reservas del Banco Central y abrir el cepo financiero. Milei sabe qué paso con CFK, Macri y Alberto Fernandez, y jura en Olivos que no repetirá la experiencia.