
Un informe internacional elaborado con proyecciones de más de 50 consultoras, bancos y fondos de inversión actualizó sus estimaciones sobre el tipo de cambio y la inflación esperadas para este año, en medio de un clima financiero adverso para los activos argentinos y la expectativa sobre un acuerdo próximo con el Fondo Monetario Internacional.
Se trata del informe FocusEconomics, que estimó que la previsión de inflación promedio para 2025 cayó de 45,3% en el informe de febrero a 42,9% en marzo, lo que indica una perspectiva de desaceleración más rápida de lo anticipado. Esta reducción se debe a la moderación de la depreciación del peso y al ajuste fiscal en curso.
Y sobre el tipo de cambio, aseguró que el consenso de mercado indica que la estimación del dólar oficial para diciembre de 2025 se redujo levemente, pasando de $1.311 en febrero a $1.294 en marzo. Este ajuste refleja la menor presión cambiaria y la expectativa de estabilidad en la implementación del crawling peg. Implicaría una suba de un 23% en comparación con el tipo de cambio actual.
En los próximos meses, Argentina enfrentará un panorama económico marcado por la continuidad de la desaceleración inflacionaria y una recuperación gradual de la actividad. La baja en la inflación, que en febrero se ubicó en 66,9% anual tras haber superado el 200% en 2024, permitirá una mayor estabilidad en los precios y mejores condiciones para el consumo y la inversión. Sin embargo, la reducción del gasto público y el impacto de la sequía sobre la producción agropecuaria podrían limitar el ritmo de crecimiento.
Para el segundo trimestre de 2025, el consenso de mercado espera que la actividad económica de Argentina continúe en recuperación, con un crecimiento proyectado de 6,9% interanual, acelerándose respecto del 4,2% estimado para el primer trimestre, según FocusEconomics. La baja en la inflación y la reducción de tasas de interés aparecen como los principales motores de esta expansión.
Uno de los factores clave será la desaceleración de la inflación, que tras alcanzar 66,9% en febrero, se espera que siga en descenso, mejorando el poder adquisitivo y estimulando el consumo. A esto se suma una política monetaria más flexible, con recortes en la tasa de referencia del Banco Central, que actualmente se ubica en 29%, favoreciendo el crédito y la inversión.

El comercio exterior también contribuirá al crecimiento, con exportaciones en expansión tras la recuperación del agro y la eliminación de restricciones cambiarias. En enero, las ventas al exterior crecieron 9,1% interanual, y se espera que la tendencia continúe en los próximos meses. Además, el crecimiento de 2025 se ve amplificado por el efecto arrastre estadístico, luego de una caída del 2,5% en 2024.
Sin embargo, persisten desafíos que podrían limitar el crecimiento. La sequía y el fenómeno de La Niña representan un riesgo para la producción agropecuaria, mientras que el ajuste fiscal del gobierno podría ralentizar sectores como la construcción debido a la caída de la inversión pública. A nivel externo, la desaceleración de China y Estados Unidos, sumada a la volatilidad del real brasileño, genera incertidumbre sobre la demanda de exportaciones. El segundo trimestre consolidaría la reactivación económica, aunque con desafíos estructurales pendientes. La evolución del consumo, la inversión y el comercio exterior serán claves para sostener el ritmo de crecimiento en lo que resta del año.
Por otra parte, el Banco Central continuará según el informe con su política de reducción de tasas de interés, tras haberlas recortado a 29% en enero, con el objetivo de estimular el crédito y la inversión, mencionó el reporte, que también analizó al resto de los países de la región. El crawling peg en el tipo de cambio, con una depreciación mensual del 1%, seguirá funcionando como ancla nominal, aunque se espera una depreciación del peso hacia $1.294,1 a finales de 2025.
En el plano fiscal, el gobierno buscará mantener el equilibrio primario, lo que implicará seguir ajustando el gasto y depender de financiamiento externo. La evolución del acuerdo con el FMI será clave para sostener la estabilidad financiera y avanzar en la flexibilización de las restricciones cambiarias. Mientras tanto, la recuperación de la actividad dependerá de la mejora en la confianza del sector privado y del desempeño de las exportaciones, que podrían verse afectadas por la desaceleración de China y Estados Unidos.
El crecimiento económico de Argentina en 2025 se proyecta en 4,6%, más del doble del promedio regional, impulsado por la reducción de la inflación, una política monetaria más flexible y las reformas económicas implementadas por el gobierno. Sin embargo, la sequía asociada al fenómeno de La Niña podría limitar la recuperación del sector agropecuario, mientras que la desaceleración en China y Estados Unidos representa un riesgo para las exportaciones.
El informe también menciona que la Argentina se destaca como la economía con la mayor recuperación proyectada para 2025, en contraste con países como México, donde la actividad crecería menos de 1%, afectada por políticas proteccionistas en EE.UU. y menor inversión pública. Ecuador y Venezuela, aunque con crecimiento positivo, muestran tasas moderadas tras las contracciones previas.
En términos de dinámica regional, el crecimiento argentino sería más del doble del promedio latinoamericano (2,2%) y superaría a los grandes países de la región como Brasil, México y Colombia. Sin embargo, este avance responde en parte al fuerte retroceso de 2024 (-2,5%) y la normalización de variables como la inflación y el crédito.